Este sábado, en una reunión en Rosario, Agustín Rossi y Alejandra Rodenas analizaron juntos las perspectivas de la elección general de octubre. Hace una semana compitieron en las PASO del peronismo santafesino. Se impuso Rossi, Rodenas salió segunda y en la sumatoria con una tercera lista menor lograron que el Frente Justicialista se imponga por poco margen a Cambiemos y salga primero en las primarias. Hacía muchos años que el PJ de Santa Fe no conocía la victoria en una elección concentrada en lo provincial, sin el arrastre de una candidatura a presidente. “Vamos a trabajar juntos para frenar la hegemonía macrista”, prometieron Rossi y Rodenas.

-Usted tuvo buenos resultados en las disputas internas, en las PASO, pero luego le ha resultado complejo retener el voto de toda la familia peronista santafesina.¿En qué condiciones se encuentra para retener el voto de Alejandra Rodenas, su rival interna?

-El PJ de Santa Fe, en el congreso partidario del 24 de junio, tomó la decisión de habilitar todas las listas que quisieran competir en las primarias, para después presentarnos juntos en octubre. Todos nos ateníamos a esas reglas de juego. El efecto de las PASO para cargos ejecutivos no es el mismo que para cargos legislativos. En el primer caso, el que gana pasa y el que pierde, se va a su casa. En cargos legislativos, produce un ordenamiento de la lista. Con Rodenas compartimos la caracterización del gobierno nacional: los dos dijimos que es un modelo económico neoliberal, los dos coincidimos en que hay que venir al Congreso a oponerse a Macri y a los objetivos de reformar la legislación laboral, el sistema previsional. Tenemos un punto de acuerdo muy amplio que nos va a permitir trabajar juntos y muy bien. Y el tercer elemento es el efecto de entusiasmo que ha generado el haber ganado las elecciones. Hacía mucho que no ganábamos las elecciones en Santa Fe. Todo eso nos compromete más. El Frente Justicialista va a contener los votos de Unidad Ciudadana, de Nuevo Espacio Santafesino y de una tercera lista. Y los va a poder ampliar. Porque si vos querés votar una opción que garantice la derrota de Macri en Santa Fe tenés que votar la lista del Frente Justicialista.

-Usted obtuvo un muy buen resultado en Rosario, donde gobierna el socialismo. ¿A qué atribuye ese resultado?

-Rosario es una ciudad claramente afectada por las políticas económicas del gobierno nacional. Y también agredida culturalmente. Porque los rosarinos están acostumbrados, por ejemplo, a que el Día de la Bandera es un día de fiesta. Y Macri se los privatizó. Va él, el gobernador, la intendenta, cuatro colegios, dura 15 minutos y se terminó todo. Y la cultura media de Rosario es una cultura media mucho más progresista que esta cultura claramente conservadora y elitista que ofrece Cambiemos. Además, Rosario es una ciudad fuertemente industrial. ¿Cuáles fueron las mejores elecciones del Frente Justicialista en Santa Fe? Villa Constitución, Rosario y San Lorenzo. Tres regiones claramente industriales.

-¿Cómo definiría el escenario que arrojaron las PASO más allá de Santa Fe?

-Lo que sucedió es que hay un escenario de polarización atenuada. No de polarización estricta, porque en ese caso tendríamos que ver que entre Cambiemos y Unidad Ciudadana sumen un 90%. Un escenario más atenuado en Santa Fe y menos atenuado en Buenos Aires. El achicamiento de Massa, o el achicamiento del socialismo en Santa Fe, tiene que ver con que la sociedad no premió conductas duales. Hoy uno podría decir que el desafío político que tiene la Argentina es construir la oposición. Porque oficialismo ya tiene, es Cambiemos. El sistema político lo necesita. 

-A partir del resultado en Santa Fe, algunos dirigentes del PJ plantearon que el esquema de ir a una PASO entre kirchnerismo y peronismo, terminó siendo más ventajoso que dar la pelea por fuera, como se eligió en la provincia de Buenos Aires. ¿Qué piensa? 

-Se confunden dos situaciones distintas. En Santa Fe era -y así resultó- una PASO competitiva. Yo saco el 60% y Alejandra Rodenas un poco más del 30%. Era una PASO que tenía una lógica. Desde el punto de vista de las estructuras, la mayoría de las estructuras partidarias, los senadores, los intendentes, los diputados, los presidentes comunales, un sector importante del movimiento obrero, estaba con Rodenas. También tenía esa lógica. En la provincia de Buenos Aires estaba todo con Cristina. Menos Florencio (Randazzo) y el Movimiento Evita. Había que encontrar otra explicación al por qué de la persistencia de las PASO cuando, además, (a Randazzo) se le habían hecho claros ofrecimientos de integrarse a la lista. Porque hasta último momento hubo una reunión de Cristina con Florencio para tratar de acordar y sostener posiciones. En fin, en una potencial PASO nadie dudaba sobre cuál iba a ser el resultado. Decir eso con el diario del lunes es, claramente, no reconocer las diferencias que habían en cada uno de ambos lugares. 

-Usted sostiene que la prioridad política ahora pasa por consolidar la oposición a Cambiemos. ¿Qué características tiene que tener la oposición al macrismo? 

-Tiene que ser una oposición que quiera ganar y que pueda ganar. Una oposición que, primero, represente a todos los argentinos que están en desacuerdo con este modelo político y económico. Y, en segundo lugar, que cuando se exprese en términos electorales trate de ganar las elecciones. Yo, en estos días, estoy viendo que hay gente que parece como sorprendida por los resultados electorales que logró Cambiemos. Pero los oficialismos siempre tienen para alternativas para sacar en un contexto electoral. Tienen herramientas, tienen políticas, tienen la expectativa de la gente, tienen la posibilidad de decir “lo estoy intentando, no puedo todavía pero lo estoy intentando”. Te generan la campaña del miedo. ¿Qué fue la corrida del dólar de la semana pasada? Alguien me decía en estos días que ahora los mercados confían y antes desconfiaban. ¡La armaron ellos a la corrida del dólar! Yo no digo que el gobierno no tenga que estar conforme con su resultado. Pero, si fuese oficialista, yo tampoco estaría tranquilo. Porque hay un porcentaje muy alto de argentinos que han mostrado su desacuerdo: en Santa Fe, por ejemplo, el 73% de los electores votó en contra del gobierno de Macri. Con distintas intensidades, con distintas distancias, pero se expresaron en contra. 

-Algunas voces dentro del conglomerado del PJ sostienen que para gestar esa oposición competitiva la figura de Cristina implica un obstáculo: que, supuestamente, genera debates innecesarios o retrasa el proceso de renovación dirigencial

-Eso es lo que piensan nuestros adversarios. Y algunos compañeros que, equivocadamente, a veces creen que es así. Como nuestros adversarios piensan eso, yo pienso exactamente lo contrario. La figura de Cristina no sólo no retrasa sino que es indispensable a la hora de construir una alternativa política para las elecciones de 2019. Lo digo con claridad: ningún otro dirigente del peronismo de la provincia de Buenos Aires podía hacer la elección que hizo Cristina en estas circunstancias. Esta elección de 35, 36 o 37 puntos, como va a terminar siendo, la podía hacer sólo ella. Ningún otro dirigente hubiese logrado galvanizar lo que ella sintetizó. Y que se irradió. 

-Usted estuvo conversando con ella. ¿Hacia octubre cuánto se puede mejorar esos porcentajes? ¿Cuántos votos se pueden pescar entre los votos de Randazzo, Sergio Massa y otras opciones menores? 

-Yo creo que nosotros, en provincia de Buenos Aires, tenemos mucha expectativa para octubre. Porque el oficialismo condensó un voto útil. Y la oposición todavía no. Lo que hay es 2/3 de votos que fueron críticos hacia el gobierno nacional y 1/3 que fue a favor. De esos 2/3 críticos, la mitad se concentró en Cristina Fernández de Kirchner. Hay otra mitad que está en otras fuerzas, que está en el voto en blanco, lo que sea. Además, está claro, la única fuerza política que le puede ganar a Macri es Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires y el Frente Justicialista en Santa Fe. 

-En un reportaje previo, a la revista digital Zoom, usted definió a la cultura política del kirchnerismo como una cultura política que tenía semejanzas con el funcionamiento de una Iglesia. Con creyentes, rituales, tiene una cosa muy fuerte de identidad hacia adentro, pero que quizá no genera la misma empatía con el afuera. Y ahora estamos a las puertas de dos elecciones en las que hay que ir a votar votos de gente que no es de la Iglesia. ¿Cómo se hace? 

-La creación de Unidad Ciudadana creo que ha sido un intento claramente de eso. Hay un cambio de actitud. Como decía Néstor, pararnos desde nuestra “verdad relativa” y escuchar mucho. La gestualidad de Unidad Ciudadana no es sólo “relatá lo que te está pasando” sino “te estoy escuchando”. “No te estoy explicando lo que tenés que hacer, te estoy escuchando, para que vos me digas qué es lo que está pasando”. Eso tiene que ver con el pasaje del oficialismo a la oposición. Muchos dicen “cambiaron la forma de comunicar”. ¿Cómo vamos a tener la misma forma de comunicar siendo oficialistas que siendo opositores? Siendo oficialistas, vos necesitás siempre legitimar decisiones políticas. Siendo oposición, vos necesitás escuchar, ampliar tus márgenes de sustentación, generar mayores niveles de consenso y tratar de poder antagonizar con el modelo imperante. Un modelo que intenta ser hegemónico, lo que es Cambiemos. Hay que escuchar, al ciudadano de a pie, al ciudadano independiente, y generar confianza con él de que nosotros podemos interpretar lo que le está pasando. Con Cambiemos representamos dos modelos de país totalmente distintos.