Llega el tiempo de las definiciones. El próximo viernes cuando se reúna el Comité Central Confederal en el salón Felipe Vallese del histórico edificio de la calle Azopardo no habrá más lugar para especulaciones. La CGT tendrá que fijar una posición más allá de lo discursivo frente a la negativa sistemática del gobierno de no atender los distintos reclamos expresado por las centrales obreras.

Si bien la posición mayoritaria es la de convocar a un paro general con movilización, aun la decisión no está tomada. Desde los sectores del sindicalismo más cercanos al gobierno esperan algún gesto del oficialismo que les permita, puertas adentro, imponer su postura de postergar las acciones concretas hasta el año que viene.

La postura expresada por industriales en el “Mini Davos” y los detalles del proyecto que enviará el Ejecutivo al Congreso para modificar el impuesto a las ganancias terminaron con la paciencia de algunos de los popes sindicales. “No nos dejan otra que ir al paro. No nos tiraron un centro”, confesó uno de los hombres que dentro del Comité Ejecutivo se alinea en el ex secretario General, Hugo Moyano.

Otro de los peso pesado de la nueva CGT unificada detalló: “Yo escucho a dirigentes sindicales que hablan de que hay cuidar la gobernabilidad. Yo digo que de cuidar la gobernabilidad se tiene que ocupar el PRO y nosotros nos tenemos que ocupar de cuidar a los trabajadores”. A esta hora la visión más extendida impulsa un paro con movilización. Así se lo confirmó a Tiempo uno de los hombres de los Movimientos Sociales que cerraron un acuerdo histórico con la CGT hace 15 días. “Quieren paro y con movilización, porque quieren hablar”, detalló el dirigente social.

La mayoría de los dirigentes de la CGT que conduce el triunvirato conformado por Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer creen que la seguidilla de negativas por parte del Ejecutivo empuja al movimiento obrero a un paro general. Los dirigentes que apoyan la convocatoria a la medida de fuerza enumeran las razones sin dificultades: despidos, suspensiones, pérdida de poder adquisitivo, apertura de indiscriminada de exportaciones, la negativa puntual a darle giro a la central obrera de los proyectos de primer empleo y a la modificación de ganancias, rechazo a un bono de fin de año para trabajadores y jubilados, y la decisión de no eximir del impuesto a las ganancias al medio aguinaldo.

Mientras la cuenta regresiva para que la CGT tome una decisión ya está en marcha, las voces que esperaban plantear dentro del Comité Central Confederal la continuidad de una tregua tácita se apagan lentamente.