Es uno de los músicos más importantes de nuestro país, precursor del rock local y de utilizar en el género letras en castellano. Félix Francisco Nebbia Corbacho, a quien todos conocemos como Litto Nebbia, cumplirá 70 años este 21 de julio y varias generaciones ya lo celebran.

La historia cuenta que desde muy joven mostró atisbos de los que sería su carrera posterior,  siendo cantante primero, luego músico y más tarde productor. Sus padres, músicos ambos, despertaron en él una temprana vocación artística y con apenas 8 años de edad, Litto cantaba  en ciertos programas radiales acompañado por un trío de jazzeros amigos de su padre (quien fuera parte de  la orquesta típica del maestro Miguel Caló), y hasta realizaba actuaciones por el interior de su provincia natal. A los doce comenzó a componer canciones, luego aprendió a tocar la guitarra, más tarde se inició en el piano y simplemente no se detuvo más en el arte de generar composiciones.

A los 15 años integró el fundacional  grupo Los Gatos Salvajes, con quienes grabó su primer disco lanzado al mercado en 1965. Este álbum, que incluía ya sus primeras composiciones en castellano marcó un hito, ya que por aquel entonces la música joven imperante a nivel comercial era exclusivamente extranjera. Ese acto fundacional lo trajo a Buenos aires junto a otro grande, el tecladista Ciro Foglíatta, y ambos se pusieron la meta de hacer canciones en castellano, novedosas en sonidos, ritmos y armonías, que no sólo representaran a su generación sino que refinaran el aletargado esquema de la canción popular de aquellos días.

Ya instalado en Buenos Aires, Litto obtuvo empleo tocando el bajo eléctrico en un precario local musical llamado La Cueva, el centro de concentración de un pequeño grupo de músicos que había por entonces en el país. La costumbre de ese grupo era que, una vez finalizadas las sesiones musicales en La Cueva, se trasladaban a la cercana Plaza Francia o a bares que permanecían abiertos toda la noche para continuar tocando e intercambiando ideas musicales hasta el amanecer. Uno de esos bares era la pizzería La Perla del Once, donde Nebbia compuso con Tanguito el primer éxito  de su carrera. Era 1967 y así nació “La Balsa”, que se volvería un éxito masivo y revolucionaría el rock en español. Lanzado como el primer simple de su  grupo Los Gatos, vendió más de 250 mil copias, no solo en nuestro país sino en toda Latinoamérica


Pero luego de seis álbumes y algunas diferencias musicales, los Gatos se separan en 1970. Allí nace el camino solista de Nebbia, aunque rigor nace en 1969, antes de la disolución de Los Gatos con la edición de Litto Nebbia, su album debut que incluye clásicos como ¨Rosemary¨, ¨Mujer de los 1000 días¨ y ¨Deja que conozca el mundo de hoy¨.

Ya en solitario profundiza una veta artística que lo exhibe como alguien que se muestra reacio a las categorizaciones y a toda restricción genérica o estilística que entorpezca su libertad creativa. Lo demostró  haciendo   álbumes que lo acercan al jazz (Nebbia´s Band;  1970), al folklore (Despertemos en América; 1972) y a la melancolía tanguera (Muerte en la catedral;  1973).  También produciendo al dúo pastoral  en su primer disco eléctrico titulado En el hospicio.

A raíz de la última dictadura cívico-militar, Nebbia se radicó durante unos años en México junto a su pareja y colaboradora Mirtha Defilpo, a fines de los años 1970 y principios de los años 1980, donde compuso una de sus canciones más famosas («Sólo se trata de vivir») que inmediatamente  se transforma en un clásico, siendo el mayor de su carrera solista  ya que es versionado por decenas de artistas de las más diversas extracciones, tanto en la Argentina como en el exterior.


Pero en esa época también escribe temas  como «Para John», «Canción del horizonte» y otras  canciones. Fueron tiempos duros en la vida del músico. Es que, como el propio Nebbia contó en una entrevista a la Revista Rolling Stone, los días posteriores al 24 de Marzo  fueron complicados. Comenzó a figurar como artista prohibido, censurado en los medios: de pronto iba a un programa de TV y al llegar le comunicaban que no salía porque había llegado una orden. “Muchas canciones mías hablan de ese tiempo, del clima que se vivía” dijo Nebbia en algún momento. Terminado el Mundial de 1978 no aguantó más las amenazas indirectas y los seguimientos por las calles y se fue. Pero  su tiempo en México fue prolífico y  en ese momento crea su propio sello Melopea.

En 1982  regresa a la Argentina y une fuerzas con la excelente agrupación cordobesa Los Músicos del Centro y deja otros dos trabajos notables: Llegamos de los barcos (1982) y En vivo en Obras (1983), registro del show de mayo de ese año donde participó de El Rosariazo, un show que reunió a Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Fito Páez, Lalo de los Santos y Jorge Fandermole, entre otros. A partir de los años 1980, Litto comienza a realizar bandas de sonido para películas, e incluso obras de teatro,  emblema  de  ese  tiempo  es el tema “Quien quiera oír que oiga”.


A partir de este momento, mediados de los ´80, la actividad de Nebbia, siempre intensa, se torna febril debido a la proliferación de asociaciones con otros artistas.  En 1986 edita su LP número cincuenta (Demasiadas maneras de no saber nada) acompañado  de  músicos  como Fats Fernández (trompeta), Bernardo Baraj (saxo), Ricardo Lew (guitarra y arreglos),  y se destaca  Las aventuras de Rubén Rada & Litto Nebbia, con Rubén Rada (1990).

Más tarde su trabajo se concentro en   editar material inédito de los tangueros Cobián y Cadícamo, de Roberto Goyeneche en vivo, del pianista y del compositor folclórico Cuchi Leguizamón. Dijo al respecto: «Para mí, esto no es un negocio. Si lo hago bien voy a sacar algo de plata, que me permitirá hacer más cosas, nada más. Ni soy un mecenas ni me lleno de plata». Un ejemplo de ello es el disco Nebbia canta Cadícamo (1995), una recopilación de tangos inéditos que Enrique Cadícamo había compuesto y Nebbia rescató del olvido.


Nebbia es autor de más de mil canciones y editó casi un centenar de álbumes propios. Si a esto sumamos sus participaciones como intérprete, arreglador o productor artístico, ha intervenido en más de quinientos álbumes. Todo esto lo convierte en unos de los artistas más prolíficos internacionalmente. Sus temas han sido grabados por reconocidos artistas: Mercedes Sosa, Roberto Goyeneche, Susana Rinaldi, Luis Alberto Spinetta, Fito Páez, Andrés Calamaro, León Gieco, Ana Belén, Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Sandra Mihanovich, Facundo Cabral, Adriana Varela, Miguel Cantilo, Leo García, Nito Mestre, Julia Zenko, Frank Pourcell, Domenico Modugno, Nicho Hinojosa, Rubén Rada, Dino Saluzzi, Cacho Tirao, Roberto Fats Fernández, Andrés Calamaro y Horacio Malvicino, entre otros.

Ya en el nuevo milenio, en 2005 lidera la histórica reunión de Los Gatos Salvajes y en 2007 la de Los Gatos, ambas en conmemoración de los 40 años de su surgimiento, que es también el del rock de autor en castellano.  En algún momento Charly García ha dicho de él: “sin Nebbia no habría existido Javier Martínez, ni Spinetta, ni Fito, ni yo”.

La trayectoria de Nebbia ha estado signada, en todas sus etapas, por una permanente necesidad de evolución. Esta necesidad lo ha impulsado, particularmente tras la disolución de Los Gatos, a ampliar su perspectiva musical en todas las direcciones posibles, sin soslayar ningún género ni estilo. Fruto de esta amplitud son sus canciones, de apariencia simple a veces, pero de gran riqueza melódica, armónica y rítmica. Son esas canciones, más allá del contexto musical en que se inscriban, las que definen su personalidad como autor e intérprete y lo tornan inmediatamente reconocible, tanto hoy como en sus comienzos. A través de los años, además, Nebbia fue el emblema como pocos del ideal de la independencia artística, haciendo siempre sólo lo que le gusta, lo que le dicta el corazón, tal como se lo transmitieron sus padres con sabio poder de vocación.