El pedido de audiencia virtual que le presentaron al presidente Alberto Fernández los jefes parlamentarios de Juntos por el Cambio, junto a la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, no generó el efecto esperado dentro de la alianza opositora. En medio de las duras disputas internas que se agudizaron esta semana entre radicales, lilitos y macristas sobre el perfil crítico que deben adoptar para enfrentar la pandemia, el pedido apuntaba a ordenar esas luchas intestinas, pero en las primeras horas de su envío a la Casa Rosada la iniciativa aumentó los tironeos y desnudó la fragilidad del conglomerado opositor ante el debate que se avecina: cómo salir de la cuarentena y qué medidas económicas aplicar para mitigar sus consecuencias.

Dentro del bloque de diputados del PRO, que conduce el exministro bonaerense Cristian Ritondo, las quejas superan a las valoraciones. «No sabemos qué propuestas le quieren llevar al Presidente, porque Bullrich no nos consultó y los jefes de los otros bloques lo hablaron con ella, no con nosotros», lamentó un importante integrante de la bancada macrista. Con la agudización de las dificultades económicas por la segunda fase de la cuarentena creció la desconfianza íntima con los movimientos de la exministra de Seguridad. Algunos creen que «se corta sola» porque utiliza su rol en el partido para hacer lobby con el objetivo de beneficiar a empresas y bancos. Esa sensación desembocó en el silencio que eligieron distintos diputados y senadores opositores este viernes, luego de las extensas colas de jubilados que se agolparon en bancos de todo el país por las fallas operativas en una planificación adecuada para evitar riesgos de contagio de la población más vulnerable al virus.

El tono es similar en la Coalición Cívica, cuyo bloque en la Cámara Baja es conducido por Maximiliano Ferraro. Este viernes presentaron un pedido al presidente de la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, encabezada por el santafesino Marcos Cleri (FdT), para analizar los 15 decretos de necesidad y urgencia (DNU) que firmó el Presidente desde el inicio de la pandemia: es la señal que esperaba el oficialismo desde que tuvo que implementar el congelamiento de alquileres por el mismo instrumento ejecutivo y sin sancionar una ley en el Congreso.

Pocas horas después del ingreso del pedido en mesa de entradas, la conducción de Juntos por el Cambio apoyó la iniciativa públicamente, pero la solicitud que le llegó a Cleri sólo tiene la firma de los diputados lilitos, porque «el ala dura» de la alianza tampoco acordaba con esa solicitud. El Frente de Todos tiene mayoría en esa bicameral y quiere activar esa instancia para darle respaldo político desde el Congreso a esos decretos que, en gran parte, contienen la aplicación de todos los paliativos económicos que rigen desde la declaración de la emergencia sanitaria.

En bambalinas, detrás del fuego cruzado, el que celebró la llegada del pedido para avanzar con el tratamiento de los DNU es el titular del cuerpo, Sergio Massa. Esos hilos comunicantes entre oficialismo y oposición no son menores, porque sobrevivieron luego de una semana donde Bullrich, con el apoyo del expresidente Mauricio Macri, intentó cortarlos o reducirlos a su mínima expresión para evitar que su base electoral se siga diluyendo en medio de la crisis. En el medio de esas posiciones se movió el radicalismo, con el cordobés Mario Negri a la cabeza, que también cuestiona las posiciones de Bullrich pero acordó con ella presentar el pedido de audiencia.

Las descoordinaciones internas de la alianza para mostrar unidad en el Congreso corren en desventaja frente al jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, que mantiene un diálogo casi cotidiano con Fernández, con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y también con la fundadora de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que esta semana lo respaldó públicamente y tildó a Bullrich de «oportunista» por promover los cacerolazos. El alcalde también posee una estrecha relación de amistad con Massa. El peso de esos contactos en medio de la crisis es «la mesa real de coordinación, que no necesita de audiencias virtuales para acercarle propuestas al Presidente, porque quien se las formula diariamente en nombre de la oposición es Larreta», confió un alto funcionario porteño. En la Casa Rosada dudan de que el Presidente acepte ese pedido de audiencia:»Implicaría abrir una interlocución paralela a todas las que ya mantenemos con el gobierno porteño, con los gobernadores radicales y en el Congreso».

El ala dialoguista del PRO sostiene que no han cambiado su rol opositor, sino que Bullrich ha perdido poder y por eso redobla la apuesta. «Las viudas del poder son así y por eso lanza tanta pirotecnia», disparó un miembro de la conducción partidaria, aunque no pudo precisar la posición de su fuerza política sobre los despidos y suspensiones que ya comenzaron a aplicar distintas empresas. Ese punto, posiblemente desde esta semana, agudizará las diferencias internas en la coalición.

Un macrista de diálogo cotidiano con Larreta asegura que el alcalde no esconde sus críticas, pero negocia sin Bullrich. «Seguimos pensando que es un gobierno que no venía bien y que ya se había comido cien días sin saber su política económica, de relaciones exteriores, ni de presupuesto. Así llegamos a marzo y aparece la pandemia en donde el gobierno actúa y reacciona bien. Ahora estamos ante el crecimiento de la figura del presidente, que se siente cómodo majenando la crisis, nosotros lo acompañamos, pero necesitamos saber cuál es el plan económico cuando termine la cuarentena», confió la fuente para reflejar el planteo que Larreta le formula al presidente cuando hablan de política, es decir, cuando tienen que agarrar el teléfono rojo para atajar los penales diarios que impone la gestión de la cuarentena. En esa mesa piden cautela, porque aseguran que todavía falta un largo trecho para dimensionar el alcance de la pandemia y la crisis económica que provocará cuando amaine, si es que lo hace.