Al coronavirus se le perdió el rastro y circula por la Argentina más libre que nunca. Esta semana se diagnosticaron, en promedio, 8995 casos nuevos por día, un número récord que representa un incremento del 35% respecto de la semana anterior. Pero además, por cada persona diagnosticada a partir de un contacto estrecho hubieron al menos otras cinco que todavía no saben dónde ni cómo se infectaron.

El SARS-CoV-2 también demostró su capacidad de vulnerar cualquier frontera. Hace un mes, solo uno de cada diez casos nuevos residía fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Hoy, es uno de cada cuatro. Esta situación dejó expuesta la desigual capacidad de respuesta de cada jurisdicción y demostró la fragilidad de algunas estrategias sanitarias. Jujuy y La Rioja, por ejemplo, ya superaron a la Ciudad de Buenos Aires en cantidad de muertos diarios cada 100 mil habitantes.

“Esto muestra por qué decíamos que era un riesgo evaluar el éxito de una estrategia sanitaria en función de la cantidad de casos”, explica Sonia Tarragona, subsecretaria de Medicamentos y Estrategia Sanitaria del Ministerio de Salud de la Nación. “La apuesta de muchas provincias fue mantener el número de casos en cero y cuidar que no ingrese el virus en lugar de prepararse para cuando eso sucediera. Pero como es una pandemia, una vez que estuvo adentro, les estalló el problema”, agrega.

222 muertes diarias

El dato más doloroso de la última semana fue el incremento en el número de muertes diarias con diagnóstico de Covid positivo. El promedio de los últimos siete días arrojó 222 fallecimientos cada 24 horas, es decir, 50 personas más que perdieron la vida cada día en comparación con la semana anterior. Lamentablemente, se prevé que la cifra siga aumentando, aunque más no sea por una cuestión estadística.

La Argentina hoy mantiene una tasa de letalidad relativamente baja. Solo el 2,1% de los infectados han fallecido hasta el momento. La media global es del 3,4% y la americana está en 3,5 por ciento. La clave, aseguran desde la cartera sanitaria nacional, es evitar el colapso de los sistemas de salud. Algo que se hace más difícil en cuanto aumenta el número de contagiados.

Las provincias más complicadas son Jujuy, cuyo sistema ya colapsó elevando su tasa de letalidad al 3%, Chaco (4%), La Rioja (4%) y Misiones (3,4%). Completan la lista de las jurisdicciones por arriba de la media Río Negro (2,9%) y la Ciudad de Buenos Aires (2,4%).

Las camas de terapia intensiva ocupadas con pacientes Covid también mostraron una suba importante en la semana y reflejan la federalización de la pandemia. Este viernes eran 2114 en total, unas 250 más que hace siete días. Las camas ocupadas en AMBA crecieron un 5,9% (de 1418 a 1501), mientras que en el resto del país el incremento fue de un preocupante 41% (de 435 a 613). El primer día de agosto había 188 camas ocupadas fuera del AMBA: eso marca un crecimiento del 226 por ciento.

La preocupación de esta dispersión en los casos graves surge porque en el interior del país el aumento de camas críticas fue menor al del AMBA y porque allí también cuentan con menor cantidad de intensivistas. Para evitar que la situación escale será necesario una eficiente coordinación entre el sector público y el privado para que ninguna persona se quede sin atención. El dinero para eso, garantizan desde el Ministerio de Salud de la Nación, estará disponible. Para ello cuentan con un fondo de mil millones de pesos destinado especialmente a los gastos de internación.

Regiones y momentos

Lo que se ve en las provincias es que están en la etapa inicial de la epidemia: con una curva de contagios que se dispara y un muy corto tiempo de duplicación de casos. Esto sucede porque al haber tenido muy pocos infectados hasta el momento, la mayoría de su población es susceptible de contagiarse. Para colmo, estas zonas habían pasado del aislamiento al distanciamiento obligatorio y por tanto tienen menos restricciones sociales y hábitos de cuidado incorporados.

Lo favorable para ellas es que cuentan con la experiencia de lo ocurrido en el AMBA para modelar su nueva estrategia de respuesta en función de tres criterios: búsqueda activa, detección de contactos estrechos y aislamiento. Otro aprendizaje que sugieren desde Nación es evitar el regreso a Fase 1. “Ya nos dimos cuenta de que la actividad industrial o comercial con protocolos no contribuyó significativamente en la propagación de la enfermedad, por lo tanto no va a ser nuestra recomendación en ningún caso”, añade Tarragona. Claro que esa decisión pasa por cada responsable político de la jurisdicción.

El transporte público, por otra parte, sigue siendo un elemento para prestarle mucha atención. El estudio serológico que el Ministerio de Salud de la Nación realiza todos los meses en las cabeceras de trenes ubicadas en la Ciudad de Buenos Aires esta vez arrojó un 5% de personas que habían cursado la enfermedad. En julio la cifra era 2,5% y en junio 1,4 por ciento. En todos los casos eran personas que atravesaron el virus de manera asintomática. «

La meseta que no fue en Ciudad y los ecos del 17

La curva de contagios del AMBA había comenzado a aplanarse, pero el promedio diario de casos cargados en el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud en la última semana en la Ciudad (1283) muestra un incremento de un 24% comparado con los siete días anteriores (1029). Desde la cartera sanitaria porteña insisten en que “cuando curás los datos y ordenás por fecha de hisopado, nos mantenemos con un descenso gradual y paulatino”. Consultados por Tiempo, aseguran que seguirán con las medidas de flexibilización. Lo que públicamente no reconocen, y que preocupa en el entorno del ministro Fernán Quirós, es que los casos actuales corresponden a contagios producidos alrededor del 17 de agosto, cuando tuvo lugar la última marcha anticuarentena de aliados del Jefe de Gobierno.