La fiscalía a cargo de Eduardo Taiano analiza por estos días unas 25 mil imágenes producidas por las cámaras de seguridad del edificio que habitaba Alberto Nisman, 45 mil llamadas y 250 informes vinculados a los peritajes de elementos tecnológicos secuestrados a los imputados de la causa en la que se investiga el supuesto homicidio del fiscal de la causa AMIA.

A cinco años de que Nisman fuera encontrado muerto en el baño del departamento que ocupaba en una lujosa torre de Puerto Madero y a más de dos desde que el juez Julián Ercolini consideró un “homicidio” al hecho, los investigadores no lograron dar aún con indicios que permitan despejar los puntos más débiles de la investigación: quién fue el supuesto homicida y como entró y salió del complejo Le Parc sin ser visto.

Por lo pronto, Taiano -que tiene delegada la investigación- recibió a fin de año pasado el “análisis pericial complementario” realizado por el área de cibercrimen de la Gendarmería Nacional sobre elementos tecnológicos secuestrados en noviembre de 2017 en el marco de los allanamientos llevados adelante en los domicilios de los cuatro imputados de la causa, según señalaron las fuentes consultadas.

La fiscalía también recibió información extraída del sistema de control de acceso y visitas de la Casa Rosada y se encuentra bajo estudio de los investigadores, según pudo saber la agencia pública de noticias, Télam.

En el último tiempo, la fiscalía que tiene delegada la investigación recibió además el estudio de la actividad captada por las cámaras de seguridad que incluye más de 23 mil fotografías del fin de semana de la muerte de Nisman.

Más allá de la información que está siendo analizada por estos días, el fiscal Taiano evalúa la posibilidad de mandar a juicio oral a los custodios acusados de haber descuidado al fiscal Alberto Nisman.

Fuentes judiciales dejaron trascender que Taiano viene trabajando en los detalles de la eventual elevación a juicio del tramo de la causa por la que fueron procesados los policías encargados de la custodia y el traslado del entonces fiscal del caso AMIA.

Los acusados de haber desprotegido a Nisman son los policías que estuvieron a cargo de la custodia el sábado 17 de enero de 2015, Néstor Durán y Rubén Benítez, y los que estuvieron el 18, Luis Miño y Armando Niz, cuando el fiscal fue hallado muerto en el baño del departamento que habitaba en Puerto Madero.

Los cuatro custodios fueron procesados por la supuesta comisión del delito de violación de sus deberes de funcionarios públicos mientras que Benítez, Miño y Niz también fueron procesados por el delito de encubrimiento.

En el mismo tramo de la causa se encuentra procesado el técnico en informática Diego Lagomarsino como partícipe necesario del supuesto asesinato de Nisman, por ser el dueño del arma de la que salió el disparo que terminó con la vida del fiscal.

A pesar de que el procesamiento contra Lagomarsino está firme -su defensa no lo apeló con el objetivo de llegar más rápido al juicio oral para poder defenderse-, fuentes judiciales señalaron que la fiscalía considera que su situación aún no terminó de ser investigada.

La muerte de Nisman fue calificada como “homicidio” a partir de un informe elaborado por la Gendarmería Nacional -por requerimiento del juez Ercolini y el fiscal Taiano- que contradijo, entre otras, la opinión del cuerpo médico forense que había descartado la intervención de terceras personas en el hecho.

En junio de 2018, la Cámara Federal porteña avaló el trabajo de Ercolini y Taiano cuando en un fallo en el que sostuvo que “se encuentra prima facie acreditado que Natalio Alberto Nisman fue asesinado y que dicho suceso fue directa consecuencia de la denuncia que formulara el 14 de enero de 2015 como titular de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado terrorista perpetrado contra la sede de la AMIA”.

Nisman fue encontrado muerto en el baño de su departamento la noche del 18 de julio de 2015, a 4 días de haber presentado una denuncia contra el entonces gobierno kirchnerista en la que sostenía que la firma del memorándum de entendimiento entre Argentina e Irán tenía por objetivo dar impunidad a los iraníes acusados por el atentado a la AMIA.

El fiscal aseguraba que con la firma de ese memorándum se caerían las alertas rojas de Interpol que pesaban sobre los iraníes investigados por la justicia argentina, algo que desmintió el entonces titular de la policía internacional, Ronald Noble, en un artículo publicado por Página/12 la mañana del día en el que Nisman sería encontrado muerto.

La cronología de los últimos días del fiscal

El fiscal Alberto Nisman pasó las últimas horas de su vida en el departamento que habitaba en Puerto Madero, desde donde intercambió mensajes con dirigentes políticos, periodistas y custodios, intentó comunicarse con Jaime Stiuso y recibió de parte del perito informático Diego Lagomarsino el arma de la que salió el disparo que le ocasionó la muerte.

Entre el viernes 16 de enero de 2018, después del mediodía, y la noche de sábado 17, Nisman tuvo sus últimos contactos antes de ser hallado sin vida el domingo 18 por la noche en su vivienda del piso 13 del complejo Le Parc, ubicada en Azucena Villaflor 450.

Nisman retornó al país en 11 de enero, se reunió con los secretarios letrados de su fiscalía para que prepararan la denuncia y un día después cita a las diputadas del PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich a la sede de la UFI-AMIA, en Yrigoyen 460.

El escrito sostenía que la firma del memorando de entendimiento con Irán para que los ciudadanos de ese país acusados de participar en el atentado declararan en la causa era, en realidad, una maniobra para encubrir el ataque a la mutual judía.

La denuncia fue presentada en las primeras horas del 14 de enero ante el Juzgado 4 de Ariel Lijo, a cargo de la causa por encubrimiento también conocida como AMIA 2.

Ese día, Nisman se contactó con periodistas y envió a varios medios de prensa un resumen de la denuncia, y le entregó una copia de la presentación original a la embajada de Estados Unidos.

También se entrevistó con Alonso y Bullrich y acordó concurrir al Congreso para presentarse ante la Comisión de Legislación Penal que presidía la ex ministra de Trabajo de la Alianza.

Tras analizar la invitación con las legisladoras, decidió asistir el lunes, y luego se entrevistó con dirigentes de la DAIA.

Ante la pregunta de por qué tenía tanto apuro en presentar la denuncia en medio de la feria judicial, Nisman aseguró que tenía la convicción de que la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, su superiora, planeaba desplazarlo.

Esa noche, el fiscal se presentó en un programa de la señal TN, y ante el periodista Edgardo Alfano defendió el contenido de su denuncia y aclaró que no lo guiaban “motivos personales” para impulsar una investigación contra la jefa de Estado.

Según consta en la causa judicial, el jueves 15, Nisman habló con el ex agente de la SIDE Alberto Mazzino y le preguntó por Stiuso, el ex director de inteligencia que había sido desplazado por Oscar Parrilli, titular de la AFI.

En la mañana del viernes, Nisman mantuvo un contacto con su colega Carlos Stornelli y le aseguró que Stiuso, quien trabajó durante años en la causa AMIA, no tenía “nada que ver” con la presentación.

Después del mediodía se recluyó en el departamento de Puerto Madero; volvió a conversar con Laura Alonso; se contactó una vez con Mazzino; llamó a su amigo, el comisario Ricardo Bogoliuk; y por whatsapp mantuvo un duro intercambio con su ex pareja y madre de sus hijas, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado.

La magistrada le recriminó el haber dejado a su hija sola en el aeropuerto de Madrid para volverse a Buenos Aires con el propósito de denunciar a la presidenta.

El sábado se comunicó con su madre, Sara Garfunkel, y luego consultó a su custodio, el efectivo de la Policía Federal Rubén Benítez sobre la posibilidad de adquirir un arma.

Nisman llamó a Lagomarsino, el perito informático que trabajaba bajo sus órdenes en la UFI-AMIA, a su casa de Martínez y lo convocó a Puerto Madero. Le pidió entonces un arma para defenderse de “algún loco” que intentara agredirlo.

El perito volvió a su casa y cerca de las 20 ingresó otra vez al complejo Le Parc y le entregó a Nisman con una pistola Versa calibre 22 envuelta en un paño verde; permaneció unos minutos con el fiscal y retornó a su hogar.

A las 18.25 de ese sábado, se registró el último llamado (que no fue respondido) de Nisman a Stiuso.

El domingo, a partir de las 11, los custodios Armando Niz y Luis Miño estuvieron listos para recibir los requerimientos del fiscal, pero el acusador de la causa AMIA no se comunicó con ellos.

Cerca de las 16, los custodios llamaron a la secretaria privada de Nisman, Marina Pettis, quien comenzó a consultar a sus allegados, y en horas de la noche, Garfunkel se apersonó en Puerto Madero y, con una copia de la llave, intentó abrir. No pudo, porque había otro juego colocado del lado de adentro de la cerradura.

Pasadas de la 22, fue convocado un cerrajero, Gualterio Pérez, que logró abrir la puerta para que ingresen Garfunkel y los custodios.

Uno de los policías miró hacia adentro del baño, donde Nisman yacía muerto en el piso, en medio de un charco de sangre y con un disparo en su cabeza del arma que le había entregado Lagomarsino.

Pasada la 1 de la madrugada del lunes, la fiscal Viviana Fein y el secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegaron al departamento y más tarde la Policía Federal informó a través de un comunicado que Nisman había sido encontrado muerto.

A las 5.15, el cuerpo de Nisman fue retirado y trasladado a la morgue judicial de la calle Viamonte. Los primeros datos de la autopsia confirmarían que el fiscal murió por un balazo que ingresó por el parietal derecho.