Luego del polémico elogio de la cerveza artesanal que hizo el primer candidato a senador por la provincia de Buenos Aires de Cambiemos, Esteban Bullrich, proponiéndola como salida laboral durante una visita proselitista a La Matanza, uno de los distritos más castigados por el cierre de industrias y la pérdida de empleos, el CONICET sorprendió con un anuncio en línea con las veleidades emprendedoristas del exministro de Educación: la firma de un convenio de cooperación entre el Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC), dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional del Comahue, y la fábrica marplatense Antares, que produce la cerveza artesanal más vendida en el país.

Según el acuerdo divulgado el martes pasado en la página institucional delCONICET, IPATEC «brinda asistencia técnica para la implementación de herramientas de análisis microbiológicos en el laboratorio de calidad de la empresa; a su vez, Antares se compromete a recibir recursos humanos del Instituto, específicamente del grupo de Microbiología Aplicada, Biotecnología y Bioinformática de Levaduras, para que se entrenen en las tareas de la fábrica.»

En rigor, el convenio ya se concretó y cumple a rajatablas con el criterio de funcionamiento que pretende la nueva gestión para el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, a partir de la transferencia tecnológica del sector público al privado. «No hay nada oscuro. Es ida y vuelta –asegura Diego Libkind Frati, licenciado en Ciencias Biológicas, director del IPATEC y él mismo especializado en biotecnología de levaduras de ambientes naturales–. Antares nos pidió que los ayudemos a ampliar sus métodos de control de calidad microbiológica, que es algo que rutinariamente hacemos en el laboratorio para los productores cerveceros. El tema de la incidencia de la contaminación microbiológica es central para la calidad de las cerveza, porque afecta aroma y sabor. Una becaria doctoral, Mailén Latorre, hizo una pasantía en la empresa, capacitándose en la toma de muestras en fábrica. No hubo contraprestación económica pero Antares cubrió viaje y estadía.»

Uno de vacaciones y otro de viaje, Tiempo procuró pero no pudo comunicarse con Leonardo Ferrari, brewmaster y uno de los creadores de Antares, ni con su socio Pablo Rodríguez. Lo cierto es que, explica Libkind, sí hubo luego una donación de la firma que se utilizará en la construcción del nuevo Centro de Referencia en Levaduras y Tecnología Cervecera (CRELTEC), que el IPATEC proyecta construir en San Carlos de Bariloche, «que permitirá la incorporación de nuevas líneas de investigación y servicios para ofrecer al sector productivo». Así, la ciencia aplicada apoya los dichos de Esteban Bullrich y se convierte en aliada de los emprendimientos cerveceros. «