Hoy la presentan en el cine Gaumont (Rivadavia1635) a las 20hs. Se narran desventuras de un artista que se va de la casa tras discutir con su mujer. Solo se lleva una valija. «La valija de Benavídez», dirigida por Laura Casabé, es un film de terror psicológico pero también es una comedia negra y cuenta con una descripción del mundo de arte, sus manejos y sus implicaciones como aspecto humano comparable con otros rubros. El actor Guillermo Pfening protagoniza esta historia, acompañado por Jorge Marrale y Norma Aleandro.

La idea que fue punto de partida es hablar sobre quiénes deciden el valor de una obra de arte. Los objetos y valores estéticos que se presentan como arte son aceptados en completa sumisión a los principios de una autoridad que se impone, una élite.  La película, además, tiene una crítica solapada a la tecnología, y como nuestro cerebro toma como cierto sucesos virtuales, lo cual agrega algo de ciencia ficción a los ingredientes de La valija de Benavídez.

La historia es así: en plena crisis, el único asilo que encuentra Benavídez, un artista bastante turbado, es la mansión de su psiquiatra (Jorge Marrale), un millonario que además de ser su médico es coleccionista de arte. El personaje de Marrale oculta oscuros secretos en su casa y, lejos de contenerlo para curarlo, lo manipula en función de los planes inconfesables que tiene para él. Benavídez es víctima de todo un sistema montado alrededor del mercado del arte. 

“Se siente un poco renegado y opacado por la sombra del padre, quien fue un importante artista. Se pone muy celoso de la mujer. Igual no tengo una explicación racional para justificar lo que hace. Puede ser por un montón de motivos, entre los cuales está que se siente menospreciado o desplazado”, indicó la directora sobre el personaje de Pfening . 

Sobre el papel de Jorge Marrale, la creadora sabe que “opera de una manera perversa, es un excéntrico millonario, heredero de alguna fortuna familiar, que decide experimentar y jugar a ser esta suerte de ‘dios del comercio del arte’ porque puede hacerlo, y lo hace con la impunidad que solo puede ofrecer el poder y el dinero”. Los artistas que ingresan en su casa buscan la oportunidad de posicionarse en galerías, exposiciones y vienales. Como Frankenstein cae un poco en el prototipo de científico loco, un megalómano conducido por su ambición y la curiosidad científica que le produce el caso de Benavídez. “Y Benavídez termina siendo, como la criatura de Frankestein, su gran obra”, añadió la cineasta.

«La valija…», es la segunda película de Casabé, quien debutó en 2010 con El hada buena (Una fábula peronista), un guion que escribió junto a Lisandro Bera en base a un cuento homónimo de Samanta Schweblin, del libro titulado El núcleo del disturbio. «Una narradora genial de la complejidad humana», reconoce Laura.

– ¿ La película tiene una mirada sobre la humanidad, que excede a lo que se cuenta, no ?

– Hay una posición, pero uno nunca hace lo que hace para decirle que pensar al espectador. Se tiran tópicos, con una línea ideológica y se deja que cada uno lo tome como quiere.

-Se notan influencias de diferentes directores en la puesta y en la narración¿Puede ser?

– Si, seguro, Roman Polanski  es uno de mis favoritos y puede ser que me gusten cosas de él y eso se note; o de Terry Gilliam o John Waters. Está bueno porque cada uno  puede armar algo con distintas influencias, de eso se trata. Mi idea era hacer una película con una estructura clásica, y no para una elite, sino para que cualquiera la pueda ver. Eso se logra abriendose a distintas maneras de contar y dejando que el relato se acomode.

– ¿Porque crees que el género fantástico está creciendo en Argentina?

– Creo que es un tema generacional, hay un grupo de directores que nos gusta y que fuimos aprendiendo el oficio de manera independiente y  clandestina.  En este tiempo se formaron varias productoras como Farsa producciones,o se  fueron dándo  éxitos en pelis de pibes como Nicanor Loreti,  y se empezaron a repetir los premios como los ganados por el Eslabon podrido de Javier Diment. Son cosas que se fueron dando como algo casual pero el apoyo de del INCCA fue fundamental. La verdad se puede ver que hay varias, está en alza este tipo de historias, genero que está dando sus primeros pasos. Pero es algo regional que tiene éxito y despierta el interés  en festivales internacionales de género, como Sitges, por nombrar uno. Esperemos poder seguir haciendo cine, y de género en el futuro, para poder demostrar las ideas que tenemos.