Hace un año resultaba inimaginable para sus dirigentes, pero la revista científica The Lancet hirió gravemente una de las principales estrategias discursivas de Juntos por el Cambio en medio de la pandemia. Para espanto y por omisión de su ala dialoguista, quedó al desnudo el sobregiro del sector más duro de la alianza, liderado por Patricia Bullrich (PRO), Elisa Carrió (CC) y Alfredo Cornejo (UCR), que apostaban al fracaso de la vacuna de origen ruso. Con el eje sanitario en crisis, ahora se concentran en el reclamo del regreso a clases.  Detrás de esa pirotecnia se aceleraron las reuniones de distintos caciques de la coalición opositora con la atención puesta en las candidaturas para las elecciones de este año.

Todo ocurre en un clima interno cruzado de versiones sobre el desembarco de capitales vinculados al expresidente Mauricio Macri en el diario La Nación y su canal La Nación Más. Ambos medios están cada vez más comprometidos con la prédica de JxC, en la previa de un año electoral atravesado por el coronavirus, donde el foco se centra en el alcance del plan nacional de vacunación.

En el PRO estiman que el Gobierno necesita la aplicación de 10 millones de vacunas antes de julio para llegar a las PASO de agosto sin la necesidad de analizar su postergación.

Si bien no es un requisito indispensable, los duros de JxC reclamaron con vehemencia que se conocieran los estudios de la vacuna Sputnik V, en alguno de los medios especializados reconocidos por la comunidad de expertos. El canal elegido fue The Lancet, que informó un 91,6% de eficacia. Esto dejó en off side a una decena de integrantes de Cambiemos. Desde Carrió, que pidió investigar al gobierno por envenamiento, hasta la diputada cordobesa del PRO Soher El Sukharia, que dijo: «Empezaron a vacunar y no sabemos qué mierda tiene la vacuna”. O su colega radical, el rosarino Pedro Del Cerro, que aseguró que jamás se pondría una vacuna «de la Unión Soviética».

El fracaso de esa estrategia no fue tan notorio afuera de JxC, pero sí adentro. «Los ruidosos tienen la conducción y fueron muy a fondo, pero es como si no hubiera una sóla conducción, sino varias», se lamentó un exfuncionario macrista. Su opinión integra el abanico de diputados y dirigentes que guardaron silencio ante la ferocidad de sus pares, pero ahora maldicen el sobregiro perdidoso. Apuntan, en parte, a las diputadas y diputados que viajaron a Clorinda, Formosa, para investigar al gobierno de Gildo Insfrán por las acusaciones de violaciones a los Derechos Humanos en la aplicación del aislamiento. Encabezados por Waldo Wolff, viajaron con el auspicio de Macri y Bullrich.

A pesar de las críticas de sus detractores, la exministra no se detendrá en la táctica de capitalizar los errores del Gobierno y diferenciarse todo lo posible. En eso coinciden tanto Cornejo como Carrió, que recibió a Bullrich hace dos semanas para retomar el vínculo congelado durante los últimos años. La exministra busca posicionarse como candidata este año y construirse como la heredera de Macri para el 2023. Lo deslizó esta semana en Córdoba, la nueva escala para presentar su libro y mostrarse con dos macristas de paladar negro que buscarán lugar en las listas: el exsecretario de Turismo, Gustavo Santos, ahora presidente de la Fundación Pensar de la provincia, y la senadora nacional Laura Rodríguez Machado.

Carrió recibió esta semana a otro dirigente del PRO, a quien le dedicó mucha más furia en el pasado, Jorge Macri. El intendente de Vicente López y titular provincial del partido amarillo peregrinó a Exaltación de la Cruz con su colega, el jefe comunal de Lanús, Néstor Grindetti. «No avalaré delincuentes en las listas de Cambiemos», había dicho Lilita en marzo de 2017 para castigar al entonces primo presidencial.

La foto actual generó suspicacias en las tribus bonaerenses del PRO. Algunos leyeron que es una forma de obturar el desembarco del vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, como candidato provincial y marcar la cancha ante la prescindencia de la exgobernadora María Eugenia Vidal.

«Apuestan a perder», lanzaron entre los que apoyan la candidatura a gobernador del exministro bonaerense Joaquín de la Torre, dentro del espacio del extitular de la Cámara baja, Emilio Monzó. Ese espacio sumó otra movida esta semana con el operativo clamor de dirigentes entrerrianos para que Frigerio se postule a gobernador.

Tanto Frigerio como Monzó estuvieron muy atentos al viaje que concretó este viernes su aliado y amigo Rodríguez Larreta a Salta. El alcalde porteño dedicó la agenda a reunirse con dirigentes del peronismo local que están más cerca de Cambiemos que del oficialismo. Se reunió con la intendenta capitalina Betina Romero para firmar un convenio de cooperación y luego almorzó con el senador nacional y exgobernador Juan Carlos Romero, que integra el interbloque de JxC. A la noche fue agasajado por el gobernador Gustavo Sáenz.

El mandatario salteño es aliado del Frente Renovador, que conduce Sergio Massa, y resolvió desdoblar las elecciones locales de las nacionales, decisión que cayó como una piedra en la Rosada. Las fijó para el próximo 4 de julio, cuando aún no hay precisiones sobre la firmeza del calendario nacional por la pandemia y el debate sobre la suspensión de las PASO. En ese contexto pasó Larreta por Salta, segunda visita electoral del plan 2023 que empezó en Mar del Plata, cuando se mostró junto a su intendente, Guillermo Montenegro.

El expresidente Macri también compró boleto de viaje. Sacó tres para Qatar, junto a su esposa Juliana Awada y su hija Antonia, para ver el Mundial de Clubes de fútbol. Lo hizo, deslizó su entorno, como parte de sus funciones como titular de la Fundación FIFA. Antes de partir, la atención del magnate no estuvo en la agenda deportiva sino en las versiones que indicaban que su amigo y socio, el empresario Nicolás Caputo, había comprado una parte del diario La Nación y de su canal de cable. Ante las consultas de este diario, una fuente muy cercana a ambos millonarios negó la versión. Sugirió que la operación habría corrido por cuenta del dueño del Fénix Entertainment Group, Marcelo Fígoli, que viene de comprar hace una semana la mayoría del paquete accionario del Parque de La Costa.

El tema es parte de la discusión política de la alianza opositora. «La clave que vincula a Fígoli es Juan Cruz Ávila (ex América, histórico productor de Animales Sueltos) que quedó como gerente de programación en el canal sin que compren la señal. Eso les salió más barato», aseguró otra fuente vinculada a la operación.

Los trazos de ese acuerdo llegan a Radio Rivadavia, controlada por Fígoli. En esa emisora trabajarán las nuevas figuras contratadas por el canal de cable de La Nación, tan identificados con la línea discursiva de Cambiemos como el cantante Dipy, que tendrá su espacio.

Entre las versiones de compra y las alianzas estratégicas de menor monto, el medio propiedad de los Saguier quedó vinculado a la posilidad de contar con una presencia concreta de nuevos socios muy relacionados con Macri. Desde su amigo Caputo, a un cercano como Fígoli o Ávila que en diciembre de 2015 estuvo a un paso de jurar como secretario de Políticas Universitarias gracias a su pertenencia al radicalismo. Especialmente por al sector universitario, liderado por el actual diputado Emiliano Yacobitti, mano derecha de Enrique Coti Nosiglia.