Orlando “El Turco” Espip ya pasó por el boquete del alambrado de la popular. Quiere increpar en la cara al árbitro Aurelio Bossolino. Se camufla entre los fotógrafos. San Martín de Mendoza le gana 2-1 a Rosario Central en el Gigante de Arroyito por la sexta fecha del Nacional 1967. Pierde el invicto de cinco partidos ganados. A los 88 minutos, con Central volcado en ataque, el Gato Andrada sale muy lejos de su área. Y Benito Valencia, goleador de San Martín, patea por encima del arquero. La pelota pica una, dos, tres veces. Y antes de que traspase la línea, el Turco Espip evita el gol y sale jugando por abajo como si fuese un defensor.

Aunque haya fechas confirmadas por distintas federaciones en el mundo, nadie sabe cuándo volverá el fútbol. Tampoco en Argentina. Lo que sí parece saberse es cómo volverá el fútbol: sin hinchas, sin Turcos Espip. “Desde mi óptica -dijo alguna vez Marcelo Bielsa, quien amenazó cortarse un dedo por Newell’s-, lo único insustituible en el fútbol son los hinchas, que es distinto al espectador, que mira y disfruta, o no, según la belleza que se le ofrece. El hincha es otra cosa. El fútbol es la gente”.

En Argentina, más allá de la AFA, Matías Lammens, ministro de Turismo y Deporte, anticipó que se jugará al fútbol sin hinchas “por lo menos hasta fin de año”. “El fútbol con público va a tardar un tiempo -dijo Lammens-. No me lo imagino ni para junio ni para julio. La liga alemana anunció que hasta el 30 de agosto por lo menos no va a haber público”. En la Bundesliga, donde rige la regla del 50+1 -es decir, más de la mitad de las acciones de los clubes debe estar en manos de los socios-, grupos de hinchas organizados se opusieron a la vuelta a puertas cerradas. “Su codicia no se detiene incluso ante una pandemia -expresaron hinchas de Bayern Munich-. No a puertas cerradas. Las pruebas son para grupos en riesgo y no para millonarios. Basta de la dictadura del dinero”. Alemania, cuya liga propone tests de coronavirus a futbolistas, cuerpos técnicos y empleados de los clubes, tiene el promedio más alto de hinchas por partido entre las ligas top: 43 mil por fecha. “Sé que varios grupos se han expresado, pero si no se aceptan los partidos a puertas cerradas, la Bundesliga dejará de existir”, advirtió Christian Seifert, CEO de la liga. Pero Alemania es el sexto país del mundo más afectado por la pandemia.

No habrá hinchada que empuje al equipo. Jugador Nº 12. No habrá “miedo escénico”. No habrá sentido de comunidad. Ruido y color. Pero acaso haya un consuelo en forma de (otra) pantalla para ver la vida. “El hecho de que la mayoría de las principales ligas de Europa se estén preparando para jugar sin público no debe ser desestimado como una decisión que solo está basada en una sucia conveniencia y una avaricia poco disimulada, un camino tomado meramente para el beneficio de la televisión -escribió Rory Smith en The New York Times-. Después de todo, las personas que ven los partidos por televisión también son hinchas”.

Arsenal, club de Primera, cubre el 80% de los sueldos de los futbolistas con el dinero de la TV. Los dueños de los derechos televisivos, a veces, son los dueños del fútbol. En Italia, donde el Atalanta-Valencia por Champions fue una “bomba biológica”, el regreso de los hinchas a los estadios se dará recién cuando exista una vacuna contra el Covid-19. “El día que se juegue un partido con gente en los estadios el mensaje será ‘hemos vuelto’ -dice Jorge Valdano desde España- La recuperación del fútbol nos traerá la sensación de normalidad, como ahora su ausencia nos sitúa en la excepcionalidad”.

“Cuándo puede volver, no lo sabe nadie. Tampoco hay una fecha estimada para volver a los entrenamientos”, dice Matías Caruzzo, defensor de Argentinos, ex Boca, San Lorenzo y Rosario Central, campeón en todos los clubes. “Si vuelve, creo que a todos nos gustaría que sea con hinchas. Ahora bien, habrá que analizar la situación y tomar la mejor decisión. El fútbol sin hinchas es totalmente distinto para todos, cambia completamente. Si vuelve sin hinchas sería raro, pero a la vez se tomarían los recaudos lógicos y necesarios para controlar el virus”. En Holanda (sin campeón) y Francia (PSG campeón) se dieron por terminadas las ligas. No así en Italia, España, Alemania e Inglaterra. En la Premier League, la liga más poderosa del mundo, Liverpool lidera con 25 puntos de ventaja a ocho fechas del final. No sale campeón de liga desde 1990. De reanudarse, y a pesar del You ‘ll Never Walk Alone, tendrá que caminar solo en Anfield.

Tampoco lo acompañará Michael Robinson, que murió el martes en Madrid. Delantero campeón de la Copa de Europa 1984 con Liverpool y periodista, Robinson narró la pasión por el fútbol como pocos. Gracias a su programa Informe Robinson, muchos conocimos “La leyenda de Tittyshev”. Steve Davis, hincha de West Ham, acude en julio de 1994 con amigos a un partido de pretemporada ante Oxford City de visitante. Insulta todo el primer tiempo a Lee Chapman, atacante de West Ham. El entrenador Harry Redknapp se cansa y le dice a Davis, baranda de por medio, si se anima a entrar en lugar del lesionado Chapman. “¿Quién es el jugador que entra”, le preguntan en Oxford. “¿No vieron el Mundial de Estados Unidos? Es el gran goleador búlgaro Tittyshev”, responde Redknapp. Tittyshev, en verdad, no existe. Existe Steve Davis, que juega y hasta mete un gol que le anulan por offside. Cuando vuelvan los partidos, y por largos primeros meses, no habrá Steve Davis, razón de ser del fútbol.