La empresa de indumentaria infantil Cheeky, propiedad de la familia política del presidente, Mauricio Macri, resolvió incorporar nuevamente a 15 trabajadores de vigilancia que estaban suspendidos por “la situación económica del país”, según los términos que utilizó la compañía para justificarse ante el personal.

La medida amenazaba a otros 55 trabajadores cuya situación hasta hoy fue incierta. La empresa mantuvo suspendidos a los empleados durante todo agosto y esperaba continuar con esa situación por todo septiembre pero, tras una protesta del gremio de vigiladores privados (STVP) esta mañana en el establecimiento de Cheeky en la localidad bonaerense de Martínez, decidió dar marcha atrás, reincorporar a los suspendidos y pagar los dos meses adeudados en el plazo de 48 horas.

“El problema se viralizó y ellos respondieron por lo mediático, porque Cheeky es parte de la presidencia. Ahí no les gustó nada y por eso arreglaron todos los problemas enseguida. La imagen les preocupó mucho”, evaluó un dirigente sindical consultado después de la firma del acuerdo en la cartera laboral.

En realidad, los vigiladores no son empleados directos de la empresa de la familia de Juliana Awada sino de la compañía High Top Security, en la que Cheeky terceriza el servicio de vigilancia. High Top Security informó a los empleados que las suspensiones obedecían a la decisión de la textil de recortar su presupuesto para seguridad.

En el acta firmada consta que la empresa se comprometió a pagar los salarios adeudados a los suspendidos, a levantar las suspensiones por causas económicas y a reasignar tareas a los trabajadores afectados “respetando los derechos laborales adquiridos”.

El sindicato por su parte se comprometió a suspender las medidas de protesta que tenía previstas aunque condicionó ese compromiso al cumplimiento de lo reconocido por la parte empresarial. En la protesta de esta mañana en Martínez, los vigiladores contaron con el apoyo de la CTA, a la que pertenecen y de la CGT.