Estos últimos días fueron una muestra de hasta dónde España está inmersa en una crisis de difícil pronóstico. Por un lado, siguen las disputas en torno a la designación del presidente de la Generalitat, en vista de que el nombramiento de Carles Puigdemont cada vez parece más lejano por las chispas que produce no sólo con Madrid sino ahora entre los soberanistas. Pero al mismo tiempo dos hechos marcan la situación económica y política que se vive en la península: por primera vez un monarca asiste a un ámbito donde la dirigencia de los distintos países acude a seducir inversores, como es el Foro de Davos. Por el otro, los trabajadores de la automotriz PSA de Zaragoza aprobaron a regañadientes una reducción de beneficios para que el modelo Opel Corsa se produzca en esa región y no en cualquier otra de las plantas que la firma francesa tiene en el exterior, incluida la Argentina.

El Parlament catalán, con mayoría de diputados independentistas y comandado por Roger Torrent, tenía previsto investir del cargo más alto en el gobierno a Puigdemont, pero a última hora decidió posponer la designación por las diferencias entre los socios soberanistas y ante las amenazas del Tribunal Constitucional y del gobierno de Mariano Rajoy frente este nuevo desafío. Felipe Borbón, en tanto, estuvo en Davos para destacar la estabilidad que ofrece su comarca. Habló de Cataluña, claro, pero resaltó las ventajas de invertir en un país que a pesar de tremenda crisis económica como la que se esparce por Europa, curiosamente, no tiene expresiones ligadas al racismo y a la extrema derecha, como ocurre en Francia, Italia y la misma Alemania.

Rajoy, el habitual representante español en esas lides, aparece como deslegitimado porque no puede resolver de modo razonable la cuestión catalana, pero también por los procesos por corrupción que envuelven al PP. 

La controversia con los independentistas, en tanto, hace olvidar que si el reclamo popular no se enfoca en la xenofobia, en gran medida es porque hubo una oferta de centroizquierda como la de Podemos, que resulta peligrosa tanto para los tradicionales PSOE y PP como para muchos de los dirigentes soberanistas de Cataluña. Por eso la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, viene sufriendo el bloqueo de los partidos tradicionales que por segunda vez le quitaron apoyo para aprobar el presupuesto. También la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, padece el embate de los partidos del régimen, que no quieren dejar ingresar al sistema a una agrupación que perciben demasiado cercana a los populismos latinoamericanos. 

Como sea, detrás del fracaso de la investidura de Puigdemont subyace la dificultad para articular un frente sólido entre Junts per Catalunya, el partido del ahora exiliado expresidente, la clasista CUP y ERC, la organización a la que responde Torrent. 

Oriol Junqueras, el titular de ERC y preso tras la declaratoria de independencia de octubre pasado, propuso que para no continuar el entredicho con el gobierno central, podría aplicarse una fórmula que implicara un presidente no cuestionado desde Madrid pero con Puigdemont como el líder real. Algo así como «Fulano al gobierno, Puigdemont al poder.» El candidato por ahora único, con pedido de captura, evadió la cárcel porque fue a Bruselas a plantear su caso ante las autoridades europeas y allá prefirieron lavarse las manos. Si vuelve a España quedaría preso. Eligió alquilar una residencia en Waterloo, Bélgica, donde Napoleón disputó la batalla final de su carrera. 

Mientras tanto, los trabajadores de Opel en Figueruelas aprobaron por una módica diferencia el preacuerdo de convenio colectivo entre PSA y los sindicatos. Votaron 4959 sobre un plantel de 5760, 2897 lo hicieron a favor del nuevo pacto laboral contra 2008 que lo rechazaron. Casi medio millón del Corsa, que la firma francesa compró con el paquete de la filial europea de Chevrolet hace seis meses, saldrá de Zaragoza para felicidad del Borbón. «

Las víctimas de una estafa piramidal siguen reclamando después de 12 años

Los estafadores se alzaron con casi 5000 millones de euros. Uno de ellos se cambió el rostro y tiene conexiones con la familia real española.

«Manos arriba, esto es un atraco», gritaba un nutrido grupo de víctimas de Forum Filatélico y Afinsa, dos empresas intervenidas hace 12 años que dejaron un tendal de 460 mil familias que perdieron todos sus ahorros en una aventura que prometía ganancias seguras con sellos postales. Recorrían, como hacen regularmente, el frente del edificio del Congreso de los Diputados, en Madrid, donde no se privaban de gritar, también, «políticos y banqueros, ladrones y embusteros». Culpan tanto al PSOE –gobierno en aquel entonces– como al PP por no haber custodiado la transparencia de una operación que resultó un esquema piramidal del que, como ocurre con este tipo de aventuras, se enteraron cuando ya era demasiado tarde. Según el portavoz del grupo Afectados por Forum Afinsa, Luis Alvero, las autoridades deberían haber rescatado a las víctimas de las dos instituciones ya que un fallo del Tribunal Supremo español calificó a las operaciones que realizaban como de carácter financiero. Si inspeccionan a los bancos y luego los salvaron, es el razonamiento, por qué no hacerlo en este caso. Pero tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Mariano Rajoy eligieron la vía de barrer debajo de la alfombra. 

Insistentes, los manifestantes prometen que hasta el fin de sus días pedirán que alguien se haga cargo de devolverles aunque sea parte del dinero que pusieron. Por lo pronto, los directivos de Forum y de Afinsa fueron sentenciados a cárcel y a devolver un total de casi 5000 millones de euros. Pero aseguran que son insolventes y de todos modos, mediante chicanas vienen esquivando las rejas. Forum operaba desde 1978 y Afinsa desde 1980. Daban más intereses que los depósitos bancarios, basados en las ganancias por el incremento en los valores de las estampillas. Luego se diversificaron a otros bienes tangibles. Detrás de la estafa está José Manuel Llorca Rodríguez, uno de los delincuentes más buscados por la policía, según la información oficial. Pero nadie tiene fotos del hombre que, todo indica, es un cerebro en blanqueo de capitales y artimañas non sanctas para hacer dinero a raudales sin demasiado esfuerzo. «