No lo vieron venir. El oficialismo parlamentario sabía que la oposición iba a utilizar la Cámara de Diputados como caja de resonancia para instalar y debatir los aumentos de tarifas, sin embargo calculaban que esa estrategia avanzaría recién después del Mundial con el impacto de los nuevos cuadros tarifarios ya sobre los bolsillos. 

Hace apenas una semana, fuera de micrófono, una de las principales espadas parlamentarias de Cambiemos expresó esta visión ante un grupo de periodistas acreditados. Claro que no contaba con el efecto que provocaría en la oposición el pedido de informes sobre tarifas y servicios públicos que presentó la oficialista Elisa Carrió. «Eso aceleró todo», confiesan con fastidio en el interior del interbloque que conduce Mario Negri. 

Mañana el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, y el Secretario de Energía, Juan José Aranguren, pondrán en marcha las negociaciones con los gobernadores y los ministros de Energía de cada provincia. El objetivo será frenar, o en el peor de los casos demorar, el tratamiento en el Congreso de los proyectos vinculados a las tarifas. 

En caso de que Frigerio logre su cometido la posibilidad de que la oposición fuerce una sesión para debatir sobre los aumentos de tarifas se desvanecerá.

Sin embargo, desde la conducción del bloque del Frente para la Victoria le confirmaron a Tiempo que volverán a pedir una sesión especial para el próximo miércoles. La solicitud formal ingresará la semana que viene, por lo que aún no está claro qué bloques acompañarán el pedido en esta oportunidad. 

Desde el interbloque Argentina Federal aseguran que «esperarán hasta último momento», pero por ahora han decidido poner en práctica junto con el Frente Renovador los resortes parlamentarios tradicionales. Por eso, conscientes de la imposibilidad de conseguir los dos tercios necesarios para aprobar los proyectos sin dictamen, convocaron a un plenario de las Comisiones de Obras Públicas y Defensa del Consumidor para el martes a las 18 horas. 

Lo cierto es que, más allá de lo que puedan avanzar las iniciativas en estás comisiones, cualquiera de los textos deberá esperar el dictamen de la Comisión de Presupuesto y Hacienda que conduce el oficialista Luciano Laspina y que Cambiemos mantendrá cerrado a la discusión. 

El escenario muestra que, más allá de lo intentado el miércoles pasado, las estrategias de los principales bloques opositores siguen siendo distintas y que la puja por capitalizar un tema sensible como las tarifas complejiza la posibilidad de un acuerdo circunstancial. 

Por eso, más allá de la diferenciación en cuanto a las estrategias, desde el peronismo que responde a los gobernadores no descartan bajar al recinto el próximo miércoles. «Lo evaluaremos la semana que viene», dijeron a este diario.

El miércoles pasado la oposición desaprovechó una oportunidad, que intentará volver a generar. Esta vez el escenario será más complejo porque el oficialismo ya trabaja para controlar tanto el desarrollo del debate como los daños posibles. La falta de conducción clara y los intereses cruzados hicieron inalcanzable el quórum para habilitar el debate pese a tener a priori la cantidad de diputados necesarios. Sin embargo, los 128 presentes (a tan sólo 1 de conseguir quórum) preocuparon al oficialismo que ve en esa conjunción opositora circunstancial un germen que pude crecer y complicar la próxima campaña electoral.

Más allá de los recaudos y el trabajo del oficialismo para mantener divididas a las facciones del peronismo que conviven en el Congreso, lo cierto es que tanto el kirchnerismo como el sector que responde a los gobernadores, que ya incluyó al massismo, han decido recorrer caminos distintos para abordar el tema tarifas. La razón es sencilla. Ambos comparten el mismo objetivo: capitalizar el costo político que pague el gobierno.  «