Guido Sandleris se pintó la cara y se prepara para la guerra. El presidente del Banco Central anunció que dará batalla al dólar si se anima a superar los $ 51,45, línea que defenderá hasta fin de año. Se trata de una decisión más a tono con el paquete de medidas de emergencia que lanzó el gobierno que con la ortodoxia que el exprofesor de la Universidad Torcuato Di Tella mostró desde que asumió su cargo, hace seis meses.

La drástica resolución se esconde detrás del congelamiento de la banda cambiaria. Los límites inferior y superior de esa banda, que se venían actualizando para no quedar desfasados con la inflación (primero al 3% mensual, luego al 2% y en la última semana al 1,75%), se mantendrán sin cambios hasta fin de año para continuar con la contracción monetaria y «reforzar el proceso de desinflación».

Lo que se plantea es la decisión política de apurar el uso de reservas para pulsear con el mercado. En la calle Reconquista parecen haberse convencido de que postergar la intervención no ayudará a anclar los precios y sólo alienta presiones devaluatorias. Para eso y ante el rechazo del Fondo Monetario Internacional a vender divisas antes de que el dólar salga de esa franja (del que este diario dio cuenta hace una semana), se usó el atajo de dejarla fija hasta diciembre.

A pesar de esa premura política, la pelea demorará un par de meses en comenzar. Sucede que al fin llegó la oferta de dólares: empezó la liquidación de exportaciones de origen agrícola y también las ventas del Tesoro (U$S 60 millones por día) para cubrir necesidades presupuestarias. El combate de fondo podría arrancar en junio, cuando se empiecen a agotar los agrodólares.

¿Y la teoría?

La necesidad electoral de un dólar barato choca con el tipo de cambio flexible que el Fondo exige para ajustar la cuenta corriente, la que refleja el flujo de divisas entre el país y el resto del mundo. La devaluación de 2018, según la entidad, ayudó a reducir el déficit de esa cuenta del 5,4% del PBI el año pasado a una previsión del 2% para 2019. Sin la actualización por inflación, si el Central sale a fijar el dólar lo hará a un precio artificialmente bajo.

El último informe de política monetaria del BCRA certifica que el tipo de cambio multilateral (el que compara el peso con las monedas de los países de mayor flujo comercial con la Argentina) cayó un 14% desde septiembre. Si sigue descendiendo, la balanza comercial y los ingresos fiscales por derechos de exportación se verían afectados.

Un informe de la consultora Ecolatina también advirtió del posible retraso del dólar. «Congelar las bandas acotaría la volatilidad y la inflación, a costa de un mayor atraso cambiario», afirma. Luego pronostica: «Proyectamos que la divisa tocará el techo (ajustado) de la zona de no intervención durante la previa electoral, pero no lograría traspasarlo de manera permanente».

Dolarización

Para las urgencias oficiales, esas inconsistencias macroeconómicas son detalles. Lo que importa es frenar una eventual corrida cambiaria. Sandleris es optimista. «Buena parte de la dolarización preelectoral prevista ya ocurrió. No puede volver a ocurrir», dijo en su conferencia de prensa del último martes.

Para el Central, el problema es que con estas reglas de juego no podrá usar su poder de fuego antes de que el dólar suba un 23% desde los $ 41,78 del cierre del miércoles. Y eso podría disparar aun más la inflación. «Esa devaluación del 20% haría crujir el acuerdo de precios, implicaría un costo fiscal muy grande para mantener el congelamiento de las tarifas (poniendo en riesgo la meta fiscal pactada con el FMI) y generaría un deterioro del consumo y la inversión», tuiteó Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz. Por lo pronto, después del anuncio el dólar futuro para diciembre quedó en $ 58,50, lejos de los deseos oficiales. «