«Los trabajadores de prensa no podemos seguir siendo blanco de las fuerzas de seguridad», expresa el documento bajo el cual el miércoles por la mañana se reunieron los fotoperiodistas frente al Congreso pidiendo garantías para desarrollar su trabajo con normalidad. 

«Exigimos el respeto al derecho constitucional a informar y ser informado, pero sobre todo exigimos el cese de las hostilidades que las fuerzas de seguridad parecen haber desatado para impedir la tarea de la prensa. Responsabilizamos al gobierno por las heridas recibidas por nuestros colegas, y exigimos el cumplimiento cabal de sus obligaciones para preservar la libertad de prensa y la integridad de los trabajadores que cubren la protesta social». 

La acción se realizó con la presencia de una enorme cantidad de reporteros gráficos de diferentes medios de comunicación, luego de haber sufrido represión por parte de las fuerzas de seguridad los días 14 y 18 de diciembre. 

El 20 de diciembre de 1982 un grupo de fotógrafos organizó un “camarazo” frente a la Casa Rosada pidiendo que no los golpeen más. Durante ese año, el gobierno había ejercido una violencia inusitada sobre los fotoperiodistas mientras desempeñaban su trabajo en las protestan que hubo durante el año. Treinta y cinco años después, y dentro un gobierno democrático, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina se vio obligada a realizar una nueva alerta acerca de los últimos ataques a la prensa. 

“Nos parece que desde el 1 de septiembre durante la Marcha por Santiago Maldonado, donde compañeros y algunos asociados fueron heridos y otros tantos detenidos cambió algo en relación a quienes cubrimos estas manifestaciones populares”, dijo a Tiempo Argentino, Daniel Vides presidente de Argra.

“En estos días de diciembre fue más claro aún: en dos días tenemos más de 20 heridos de las cuales cuatro o cinco son heridas cortantes en la cabeza que podrían ser de piedras, por ejemplo, pero el resto son balas de goma”, agregó el fotógrafo.

“El policía me miró y me disparó a medio metro”, contó Pablo Piovano el jueves 14 luego de haber recibido diez balazos de goma durante la represión policial a manifestantes. El caso no fue el único en esos días. 

“Nosotros sabemos que hacemos un laburo en situaciones riesgosas y que te puede pasar algo, pero hay relatos de compañeros como Piovano que está fuera de la situación de pleno conflicto y te ven con la cámara en la mano y una credencial colgando y les disparan al cuerpo”, comentó Vides.

En febrero de 2016, Patricia Bullrich anunciaba el “corralito de prensa” que aparecía esbozado en el borrador del protocolo antipiquetes donde se anunciaba que los periodistas iban a tener designada una zona desde cubrir las manifestaciones. En su momento recibió el repudio de SipreBA y Argra y luego se dio marcha atrás con la medida.

En ese sentido, Vides relaciona los últimos sucesos con esa situación. “Nosotros lo asociamos con el corralito a la prensa que no pudo ocurrir formalmente pero acá, evidentemente uno tiene que poner en riesgo su cuerpo para cumplir su trabajo, es complicado. Es parecido a un corralito de hecho. Los que nos está pasando es un poco eso, es que nos sentimos objetivo de represión, ahora desde qué nivel no lo sabemos”, afirma. “Estamos denunciando que son compañeros heridos directamente por la policía, ellos les dispararon, no es que quedaron en medio de fuego de dos grupos enfrentados”.

Los integrantes de Argra y demás reporteros expresaron su preocupación generalizada ante una situación totalmente nueva para ellos como profesionales.

Los ataques a este nivel no tienen antecedentes. “Ni en 2001 ocurrió esto. Hubo algún desmadre al comienzo de la represión, se hizo un amparo ante la Justicia que intervino pero no lo sentíamos dirigido hacia nosotros. Ahora pareciera que alguien o algunos quieren que no hagamos fotos que no registremos lo que pasa, pero claramente nos disparan”.

En ese sentido, Vides también hizo alusión al pedido de Germán Moldes de revocar el sobreseimiento a trabajadores de prensa que fueron detenidos el 1 de septiembre. “Además se pidió que quien fuera detenido en una protesta social no fuera excarcelable. No me quiero imaginar si alguno de nuestros colegas quedara detenido… Es decir, no sólo seríamos reprimidos si no también quedaríamos en prisión, significaría que la periodística sería una tarea imposible”.

El motivo

Como reportero gráfico, la sensación es que se impida la posibilidad de informar. “Sentimos que están impidiendo que cumplamos con nuestro trabajo que es también contarle a la gente lo que sucede. Argra sigue entregando material para las causas del 19 y 20 de 2001 y ni hablar de Kosteki y Santillán donde las fotos de los colegas hicieron posible que se cuente lo que realmente había pasado. Estamos ahí para eso, entiendo que eso incomode pero me parece que está claro que no es un policía violento o que se volvió loco. Acá son muchos casos y desde diferentes fuerzas”.

En cuanto a la cantidad de heridos y agredidos, Vides comenta, “lo otro terrible que nos pasó fue que no tenemos cerradas las listas de compañeros heridos porque hay una naturalización de los hechos de violencia y tenemos que romper con eso”.