La visita que el Papa Francisco concluye hoy en Colombia marcó un «antes y un después» en el país, como bien señaló el gobierno de Juan Manuel Santos, y fue tomado como un gesto de apoyo para la mayoría de los sectores que confluyeron en el diálogo de paz, cada uno a su manera. Más allá de algunas críticas generales que lanzó elípticamente, y sin encuentros más que los protocolares –pese a algunos intentos–, encomendó a los colombianos a que «no se resistan a la reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las enemistades». Lo pidió en una misa multitudinaria en la que participaron exguerrilleros y damnificados por el conflicto armado que duró 53 años. De igual forma el obispo de Roma condicionó a estos sectores, ya que aseguró que «sin cumplimiento de los acuerdos» no habrá paz definitiva en el país. Uno de los ejes planteados por los espacios favorables al acuerdo frente a posibles sabotajes de la ultraderecha.

La gira colombiana de Jorge Mario Bergoglio se produjo menos de una semana después de que se lanzara como fuerza política civil la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (la exguerrilla FARC), lo que generó movimientos y especulaciones en el arco progresista y de izquierda colombiano. Los propios dirigentes de FARC venían anunciando su intención de reunirse con Francisco desde la semana pasada, y ante la evidencia de que no sería posible, el líder Rodrigo Londoño dirigió una carta pública en la que le dijo sentirse «seguro de que su paso por Colombia marcará profundas huellas en su historia». En esa carta «Timochenko» dijo que a su espacio lo «anima el propósito de perdonar a quienes fueron nuestros enemigos y tanto daño hicieron a nuestro pueblo, cumplimos el acto de contrición indispensable para reconocer nuestros errores y pedir perdón a todos los hombres y mujeres que de algún modo fueron víctimas de nuestra acción». Londoño aprovechó el texto para mencionar las críticas del Papa al «saqueo de las naciones ricas a las más pobres, con las invasiones y guerras de despojo, con la negación a la diferencia y la diversidad, con la dura realidad de que el afán de lucro y la ganancia se impongan sobre la persona humana y la sometan a crueles destinos». En iguales términos se dirigió la dirigente y precandidata presidencial Piedad Córdoba, clave en el proceso de paz, también en un mensaje público en el que criticó el rumbo de la economía en su país y el sistema económico mundial que lleva a las mayorías a la pobreza. «Son las consecuencias de un sistema radical que pone en el centro al Dios del dinero y no a los seres humanos, según una definición suya de la que me permito apropiarme, Santo Padre. Y las élites políticas que deberían trabajar en beneficio de las mayorías continúan protagonizando vergonzantes casos de corrupción que escandalizan toda la gente de bien.»

La gira pastoral del Papa comenzó el miércoles en Bogotá, donde convocó a 1,3 millones de personas. Continuó el viernes en Villavicencio, donde ofició una misa y mantuvo un encuentro con víctimas del conflicto, y tras el paso de ayer por la capital de Antioquia, finalizará hoy con una visita a la ciudad de Cartagena de Indias, la principal ciudad del Caribe colombiano, donde cumplirá la última parte de su visita a Colombia y regresará a Roma por la tarde. «