La nueva alianza del progresismo ecuatoriano consolidó ayer en internas primarias la fórmula presidencial que incluye al expresidente Rafael Correa como candidato a vicepresidente, secundando al joven economista exdirector del Banco Central y exministro Andrés Arauz. Dirigentes y afiliados del partido Centro Democrático (CD) eligieron vía Internet a los candidatos con los que se presentarán a elecciones el próximo 7 de febrero en alianza con el Frente Compromiso Social (FCS), la fuerza política que hoy reúne al espacio de Correa y con la que el año pasado compitió a nivel regional. Ambas fuerzas conformaron Unión por la Esperanza (UNES), presentado formalmente el martes.

Si bien la fórmula que incluye a Correa –una jugada política que recuerda a la decisión de la actual vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de secundar a Alberto Fernández– fue consensuada con todos los miembros del frente, el CD presentó una alternativa, también con Arauz a la cabeza, pero junto al periodista y exconductor de Ecuador TV, Carlos Rabascall, un extrapartidario cercano a las ideas del progresismo. En esa fórmula, Correa iría como primer legislador por el distrito exterior, ya que vive en Bélgica.

Andrés Arauz tiene en contra que no es una figura conocida por el gran público (ver aparte). “Viene a ser nuestro (Axel) Kicillof, un perfil de técnico joven, destacado dentro del Gabinete, un intelectual muy lúcido en temas económicos”, opinó Nicolás Oliva, subdirector ejecutivo en Ecuador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica. Durante la campaña de 2019 en Argentina, el analista Jorge Asís decía que el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires era el único que tenía “algo nuevo para ofrecer”. Los resultados le dieron la razón. En ese sentido, el perfil del posible sucesor de Correa aporta “aire fresco” al debate que se abrirá en los próximos meses y una esperanza de cambio a los ecuatorianos. Esperanza que ya manifiestan al menos aquellos seguidores del proyecto progresista encarado por Correa.

Más allá del respaldo mayoritario a la primera opción, la candidatura de Correa aún está pendiente de definición. Por un lado, en junio pasado el Consejo Nacional Electoral había sentenciado la suspensión del FCS. Aunque fue dejada luego sin efecto, los apoderados deben hacer varias presentaciones para asegurarse la participación electoral. Por otro, la candidatura está supeditada a que se confirme el fallo por el caso “sobornos” por el que fue sentenciado recientemente, una causa que todo el correísmo asegura “fraguada” y en el marco del lawfare, y cuyas pruebas presentan muchas debilidades, a pesar de la condena. El tercer elemento es que la justicia electoral reclama que las inscripciones de candidatos sean presenciales. Los representantes están trabajando en que se admita otra opción, incluso teniendo en cuenta el contexto de la pandemia.

“Si estuviéramos en un estado de derecho, lo único que tendíamos que hacer para que se consolide el binomio es cumplir los mandatos legales, pero como en el Ecuador no existe el estado de derecho o ha sido vulnerado, lo que hemos tenido que hacer es un conjunto de piruetas legales y políticas”, opinó Pabel Muñoz, legislador del correísmo y cabeza de lista de diputados en el estado de Pichincha. “Nos robaron nuestro movimiento, Alianza País, después nos impidieron en cuatro oportunidades formar nuestro propio movimiento, luego tuvimos que hacer una alianza para las elecciones locales de 2019 y ahora para impedirnos participar nos proscribieron al movimiento, por lo tanto nos ha tocado hacer una nueva alianza política bajo un gran frente de unidad. Las trabas que nos han puesto no son parte de un estado de derecho, todo para impedir la participación política de Rafael Correa o de su movimiento. Y afecta los derechos de quienes quieren elegir a esos candidatos”, dijo a Tiempo, recordando que las encuestas siguen marcando una ventaja del candidato del correísmo por sobre los demás.

“Nuestros adherentes están con bastante conciencia histórica para saber a quién debemos derrotar, la gran pregunta es si nos va a alcanzar eso para ganar en primera vuelta. La derecha hará una cruzada conservadora. Tenemos confianza en nuestros números, pero tampoco estamos con ningún espíritu triunfalista”, agregó.

Si finalmente la candidatura de Correa no puede hacerse efectiva, los miembros del frente UNES podrían finalmente  inscribir la segunda opción, más allá de los resultados de la interna partidaria. En cualquier caso, se avizora una campaña muy particular, además de la imposibilidad de los encuentros públicos, y sin la presencia de Correa.

En ese sentido, Muñoz observó: “Una cosa es la campaña con Correa en el país y otra sin. A esto habría que agregarle el contexto de pandemia, que va a tener pros y contras, como que va a impedir recorrer el territorio con nuestro líder. Pero también algunos pros, que son eliminar la distancia entre donde nos encontremos cualquiera de nosotros y estar presentes en todos los territorios”.