La denuncia por sobornos contra el camarista Eduardo Riggi en la investigación del asesinato de Mariano Ferreyra terminó donde empezó: ayer la Sala IV de la Cámara de Casación, con los votos decisivos de Juan Carlos Gemignani y Mariano Borinsky, confirmó el sobreseimiento del juez del mismo tribunal y cerró cualquier posibilidad de continuar investigando el hecho.

En respuesta a la apelación de los abogados Florencia Sotelo y Federico Efrón, apoderados de Beatriz Rial (quien fue herida durante el ataque de la patota que mató a Ferreyra), los camaristas Gemignani y Borinsky rechazaron el recurso de queja y cerraron la vía de apelación a la Corte Suprema. En minoría, el tercer integrante del tribunal, Gustavo Hornos, se pronunció por mandar la causa al Máximo Tribunal al considerar válidos los argumentos de la querella.

En apenas unos meses, Riggi se libró completamente de una denuncia caliente que tenía en su contra desde 2011, cuando se conocieron las escuchas que involucraban al entorno de José Pedraza con Octavio Aráoz de Lamadrid, el ex secretario de Riggi, y el ex agente de la SIDE Juan José Riquelme, para operar en la Sala III y obtener la excarcelación del gremialista, ahora condenado por el asesinato de Ferreyra.

El sobreseimiento de Riggi comenzó en marzo, cuando el juez federal Norberto Oyarbide consideró que existió una maniobra para evitar la cárcel para Pedraza pero que el camarista no participó: “No se encuentra reunido el grado de sospecha para llamarlo a indagatoria”, señaló.

En mayo, la segunda instancia confirmó el fallo con Oyarbide, para entonces ya renunciado del Poder Judicial. La Sala I de la Cámara Federal porteña, integrada por Eduardo Freiler, Eduardo Farah y Jorge Ballestero, le dio la razón al polémico juez saliente.