Los dichos xenófobos del senador Miguel Ángel Pichetto todavía generan polémica. A pesar de los repudios de las comunidades de inmigrantes, sectores del gobierno nacional salieron a respaldarlo. El encargado de hacerlo fue ni más ni menos que el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj.

«Nosotros estamos de acuerdo con las declaraciones de Pichetto sobre la inmigración. En los últimos años, por responsabilidad de las autoridades anteriores, no se realizaron los controles que marca la ley», señaló el funcionario.

«Pichetto dijo que no se puede generalizar y que debe haber controles más firmes. Por ahí, la palabra resaca habría que sacarla… Nosotros decimos que no son buenas las generalizaciones ni la estigmatización. No se puede centrar nuestro problema interno de delincuencia en la inmigración», observó.

El jefe del bloque PJ-FpV en el Senado había pedido endurecer las políticas migratorias: «dejar de incorporar la resaca» de Bolivia y Perú.

Avruj anticipó que el Gobierno «fortalecerá los controles» con la intención de «cuidar a los inmigrantes» que llegan de «buena fe» al país y aseguró que el Gobierno Nacional está «de acuerdo» con la importancia que tiene la inmigración, pero observó que «en los últimos años ha venido mucha gente a instalarse con otras intenciones».

La sorpresa de la defensa del secretario de Derechos Humanos fue mayor tras sus propios dichos un día antes a la agencia de noticias Télam: “La violencia y el delito no tienen que ver con la inmigración”, había asegurado apenas 24 horas antes e informó que dialogó con el interventor del INADI, Javier Buján, para analizar el caso.

La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, por su parte, discrepó con su par de DDHH y rechazó las «actitudes xenófobas».

«No las comparto», dijo la ministra sobre las declaraciones de Pichetto. “Argentina es un país abierto», destacó Bullrich y aseguró que las personas que ingresen a nuestro país «tienen que ser personas que no tengan antecedentes penales», algo que «ya está contemplado en la ley migratoria», independientemente de la procedencia de los inmigrantes.

La funcionaria recalcó su postura contraria a que los migrantes «vengan a instalarse en Argentina como si fuese un vale todo» pero indicó que esta posición «vale para cualquiera, no solo para los países vecinos».

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