En el fondo de una casa en Gualeguaychú, sede de la Fundación Donar en Vida –una ONG  dedicada a concientizar sobre la donación de sangre y médula–, un grupo de padres habla sobre el drama de tener un hijo con cáncer, sobre el drama de perderlo. Comparten el dolor y la esperanza y dejan en claro la necesidad de que toda una ciudad se una hoy en una marcha, a las 17, en la Grúa de los Galpones del Puerto, para repudiar la contaminación ambiental que, entre muchos desastres, también provoca muertes demasiado tempranas.

«Aunque mi hijo se haya curado, la lucha sigue. Vamos a estar en la marcha por los que partieron y los que todavía la están peleando», avisa Laura, la mamá de Bautista Morales, uno de los muchos chicos de Gualeguaychú diagnosticados con leucemia.

«A los dos meses de nacer Bauti –recuerda– los médicos lo internaron porque estaba amarillo. Al principio no me preocupé porque pensé que era común, pero después de un mes internado sin mejorar lo trasladaron al Garrahan. Lo primero que me preguntaron al llegar era si mi hijo tomaba agua de la canilla y si vivía en el campo. Después supe que los médicos sospechaban que podía ser leucemia, por la experiencia con otros chicos de Entre Ríos.» 

Los análisis confirmaron que Bautista, hoy de cinco años, padecía una leucemia linfoblástica aguda, que debió ser tratada de manera urgente con quimioterapia que, por suerte, dio resultado. «Hace dos semanas, los médicos me dijeron que tiene el alta provisoria, porque hay que esperar como seis años para la definitiva. Sólo toma una pastilla para las convulsiones, aunque los médicos me advirtieron que la enfermedad puede volver. De todas formas él está muy contento y me dice: Mamá, yo pude vencer al dragón del cáncer.»

Lisandro tenía seis meses cuando aparecieron los síntomas. Su historia es la misma que en la mayoría de los casos: un peregrinaje por guardias y consultorios hasta el diagnóstico final en Buenos Aires. «Mi hijo empezó con broncoespamos –cuenta Paola, la mamᖠy con dolor en las piernas. Al principio para los médicos era un tema respiratorio, después artritis, hasta que finalmente me dijeron que Lisandro tenía una bacteria en la sangre.» Harta de las diferentes opiniones de los médicos de Gualeguaychú, Paola decidió viajar a Concepción del Uruguay. El chico quedó internado 15 días. Le llenaron el estómago con antibióticos. «Me dieron el alta diciéndome que estaba curado, pero a los 15 días, mi hijo, que ya tenía más de un año y empezaba a caminar, no podía sostenerse en pie.»

 Lisandro volvió a quedar internado en Gualeguaychú, pero lejos de mejorar, empezó a tener fiebre y dejó de comer. Se decidió su traslado al Hospital Garrahan, aunque a la madre no le dieron los motivos. «Cuando llegué –dice Paola– vi a un montón de nenes peladitos. La verdad es que no me di cuenta de lo que podía tener Lisandro. Nunca me voy a olvidar que se me acercó una nena y me dijo: quedate tranquila, mamá, que cuando tu hijo empiece con el tratamiento se va a poner bien. Me quedó grabado.»

Los médicos aislaron a Lisandro, le hicieron una punción de médula y confirmaron que tenía leucemia. También le dijeron a la madre que su hijo tenía el 97% de la médula infectada y que si hubiese demorado un día más en llevarlo al hospital, no hubiese sobrevivido. «Tuve que quedarme en Buenos Aires, dejé a otra hija chiquita acá, pero por suerte hace un año que Lisandro entró en remisión. Sé que va a tener que soportar controles y punciones de por vida pero por suerte lo tengo conmigo. Yo le recomiendo a las mamás que no se queden quietas, porque los hospitales de acá te dan vueltas y no te dicen nada.»

A mi hija la mató la contaminación

El 12 de diciembre, Venecia va a cumplir tres años, pero todavía era un bebé de meses cuando Daniel y Miriam, sus papás, la llevaron al hospital local. «Tenía la panza dura y estaba muy blanca –recuerda Daniel–. Los médicos que la atendieron me dijeron que tenía caca en el intestino y que me quedara tranquilo.» Pero el hombre no hizo caso y llevó a su hija al Hospital de Niños de Paraná. «Al año y seis meses la diagnosticaron con leucemia y empezaron a tratarla. Los médicos me dijeron que hasta julio del año que viene va a estar en mantenimiento.»

Un día Malena apareció con moretones. En Entre Ríos no supieron decirle a Vanesa, la mamá, qué tenía su hija, así que la llevaron al Garrahan. Fue diagnosticada con aplasia medular severa, una enfermedad «prima» del cáncer. Murió al año de tratamiento. «La hematóloga –dice Vanesa– me explicó que la causa de la muerte fue ambiental. No sé si fue por los agroquímicos o por la pastera, pero a mí hija la mató la contaminación de Gualeguaychú.» «

La preocupación del municipio

El jueves pasado, en la Municipalidad de Gualeguaychú se realizó la primera reunión del Gabinete de Agua Potable. Buscan «garantizar las características del agua». La concreción del encuentro se aceleró luego de la nota publicada en Tiempo, que contaba que los vecinos de la ciudad evitan tomar agua de la canilla.

«La preocupación por el cáncer –explica Martín Piaggio, secretario de Desarrollo de Social y Salud de Gualeguaychú– es algo que venimos trabajando. Difundimos una etapa de un estudio sobre nuevos casos. Hay resultados que nos preocupan, pero el cáncer tiene una multicausalidad. Tenemos algunos tipos de tumores más altos que otros, pero salvo esos casos particulares, no es muy distinto a otras localidades. El cáncer tiene que ver con los modos de vida, la alimentación, el tabaquismo, el contacto con diversos compuestos.» 

–¿Se refiere al glifosato?

–Estamos atravesados por un modelo productivo que en el último tiempo se profundizó. No se puede aceptar que no pasa nada con el glifosato cuando hay muchísima evidencia científica que demuestra lo contrario. Nosotros intentamos ver cómo podemos interpretar lo que está pasando y resguardar a los vecinos. Necesitamos prevenirnos del riesgo al que estamos expuestos.

–¿Cuál es su postura sobre la marcha del domingo?

–Vivimos acá y conocemos los rostros de quienes sufren, esas sonrisas que no están. Esperamos dar desde el gobierno local una respuesta a esta problemática tan compleja. Nosotros acompañamos y vamos a marchar también el domingo.