La ex mandataria declaró como testigo por una causa derivada de su procesamiento por el "dólar futuro".
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner no necesitó
demasiado esfuerzo para explicar que gracias a una decisión de política
económica de su gobierno, las operaciones de dólar futuro por las que hoy
ella misma está en camino a juicio oral y público, decenas de funcionarios y
allegados al actual gobierno se enriquecieron aprovechando una falacia
electora.
Ningún candidato dijo que iba a devaluar, recordó la ex
mandataria al declarar como testigo esta mañana ante el fiscal Jorge Di Lello,
en una causa derivada de su procesamiento por el dólar futuro. La lógica fue
casi de silogismo: si el dólar hubiera mantenido su valor, gradualmente habría
acomodado su cotización a los valores que preveían las operaciones a futuro.
Pero cuando los seguidores de la alianza Cambiemos entendieron que podían
convertirse en gobierno, salieron a concretar masivamente operaciones de compra
de divisa estadounidense para un futuro situado después del cambio de
gobierno.
Según explicó hoy la ex presidenta, para que esas
operaciones rindieran suculentas ganancias era necesario un paso que sólo el
gobierno de Mauricio Macri había previsto dar, aunque lo había negado en la
campaña electoral: la devaluación.
La eliminación de las restricciones a la compra de moneda
extranjera, financiada con el incremento de la deuda externa gracias a la toma
de préstamos en el exterior (favorecido por el pago a los fondos buitres)
catapultó la cotización del dólar, de poco más de diez pesos previsto por el
anterior gobierno para los primeros meses de 2016- a 16. Eso fue lo que explicó
la ex mandataria: si se hubiera continuado con una adecuación paulatina de la
divisa estadounidense ninguno de los funcionarios y empresas que compraron
dólar futuro se hubieran enriquecido como lo hicieron. Lo que hubo en el
medio fue una decisión política la de Cambiemos, de devaluar. Pese a haber
asegurado en la campaña que no lo haría.
En rigor, la ex mandataria dijo ante el fiscal Di Lello que
la decisión de devaluar se produjo el 13 de diciembre de 2015, tres días
después de la asunción de Macri. Participaron de la reunión clave para esa
decisión, siempre según el relato ofrecido esta mañana en los tribunales
federales de Comodoro Py 2002, el
vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, el secretario de Finanzas Luis Caputo,
y el titular de Rofex, la sociedad de bolsa que canalizó los contratos de
dólar futuro.
Pero para entonces, funcionarios, empresas y personajes
cercanos a Cambienos (y a otras fuerzas políticas y económicas) ya tenían sus
contratos de dólar futuro asegurados. Para concretar la ganancia era necesaria
la devaluación, que se reveló innecesaria, según la ex presidenta. El dólar
pasó a costar 16 pesos hace casi un año y medio; en un contexto inflacionario
que supera el 30 por ciento, la moneda norteamericana no sólo no subió sino que
incluso bajó su cotización.
"Hay que observar que la devaluación del actual
gobierno trajo millonarias ganancias para quienes compraron dólar futuro. La
devaluación se decidió en el Ejecutivo y no en el Banco Central".
El juez Claudio Bonadio procesó a la ex mandataria por el
delito de "administración fraudulenta" por los contratos de dólar
futuro. Esa operación necesita de dos puntas: una que venda y otra que compre.
No puede haber perjuicio si existiera sólo una de las dos, como no puede haber
un homicidio sin víctima. Una cosa es necesaria para la concreción de la otra.
No cabe en el imaginario que la ex presidenta hubiera urdido una maniobra
fraudulenta con las operaciones de dólar futuro para beneficiar a funcionarios
del gobierno de distinto signo político que la sucedió. Sin embargo eso es lo
que ocurre en la realidad judicial: CFK está procesada por tomar una decisión
de política económica, que el juez consideró defraudatoria, para beneficiar a
representantes de la fuerza política antagónica que venció en las elecciones en
las que ella tenía a su propio candidato.