Sentado en cuarta fila, flanqueado por su amigo personal Jorge Taiana, el legislador porteño Carlos Tomada presenciaba la exposición de Cristina Fernández en la sala Jorge Luis Borges de la Feria del Libro. De pronto, escuchó su apellido. La oradora alzaba el cuello y hacía el gesto de buscar a alguien con la mirada. Mientras comprobaba que Tomada estaba allí mismo en el salón, Cristina volvió a nombrar a su exministro de Trabajo, titular de esa cartera durante los tres gobiernos kirchneristas. La expresidenta reveló entonces una anécdota. El trasfondo de un fragmento de su libro Sinceramente. Se trata de un apartado en el que recuerda que al asumir Néstor Kirchner el Plan Jefes y Jefas de Hogar abarcaba a 2,3 millones de personas mientras que al retirarse ella del gobierno, el 9 de diciembre de 2015, 250 mil argentinas y argentinos formaban parte de los programas Ellas Hacen y Argentina Trabaja. CFK pretendía dar un ejemplo de las incomprensiones históricas que muchas veces afectan a los gobiernos tildados de «populistas». Y para eso dio otro dato: que hoy, con la gestión de la ministra Carolina Stanley, el número de planes sociales supera con amplitud la cifra del final de su segundo mandato.

Un día después de la presentación del libro de CFK, Tomada revive la escena con visible buen humor. Se lo nota orgulloso. Sus colaboradores dicen que fue un reconocimiento. Nadie lo podría desmentir. Desde el ventanal de su despacho del tercer piso de la Legislatura se observa un panorama perfecto de la Plaza de Mayo. Más allá se ve la Casa Rosada. En las respuestas del abogado laboralista que conoce a Cristina desde la conformación del Grupo Calafate, en los finales de la década del ’90, se cuela una previsión optimista sobre el futuro de la oposición.

Tras 12 años al frente del Ministerio (rebajado a Secretaría por Cambiemos), podría decirse que Tomada conoce como pocos la gestión estatal de las relaciones laborales. Como todos los dirigentes del kirchnerismo, el legislador suele definirse como parte de un proyecto colectivo. En los últimos años se involucró de lleno en los debates ligados a la Ciudad de Buenos Aires. Incluso estaría pensando en competir por una candidatura que represente a la población de la CABA. Para Tomada, la oposición porteña está ante la oportunidad histórica de destronar al macrismo en el distrito que lo vio nacer.  Pero, para eso, advierte, es imprescindible realizar unas PASO para todos los cargos electivos, sin excepciones.

–En la Feria del Libro Cristina dijo que el «contrato social de la ciudadanía», al que convocó, tiene que tener como prioridad la generación de empleo. ¿Cómo crear trabajo con las limitaciones presupuestarias y los vencimientos de deuda con los que deberá coexistir el próximo gobierno?

–Cristina no sólo habla de los 2,3 millones de Planes Jefes y Jefas de Hogar que había cuando Néstor Kirchner recibe el gobierno sino que además señala claramente cómo esos planes se fueron transformando en un puente hacia el empleo formal. Porque esos 2,3 millones de beneficiarios del Jefes y Jefas de Hogar, un plan de contención, se transformaron en parte de la política de empleo. Y en reactivación económica. A medida que cada uno de ellos se incorporaba al trabajo cobraba unos meses más el Jefes y Jefas de Hogar y luego pasaba a cobrar su salario con sus descuentos, con sus beneficios, con sus derechos. Esa fue la transformación de ese momento. Ahora, para salir de la crisis se necesita, en primer término, poner en marcha una economía devastada a partir del mercado interno. Con una política de ingresos activa, en la que recupere centralidad la generación de empleo.

–Cristina dijo que el kirchnerismo, a pesar de ser acusado de «populista», redujo la cantidad de planes sociales desde la asunción de Kirchner hasta el último día de ella, en 2015…

–Nuestro objetivo fue la generación de empleo. En nuestra época había una consigna que era «ni palos ni planes». Ni palos, porque no reprimimos a ningún movimiento social, ni planes, porque queríamos transformar los planes sociales en trabajo. Lo que hizo Cambiemos precisamente con los planes sociales es contener a todos los argentinos y argentinas que ellos mismos, con sus políticas, están tirando a la pobreza.

–Roberto Lavagna sugirió que para recuperar empleo hay que tener una nueva legislación, moderna. Esa frase suena a concretar una Reforma Laboral, uno de los puntos del acuerdo de 10 puntos que promueve el gobierno.

–Los dos puntos más importantes de todo este conjunto de lugares comunes son el 8 y el 5. Que se corresponden con la Reforma Previsional y la Reforma Laboral. Que son los dos temas que hoy, dada la actual correlación de fuerzas, no pueden sacar. Quieren llevar el papel firmado a quien manda hoy en la economía argentina: el FMI.

–En materia previsional ya lograron imponer algunas reformas, como el cambio del coeficiente de actualización de haberes, que perjudica a los jubilados.

–Claro. Y también han conseguido flexibilidad de hecho en la propia sede de los establecimientos, sin ninguna ley que lo establezca exprofeso.

Usted señala que es imperioso realizar una gran PASO de la oposición porteña para todos los cargos electivos. ¿Se imagina compitiendo en esa primaria?

–Podría darle una respuesta «de casete» en la que sin embargo yo creo. Yo formo parte de un espacio político que todavía no ha tomado esas definiciones. Pero si la pregunta es si yo quiero estar en la conversación, yo quiero estar en la conversación.  Todos los que participamos en la política electoral de la Ciudad, sobre todo la oposición a Cambiemos, tenemos que comprometernos en revalidar los títulos a través del voto. La oportunidad es demasiado grande como para que entremos a competir a partir de presupuestas  que no se correspondan con efectivas representaciones. «