Mañana, 24 de agosto, se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges (1899). Además, durante todo el año se conmemoran en la Argentina y en el mundo las tres décadas de su muerte, acaecida el 14 de junio de 1986.

Por eso, los homenajes se suceden en los lugares más inesperados comprobando una vez más que Borges es el escritor argentino más universal y en algunas circunstancias, el menos leído. Dicen que nadie es profeta en su tierra y así lo demuestra el homenaje que el gobierno de la Ciudad le ofreció en una estación de la Línea C de subterráneos en el que un inmenso ploter transcribía un poema que no le pertenecía y que, a simple vista, tenía más de libro de autoayuda que de escritura borgeana: «Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de quererte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad.» 

Quizá se lo conozca mejor en la India donde actualmente se lleva a cabo una instalación artística inspirada en uno de sus relatos más famosos, El Aleph, que comenzó ayer. «Hoy es sólo el evento inaugural de una serie de actividades que se prolongarán durante la semana para descubrir, revisar y disfrutar a Borges desde diferentes ángulos», le dijo a Efe la encargada de negocios de la embajada Argentina en la India, Georgina Fernández Destéfano, en el discurso de apertura que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Nueva Delhi.

La sala de exposiciones de ese centro está oscurecida y la salpican destellos de luz, reproduciendo escenográficamente el sótano de la vieja casa de la calle Garay donde se desarrolla el cuento. «Busqué desdibujar las fronteras entre fotografía y realidad», resumió el artista a cargo del trabajo, Achia Anzi, israelí que vive en la India y que cuenta para su instalación con la colaboración del actor Indio Varoon P. Anand.

El trabajo realizado cuenta también con imágenes de vallas publicitarias vacías «que al mismo tiempo se describen a sí mismas» como parte de la «crisis económica». Otro de los aspectos de la instalación son dos espejos enfrentados, una de la obsesiones borgeanas.

Además, habrá lecturas dramatizadas de El Aleph y otros cuentos como El libro de arena, se dictará el seminario La obra y pensamiento de Jorge Luis Borges, y también se ofrecerá un recital poético y la proyección de Invasión (1969), un film basado en un guión en el que colaboró el reconocido escritor.

Mientras tanto, también se organizan homenajes en Buenos Aires. En el CCK, por ejemplo, en la Terraza de la Sala Sinfónica, comenzó ayer y se prolongará hasta el domingo de 12 a 19 la Semana de la lectura de Borges. En ese lapso el público tendrá a su alcance una biblioteca borgeana transitoria y diversos invitados realizarán charlas informales que consistirán en el análisis del texto elegido por ellos mismos.

Entre otros participantes, Gonzalo Aguilar disertará sobre La muerte y la brújula el miércoles 24 a las 16:30 e Ivonne Bordelois acerca de Las ruinas circulares el jueves 25 a las 16:30. La actividad se enmarca en Borges. Ficciones de un tiempo infinito, muestra multidisciplinaria que ofrece novedosos abordajes a la obra del gran escritor, a través de instalaciones, fotografías, material documental y primeras ediciones.

Ya se pueden reservar lugares para las visitas guiadas de la muestra. La actividad es gratuita y las reservas son online. Las visitas se realizan los viernes a las 17 y sábados y domingos a las 15. La duración del recorrido es de una hora y el punto de encuentro es en el hall del segundo piso. Durante las mismas, los visitantes, reunidos en grupos de 25 personas, podrán recorrer las diversas obras y los ejes temáticos que propone la exposición.

A esta se sumó ayer la instalación En el cristal de un sueño de la artista Andrea Moccio. Se trata de un colchón de guirnalda blanca, de alturas variables, forma un laberinto de papel de seda, por el cual pueden circular los espectadores. «Al transitar por esta sala de La Gran Lámpara – informa el CCK– los espectadores podrán dibujar al pasar sinuosas formas orgánicas continuando las caprichosas configuraciones del papel.

La instalación se completa con una proyección que, apelando al recurso de la simultaneidad y la duplicidad, registra los trayectos trazados por los visitantes y los proyecta sobre un muro blanco, «duplicando las formas del laberinto y creando una ventana que amplía el panorama y que nos permite ver un reflejo un tanto inquietante de nosotros mismos». Para visitarla no se requiere reserva de entrada.