El amplio triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro en las elecciones del 7 de octubre pasado y la ventaja que parece irremontable que mantiene sobre Fernando Hadad para el balotaje del próximo domingo, habrían modificado la percepción de los brasileños sobre la democracia.

La mitad de los brasileños cree que hay alguna posibilidad de que haya una dictadura en el país. A la pregunta «Actualmente, ¿cree que hay alguna posibilidad de una nueva dictadura en Brasil?», el 31% de los entrevistados dijo que «sí, muchas», y el 19% «sí, un poco», según una encuesta divulgada por el prestigioso instituto de opinión Datafolha.

El resultado no deja de ser inquietante a una semana de la casi segura victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro para ocupar el palacio del Planalto.

Bolsonaro, un nostálgico de los tiempos de la última dictadura brasileña y firme defensor de la liberación de la venta de armas, se medirá el próximo 28 de octubre con Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), en el balotaje.

Según la más reciente encuesta, el polémico capitán de la reserva del Ejército ganaría con un 59% de los votos válidos frente al 41% que obtendría Haddad, heredero político del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El 42% de los encuestados considera que no hay ningún riesgo de que el país se convierta en un régimen dictatorial y el 8% restante no supo o no quiso contestar.

El primer punto a tener cuenta es que, según el instituto, el índice de electores que ven alguna posibilidad creció 11 puntos respecto de la misma pregunta realizada en febrero de 2014. Y otro dato significativo: el 5 de octubre, o sea dos días antes de la amplia victoria de Bolsonaro en primera vuelta, una encuesta demostraba que el 69% de los brasileños considera a la democracia como el mejor sistema de gobierno. Fue el índice más alto registrado desde 1989, en el año de la primera elección para la Presidencia de la República tras la dictadura militar cuando la encuesta se aplicó por primera vez.

Volviendo al sondeo más actual, la percepción del riesgo a soportar una dictadura es más alta entre los electores de Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores); el 75% de sus votantes cree que Brasil puede estar a las puertas de una nueva dictadura, pero lo preocupante es que el 65% de los votantes de Bolsonaro no descarta esta opción y el 22% considera que, en ciertas circunstancias, es mejor una dictadura que un gobierno democrático. Es el índice más alto registrado entre los votantes de todos los postulantes.

Brasil vivió una dictadura militar entre 1964 y 1985, y según esta encuesta, para la mayoría de brasileños (51% de los encuestados) el legado fue más negativo que positivo. Pero un 32% cree que los militares hicieron más cosas buenas que malas y un 17% no supo responder.

Estas no son las únicas conclusiones significativas del sondeo. Después del amplio triunfo de Bolsonaro en primera vuelta y diez días antes del balotaje, el 24% está de acuerdo con que el gobierno prohíba las huelgas, el 41% con que intervenga los sindicatos, el 33% con que proscriba a algún partido y el 23% con que censure medios de comunicación.

Pero eso no es todo, un 21% de los brasileños apoyaría cerrar el Congreso, un 32% defendería detener a sospechosos sin autorización judicial y un 16% estaría de acuerdo con la tortura para intentar obtener una confesión.

Los resultados de la encuesta, que tiene un margen de error de 2 puntos, se obtuvieron a partir de 9137 entrevistas realizadas entre el miércoles y el jueves de la semana pasada en 341 municipios del país.

En otro orden, y ya con la vista puesta en el próximo domingo, la justicia electoral brasileña resolvió el viernes abrir una investigación sobre las denuncias de que empresarios habrían comprado servicios de bombardeo masivo de noticias falsas por WhatsApp para beneficiar al ultraderechista Bolsonaro en la campaña presidencial. El Partido de los Trabajadores de Haddad había pedido horas antes al Tribunal Superior Electoral (TSE) en Brasilia «agilizar los plazos» para procesar su recurso interpuesto la víspera para pedir la investigación.

El caso estalló el jueves con la publicación de un informe del diario Folha de São Paulo sobre empresas que habrían comprado servicios para propagar mensajes en masa a favor de Bolsonaro, antes de que este ganara la primera vuelta del 7 de octubre con una ventaja mucho mayor a la prevista por los sondeos. Según el rotativo, una campaña similar estaría en marcha para esta semana.

El PT denunció esa práctica fraudulenta y pidió una investigación contra la campaña de Bolsonaro por «abuso de poder económico y uso indebido de medios de comunicación digital». En su decisión, el juez Jorge Mussi dio un plazo de cinco días a los implicados para presentar su defensa.

Sin embargo, rechazó las medidas cautelares pedidas por el PT para, por ejemplo, romper el secreto bancario de las empresas implicadas o hacer búsquedas y aprehensiones con vista a la obtención de pruebas.

Con este caso, Brasil entró en el radar de las tramas políticas tejidas con la ayuda de redes sociales, como ocurrió con las presidenciales en Estados Unidos, el referéndum de salida del Reino Unido de la Unión Europea o con el plebiscito sobre el acuerdo de paz en Colombia.

Bolsonaros

El 24% de los brasileños está de acuerdo con que el gobierno prohíba las huelgas y el 41%, con intervenir sindicatos.

El 33% avalaría que se proscriba a algún partido y el 23% con que censure medios de comunicación.

Un 21% apoyaría cerrar el Congreso, un 32% defendería detener a sospechosos sin autorización judicial y un 16% avalaría la tortura para obtener una confesión.