En octubre de 2015, en vísperas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales que al cabo consagrarían a su «amigo del alma», las acciones de Caputo SAICF, la constructora familiar que hasta esta semana comandaba Nicolás «Nicky» Caputo, valían 6,70 pesos. Dos años después su valor llegaba a $ 33,90. Se había quintuplicado, a la sombra del favor oficial del que goza uno de los principales contratistas de obra pública de la era Cambiemos.

Esta semana, la empresa insignia de los Caputo, con 75 años de historia y más de 500 obras ejecutadas, cambió de manos, pero el grupo comprador también tiene vínculos inocultables con el oficialismo.

La nueva dueña de Caputo es TGLT, la corporación especializada en desarrollos inmobiliarios que comanda Federico Weil, que adquirió poco más del 82% del paquete accionario de la constructora, y anunció una próxima oferta pública para quedarse con el 100% del remanente de acciones ordinarias de la empresa que quedan en el sector bursátil. Creada en 2005, TGLT es un jugador muy fuerte en el sector del real estate, que con esta compra se vuelca también a la construcción de grandes obras de infraestructura, apuntando, como ya anticipó Weil, a las inversiones PPP (Programa de Participación Público-Privada), la modalidad con la que el gobierno busca financiar obra pública con fondos privados. 

El vicepresidente de TGLT es Darío Lizzano, cuyo fondo de inversión, PointState –con participación en Pampa Energía, YPF, Banco Macro y otras empresas–, adquirió hace 15 días, asociado en la firma Genneia a la familia Brito, uno de los parques eólicos que empresas vinculadas al grupo Socma (es decir. Macri) habían comprado antes a la española Isolux, generando una extraordinaria ganancia que terminó con el presidente denunciado por tráfico de influencias, negociaciones incompatibles y uso de información privilegiada.

Son épocas de capitalización para Caputo, que desde la asunción de Mauricio Macri como presidente registró ganancias netas por 143,8 millones de pesos, además de aprovechar el programa de Sinceramiento Fiscal que le permitió blanquear otros 465 millones. Ahora, por la venta a TGLT le ingresa un total de 109 millones de dólares, que Nicky distribuirá entre sus hermanos Jorge Antonio y Mónica, sus sobrinos (hijos del fallecido José Luis Caputo) y su excuñado Roberto Gustavo Vázquez: a título personal, Nicolás poseía apenas el 19,56% del emporio familiar. «