La senadora Cristina Fernández de Kirchner participó del acto por los 40 años de la desaparición de los doce secuestrados de la Iglesia de Santa Cruz por un grupo de tareas.

 Como cada 8 de diciembre, familiares, ex detenidos desaparecidos y militantes por los Derechos Humanos llegaron a las puertas de la iglesia ubicada en el barrio de San Cristóbal, para recordar a las víctimas. El encuentro tuvo este año la particularidad de la sentencia a perpetua a tres de los pilotos que fueron parte de ese operativo.

 El acto comenzó poco después de las 18 con la lectura de las adhesiones y homenajes a militantes por los Derechos Humanos que murieron durante el último año. Casi sesenta minutos después, llegaba al lugar la ex presidenta de la Nación, ante gritos y aplausos.

 El 8 de diciembre de hace 40 años un grupo de hombres interceptaron a la salida de una reunión a nueve personas: Alice Domon, Ángela Aguad, María Esther Ballestrino de Careaga, Raquel Bullit, Eduardo Gabriel Horane, José Julio Fondevilla, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco y Horacio Aníbal Elbert. Ese mismo día desapareció de su taller Remo Carlos Berardo, quien también participaba de las reuniones de la Santa Cruz.

 Dos días después, el 10 de diciembre, Azucena Villaflor salió a comprar el diario para leer la solicitada que habían publicado en el diario La Nación por el día de la declaración de los Derechos Humanos con el título “Por una Navidad en paz, sólo pedimos la verdad”. Villaflor fue interceptada antes de llegar al kiosco. Horas después, también secuestraron a la compañera de Domon, Leonie Duquet.

 En el operativo, el ahora condenado a cadena perpetua, Alfredo Astiz fue una pieza clave y nefasta. Unos meses antes se había presentado a las Madres fingiendo tener una hermana desaparecida.

 Las doce víctimas del grupo de la Santa Cruz, luego de haber sido torturados, fueron arrojados con vida al mar en los “vuelos de la muerte”, por los que el 29 de noviembre recibieron su condena a perpetua los pilotos de Prefectura Alejandro D´Agostino y Mario Arrú durante le juicio de lesa humanidad de ESMA III.

Diez después de los secuestros, en la costa que está entre entre Santa Teresita y Mar del Tuyú, aparecieron varios cuerpos que fueron presurosamente enterrados como NN en el cementerio de Lavalle. En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) informó que las identidades pertenecían a las tres fundadoras de la organización Madres de Plaza de Mayo: Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco; y además también se idenfiticó a Ángela Auad y Leonie Duquet.

 “En el 2005 identificamos los restos de Azucena, Mari, Esther, mi querida Ángela y Lionée. Ellas mujeres valientes, luchadores no pudieron vencer a la muerte, pero eran tan obstinadas que pudieron vencer al olvido. Volvieron con el mar para dar el testimonio de horror de los crímenes cometidos por la dictadura cívico militar y de la existencia de los vuelos de la muerte, para que sus asesinos no quedaran impunes”, expresa el impecable y emotivo documento que fue leído entre los familiares de las víctimas.

“Es un acto que se recuerda el inicio de esa lucha y lo que son capaces de llevar adelante ellos que fue el genocidio perpetrado, siempre acompañamos a los familiares de las Madres fundadoras que fueron cobijadas acá en esos comienzos”, dijo a Tiempo el diputado Horacio Pietragalla minutos antes de que comenzara el acto. “Estoy reflexionando que ellos están respaldándose en su historia, lo que el gobierno nacional y sus funcionarios hacen hoy: la persecución política, los asesinatos y el acoso a los pueblos originarios hablan de eso”.

En el documento se destacó además la importancia de la última sentencia por la causa Esma, se condenó la muerta de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel en manos de las fuerzas represivas del Estado y se repudiaron las últimas medidas judiciales por las que se dictaron prisiones preventivas a Luis D’Elia, Fernando Esteche, Carlos Zanini y la Cristina Fernández de Kirchner.

El homenaje tuvo dos participaciones musicales, una a cargo de Paula Ferré que abrió el encuentro y el cierre de La Franela.