Confusión mientras el consumo, en el corto plazo, sigue igual. Tras los primeros días del debut del programa gubernamental «Precios Transparentes», Tiempo recorrió comercios de venta de electrodomésticos sobre la Avenida Boedo, donde consumidores expresaron un desconocimiento casi total de la nueva iniciativa de la administración nacional, mientras los comerciantes señalaron que el nuevo programa no movió, al menos por el momento, el amperímetro de sus ventas.

También, este diario comprobó la ausencia casi total de clientes en comercios medianos. Por su parte, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en un comunicado sentenció que «frente a la confusión que está generando la implementación de los ‘Precios Transparentes’ es necesario que el gobierno formule una campaña intensa y eficaz aclaratoria, debido a que el 80% de los comercios pyme no comprende la medida ni cómo instrumentarla».

El nuevo programa, implementado por el Ministerio de la Producción, determina que los comercios deben «transparentar» el precio de contado –que tiene que ser el mismo para pago total en efectivo y tarjeta de débito, o de crédito en una cuota– y los costos de una financiación, incluso para los programas Ahora 12 y Ahora 18. Con esta medida, el gobierno pronosticó una caída de alrededor del 20% en los precios de contado.

En Rodo Hogar, la tradicional tienda de electrodomésticos con dos locales en ambas veredas de avenida Boedo al 1000,la afluencia de público continuó este sábado al ritmo habitual, mantenida, según sus vendedores, por la decisión histórica de la empresa de ofrecer importantes rebajas en el precio de contado. «La verdad que no oí hablar del programa. No compro en cuotas. No entiendo nada. Por ahí baja un poquito al contado, qué sé yo. Cosas caras no compro. Ahora voy a llevar una licuadora», contó a Tiempo Celia, del barrio de Barracas, quien trabaja como empleada doméstica en Palermo. En la cola para retirar productos, factura en mano, Javier aseguró que «compré un regalo, un producto cosmético para mi novia. No sé qué es ‘Precios Transparentes’. No me especificaron nada», aseguró.

En las cajas se repartían unos 15 compradores. En cada caja se pegaron carteles con las modalidades de pago, desglosadas en tres columnas: Cuotas, TEA (Tasa Efectiva Anual) y CFT (Costo Financiero Total), con sus respectivos porcentajes. En los productos, en cambio, en cada cartel figuraba solamente el valor de contado («efectivo, tarjeta de débito o crédito en una cuota») acompañado de la frase «consultar planes de financiación». Alejandro, por su parte, se acercó con su mujer y una hija en la búsqueda de un televisor HD de 40 pulgadas. «Hay menos consumo, lo ves en la calle. ¿Cómo es lo del programa nuevo, ya no hay más Ahora 12, no?», preguntó y miró a su hija, de unos 12 años. La chica levantó los hombros. Alejandro, técnico en instalaciones eléctricas, aseguró que sí escuchó hablar de Precios Transparentes, y señaló: «Me parece correcto dentro de lo malo, el Ahora 12 era mentiroso, hacer algo en serio duele», evaluó, mientras observaba televisores.

En la misma cuadra, un local mediano de electrodomésticos aparece completamente vacío. «Estábamos mirando cómo están desarrollando el programa las cadenas, pero los márgenes son distintos», lamentó Mario, encargado del local. Otro empleado miró la calle. «Lo del Costo Financiero Total no se sabe porque no recibimos información. Algunos contados bajaron, entre dos y cinco por ciento, aunque en algunos productos grandes, no en todos. Una heladera, un televisor de diez mil pesos para arriba», detalló Mario.

«Como verás, acá está todo embalado, esto es prácticamente un depósito, y nosotros nos manejamos por Internet. En un momento fue un local, pero vimos que la veta del comercio electrónico era buena, entonces somos solamente dos personas con la venta on line», señaló el tercer Alejandro que entrevistó Tiempo ayer. «No me enteré del programa, no nos afecta porque el precio del producto ya está publicado a través de la Web, que se encarga de hacer la financiación con los medios de pago», remarcó. En el local, una pareja adulta conversaba junto a un lavarropas. Con los dos encargados, cuatro personas en total. «