Ir al Sportivo Teatral es inmiscuirse en una poética singular, esa que hace que la sala de teatro y enseñanza que Ricardo Bartís fundó hace 30 años sea una marca registrada de la escena porteña. Con el teatro de Bartís, claro, sucede lo mismo. Autor de la trilogía deportiva La pesca, El box, El fútbol, y de la excepcional La máquina idiota por mencionar solo algunas de sus últimas creaciones, el dramaturgo construye su carrera con una mirada en el teatro clásico y otra en la experimentación y la creación colectiva.

Hace semanas estrenó Hambre y amor, basada en Hedda Gabler (1891) de Henrik Ibsen. «La pieza está considerada una obra de gran valor literario, pero que presenta enormes dificultades escénicas y teatrales», dice el director. La acción de la obra comienza cuando Tesman y Hedda vuelven de un largo viaje de bodas y rápidamente el aburrimiento existencial, sobre todo de la protagonista, empieza a hostigar a la pareja. La aparición de un examor de Hedda, la falta de proyectos propios y la mediocridad de su vida la conducen a la tragedia.

«En la adaptación, que es muy cercana a la original, se ha echado por la borda toda textualidad superficial y se han agregado algunas situaciones y parlamentos. Aceptamos la tonalidad dramática, sin parodiar, recurso tentador por la ‘sequedad’ del material, pero optamos por trabajar con los actores intensamente para sacarle el jugo a esos vínculos, intentando crear lenguaje», explica el director sobre el trabajo de construcción de la puesta.

Bartís también se ocupó de la distribución del espacio escénico, en el entrepiso de la sala donde sucede la acción. El fuera de campo de la entrada a una casa que se conecta con un pasillo aéreo que termina en la habitación donde se encuentran los personajes generan un vínculo íntimo y cómplice con el público y su ojo voyeur.

«La acción para nosotros ocurre en un desván y no en el living de la mansión de Hedda. Un desván, un altillo, apartado de los lugares ‘formales’. Esto fue propicio para que aparezca lo deforme, lo que se oculta. Un matrimonio sin amor, deudas impagables, la obligación de tener un ‘nombre’, de ser nombrado», dice el director sobre los aspectos que tuvo en cuenta al momento de situar la trama.

Estos y otros temas como la soledad, el inconformismo y una clase social insatisfecha y vacía tienen, para el dramaturgo, íntima relación con las problemáticas de la Argentina. «Se muestra a una clase social descerebrada, acostumbrada al consumo, aburrida, sin otro proyecto que lo propio. Es un cóctel explosivo que nos hace pensar en la Argentina. Como Hedda se dirige hacia la tragedia de manera inexorable, la Argentina se hunde. Idiotizados por la ficción de los medios, anestesiados, observamos el saqueo. Se trata de un plan de destrucción económico, que requiere una reconversión cultural», concluye. «

¿Cuándo?

Hambre y amor se presenta los viernes a las 21 y los sábados a las 21 y a las 23 en el Sportivo Teatral. Thames 1426.