Cada día que pasa aumenta la incertidumbre. Cada semana que termina concluye con menos trabajo. Son cientos de empleos que se pierden. Lo registran las estadísticas, las crónicas periodísticas, los móviles televisivos. El paso del tiempo, en este año 2019, adquirió una carga dramática. Pero en simultáneo, aunque suene a paradoja, el deterioro de las variables sociales y productivas provoca una erosión demoledora sobre la figura de Mauricio Macri y sus chances electorales. Un desgaste que salpica con ácido a otras figuras de la coalición oficialista. Este proceso imparable, en el que la dinámica del modelo económico de Cambiemos conspira contra su continuidad en las urnas, explica en buena medida la estrategia política de la oposición. “Hay que esperar. Hay que ser pacientes”, evalúa Oscar Parrilli en diálogo con Tiempo. El exsecretario general de la Presidencia y responsable del Instituto Patria resume en esa frase telegráfica el principal problema que tiene hoy el macrismo: a medida que pasan los días se profundiza la sensación de desgobierno de las variables económicas. Ya no sólo de la economía real sino también en materia financiera.

Esta situación preocupa en la Casa Rosada porque pone a Macri ante una disyuntiva que puede terminar con su carrera política y hacer detonar la coalición PRO-UCR-Coalición Cívica creada por él. Los indicadores de riesgo país, el retiro en masa de los inversores financieros del mercado argentino, el desarme de Leliq y la consecuente suba del dólar conforman un combo explosivo que muchos analistas traducen como un mensaje extorsivo a Macri: lo están forzando a bajarse de la candidatura presidencial. “Los mercados” quieren que delegue en la gobernadora María Eugenia Vidal la –de por sí difícil- tarea de representar a Cambiemos en las elecciones. El problema al que se enfrentan Macri y su proyecto político es que si el mandatario se presenta como candidato entra en grave riesgo el resultado y hace crecer las chances de su némesis, su principal adversaria, la que mejor simboliza su antítesis y el modelo alternativo al neoliberal: simplemente, Cristina. Pero, al mismo tiempo, si el presidente renuncia a su aspiración reeleccionista pone a su gobierno en una situación de extrema debilidad. Incluso para completar lo que resta del mandato 2015-2019.

A la par del debilitamiento evidente del macrismo, Cristina comenzó a dosificar sus apariciones. Sobre todo sus discursos públicos. Desde hace tiempo su relación con la sociedad se puede resumir en la práctica de ‘entrar y salir’ de la coyuntura y de la agenda mediática. Hasta sus intervenciones en el Senado se espaciaron de manera absolutamente planificada. Sus pares en el bloque del FpV-PJ en la Cámara alta fueron testigos de varias jornadas en las que CFK, a último momento, desistió de hacer un discurso o hasta de sentarse en la banca y mostrarse en el recinto  a pesar de estar presente en las instalaciones del Congreso. La motivación de estas determinaciones era desestructurar el guión que el macrismo tenía preparado de antemano (como sucedió durante la última visita de Marcos Peña al Congreso) o evitar que el desastre económico cotidiano pueda ser atribuido a alguna declaración suya replicada luego por los medios. El peso de Cristina en el sistema político volvió a quedar en evidencia esta semana con la sorpresiva aparición de su libro. 

Pese a encontrarse a 6900 kilómetros de Argentina,  en La Habana, Cristina fue otra vez mencionada como una de las razones por las que últimamente se suceden los contratiempos económicos. Sonó como una coartada forzada y torpe, porque los problemas tienen raíces estructurales. Lo que sí se puede entender, en todo caso, es que las chances de que CFK sea precandidata crecen a medida que empeora la situación económica y social. Este proceso inversamente proporcional puede leerse en la chicana que en los últimos días hicieron circular analistas afines al neoliberalismo: definieron a Macri como el mejor jefe de campaña de Cristina. ¿Y qué hace Cristina mientras tanto? Espera. Pero al mismo tiempo se profundiza su posicionamiento como la alternativa  total al macrismo.

La decisión es observar el desgaste de los otros, al mejor estilo de la frase de Napoleón (“cuando el enemigo se equivoca, no lo detengas”). Y aparecer poco, sólo en los momentos necesarios. A nadie se le escapa que la presentación del libro Sinceramente,  editado por Sudamericana, anunciada para el jueves 9 de mayo en la Feria del Libro, se convertirá en algo más que en una charla sobre un texto de 600 páginas que ya es récord de ventas. Algunas pistas sobre el futuro inmediato de CFK incluso se pueden leer al asociar la más reciente saga de acontecimientos. En su propio libro, medio desapercibido entre otras afirmaciones sobre el pasado, la senadora y expresidenta escribió un párrafo bastante elocuente sobre su rol en 2019. “Sé que lidero las esperanzas de millones de hombres y mujeres que padecen la cotidiana frustración de vivir y ver su país a la deriva”, subrayó.

Otro indicio pudo escucharse en la tarde de ayer en el municipio de José C. Paz, al cumplirse el aniversario número 16 de la elección presidencial de 2003. Flanqueado por el intendente Mario Ishii, Máximo Kirchner parafraseó una conocida frase de su padre en 2007. En aquel último año de su mandato Néstor buscaba alentar el misterio sobre si el candidato presidencial sería “pingüino o pingüina”. “Más allá de si este año tendremos candidato o candidata”, fue la definición enigmática pero sugerente que pronunció ayer el fundador de La Cámpora en un tramo de su discurso. Esta serie de indicios se refuerza cuando más allá de las desmentidas públicas persisten los rumores sobre alquileres y reservas de espacios públicos para las fechas cercanas al cierre de listas. Cristina, en definitiva, administra los tiempos. No confirma ni desmiente. Además, tanto ella como el resto del arco opositor primero quieren conocer el resultado del dilema que por estos días involucra a los dos potenciales candidatos del oficialismo: Macri y Vidal. «

La exmandataria presentará su libro el próximo jueves 9 de mayo en la Feria del Libro. El acto es leído por muchos como un lanzamiento electoral.