Tras las denuncias por abuso sexual, Harvey Weinstein ya fue despedido tanto de la empresa que fundó como de la mismísima Academia de los Oscars. Mientras tanto, la productora The Weinstein Company busca lavar su imagen de la mano del experto en relaciones públicas Michael Sitrick, conocido como ‘el Señor Lobo’ por su capacidad para limpiar las peores reputaciones de las estrellas del espectáculo. Sin embargo, las denuncias en la meca del cine no paran de crecer. Y ya no están centradas sólo en el chico malo de esta película.

Luego de que se viralizara un antiguo video de Courtney Love, en el que la cantante y música -acaso más conocida como la viuda de Kurt Cobain- advierte a las chicas a no ir a una fiesta de Weinstein, en los últimos días también salió a la luz una vieja entrevista televisiva en la que Ben Affleck manosea en los pechos a la periodista Hilarie Burton, que por ese entonces tenía 21 años: 16 años después, el actor finalmente pidió disculpas y el video fue removido de Youtube a pedido de la empresa Viacom, por una supuesta violación de los derechos de autor. 

No fue la única polémica en la que estuvo envuelto recientemente el actual encargado de personificar a Batman: la semana pasada, Twitter bloqueó por 12 horas la cuenta de la Rose McGowan luego de que la actriz lo acusara de conocer las conductas de Weinstein desde 1997. Según relató la italiana, durante el festival Sundance de aquel año, ella le había contado personalmente a Affleck que el productor había querido abusarla.

Esta semana, la revista Vanity Fair decidió comenzar a recopilar el listado total de mujeres que denunciaron acoso por parte de Weinstein, con actualizaciones diarias según se conocen nuevos casos. El 10 de octubre, el caso salió a la luz con un artículo en The New Yorker en el que 13 actrices contaban sus dolorosas experiencias con el productor (tres denunciaban haber sido violadas). La lista, hoy, ya llega a 34 nombres, con algunos de mucho peso como los de Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie, ambas hijas de personajes poderosos de la industria. 

Así, comienza a quedar en en evidencia que Hollywood no es ningún paraíso: en la meca del cine, las mujeres sufren las mismas situaciones de acoso que en cualquier otro ámbito laboral. Y no hay marquesina que las proteja. En ese sentido, es ilustrativo un episodio que recordó recientemente la italiana Ambra Battilana Gutierrez: luego de ser acosada por Weinstein durante un evento en Nueva York en 2015, la modelo se fue a una comisaría cercana a presentar la denuncia, que acompañó con una grabación en la que se oía cómo el productor intentaba forzarla para que lo acompañe a su habitación. Dos semanas después del hecho, el fiscal desestimó las acusaciones. Al poco tiempo, el poderoso empresario cinematográfico ofreció un jugoso acuerdo para que Battilana no hablara públicamente del tema. 

La red de complicidades que permitió ocultar durante tanto tiempo las atrocidades cometidas por Weinstein no sólo responde a la necesidad de algunos de cuidar su lugar en la cadena de producción de Hollywood, sino que también esconde una entramado cultural de fuertes raíces. Desde ese lugar es más factible entender por qué un diario como The New York Times, siempre jactancioso de su independencia, decidió no publicar las denuncias contra el productor en 2004, o por qué, a pesar de que hace años se conoce su conducta abusadora, ningún crítico ni revista especializada se encarga de aclarar cómo era Alfred Hitchcock detrás de las cámaras cuando lo ubican como uno de los mejores cineastas de todos los tiempos.