El recinto de la Cámara Baja funcionó como una caja de resonancia a medida que Alberto Fernández fue desgranando los anuncios de las políticas públicas con los que dijo, regirá su gobierno. Los momentos más aplaudidos por el pleno de los y las legisladoras fueron cuando habló de Malvinas, recordó a Raúl Alfonsín y anunció medidas contra la violencia machista al levantar el reclamo de Ni Una Menos. El resto del discurso, tuvo el aplauso de su bancada y de sus futuros aliados.

Luego del discurso presidencial a la Asamblea Legislativa, los legisladores opositores encargados de hablar con la prensa fueron los radicales Mario Negri y Alfredo Cornejo. Ambos aceptaron las críticas que hizo Fernández sobre la situación de la pobreza y reconocieron que las cifras son alarmantes.

«El presidente hizo un balance parcial, la realidad es que la economía no está bien, pero me hubiese gustado que reconozca el autoabastecimiento energético», dijo Negri, jefe de la bancada opositora. A su vez, sostuvo que coincide con la necesidad de intervenir la AFI, tal como anunció Fernández.

En ese mismo sentido habló Cornejo, presidente de la UCR: «Acá no hay ninguna tierra arrasada, ha habido cosas buenas y malas del gobierno que se va».

 En tanto, el senador Julio Cobos, también radical, sostuvo: “Para lograr una verdadera república y una democracia sólida, se debe hacer efectivo el Nunca Más al que hizo referencia y lograr una justicia independiente, sin la intervención de la política, ni operaciones judiciales”. 

Uno de los legisladores opositores que más aplaudió al presidente en distintos momentos fue el senador del PRO Humberto Schiavoni. En tanto, el diputado provincial de Juntos por el Cambio, Daniel Lipovetzky fue invitado a la ceremonia por el propio presidente y también se sumó al público ubicado en los balcones.

En los balcones de los invitados estuvieron los sindicalistas Héctor y Rodolfo Daer, Antonio Caló, José Luis Lingeri, Omar Viviani, y más tarde se sumó Pablo Moyano. También hubo balcón para los organismos de derechos humanos. Tati Almeida se sentó junto a Adolfo Pérez Esquivel y Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. En el siguiente balcón estuvo Hebe de Bonafini.

Familiares de Alberto Fernández se ubicaron justo en el balcón diametralmente opuesto al estrado desde donde dio el discurso. Pero su mujer Fabiola Yánez y su hijo Estanislao Fernández se ubicaron en los asientos dispuestos al costado del presidente, antes de los asientos en donde estuvieron los ministros y ministras. “Lo daremos todo”, dijo Estanislao a la salida a la prensa y cuando le preguntaron cómo vivía el traspaso aseveró: “diez de diez”. En el bolsillo del saco del traje llevaba un pañuelo con todos los colores que representan la diversidad sexual. 

La delegación extranjera fue magra. En medio de las crisis que vive América Latina, los únicos presidentes –entrante y saliente- fueron los uruguayos, Luis Lacalle Pou y Tabaré Vazquez. También llegaron desde el país vecino la saliente vicepresidenta Lucía Topolansky, el expresidente José Mujica y el presidente del Parlasur Daniel Caggiani. 

También estuvieron los ex presidentes argentinos Carlos Menem y Eduardo Duhalde, sentados juntos, apenas separados por Zulemita Menem.

La salida de Mauricio Macri, luego de la entrega de los atributos presidenciales, fue uno de los momentos más aplaudidos, por propios y ajenos. Unos por festejar a su líder político y otros por festejar que se fuera.

Otro de los momentos más emotivos fue cuando Fernández recordó a sus padres, al procurador Estaban Righi y a Néstor Kirchner. La diputada Luana Volnovich, que asumirá en el PAMI con el primer objetivo de garantizar los medicamentos a los jubilados, también se emocionó. Otra de las diputadas que dejará su cargo como diputada para ir al Ejecutivo es Victoria Donda. Ninguna se sentó en su banca, sino que buscaron sillas para mezclarse entre sus ex compañeros de cámara.