El padre Fernando Lede Mendoza acusó a la Bonaerense de darle armas para delinquir a los pibes de las barriadas de Tandil. Se arriesgó, también, a hablar de la existencia de zonas liberadas, y dijo que la droga está calando hondo en sectores vulnerables. Sus dichos escandalizaron al mundillo político local. Sin pretenderlo, el párroco de la Capilla San José Obrero, se anticipó al debate que días más tarde reavivó el gobierno nacional al mostrarse a favor de bajar la edad de imputabilidad de 16 a 14 años. El pensamiento del cura, sin embargo, parte de una tesis totalmente opuesta a la del ministro de Justicia Germán Garavano, quien oportunamente realizó el anuncio tras el crimen de Brian Aguinaco, en Flores, baleado presuntamente por un chico de 15.

El viernes 23 de diciembre, Lede Mendoza brindó a los feligreses una homilía en la Iglesia Santísimo Sacramento que no pasó desapercibida. Sus declaraciones se multiplicaron en las redes y en chats de WhatsApp. Se preguntaba cuánto debía llorar el Niño Jesús para que los cristianos puedan escucharlo mientras «los pibes de gorra son amedrentados en cada esquina todos los días por agentes de seguridad sin formación y llenos de autoritarismo. ¿Cuánto entre los niños armados de Movediza, con armas que les vende la policía, entre los que consumen el paco que se produce en las cocinas de Villa Aguirre y los que compran todo tipo de sustancias en las numerosas zonas liberadas a lo largo y a lo ancho de Tandil?», haciendo foco en dos de los barrios más postergados de la ciudad natal del presidente Macri.

El cura –oriundo de Bolívar– ya había tenido una serie de desencuentros con el intendente radical Miguel Angel Lunghi, en el cargo desde 2003. El último 9 de julio, mientras se celebraba el Bicentenario con un desfile cívico-militar, una kermés en la plaza principal y una velada de gala en el Teatro del Fuerte; Lede optó por ofrecer una misa «por pan y trabajo» en la estación de tren, junto al Colectivo Popular Cristiano, en medio de los despidos y suspensiones de trabajadores de los supermercados Día de la zona y de la metalúrgica brasilera Cinpal, que dejó a unos 40 empleados en la calle. Cuando trascendió la fuerte homilía navideña del cura, Lunghi se mostró ofendido: «Los dichos del Padre Fernando no me cayeron bien. Que se presente a la justicia y nosotros lo acompañamos. No puede tirar una bomba y quedarse ahí», dijo y lo invitó a la Municipalidad para hablar del tema.

Lede , apoyado por el obispo de Azul, Hugo Manuel Salaberry, se reunió con Lunghi y le contó lo que los vecinos le habían confiado: la connivencia entre la fuerza policial, la delincuencia y los narcos. Tras ese encuentro, el jefe de Gabinete municipal, Mario Civalleri, se animó a decir: «No me dio la sensación de que esté dispuesto a hacer la denuncia porque el intendente se lo planteó en dos ocasiones y no respondió positivamente.» Horas más tarde, sin embargo, el párroco la ratificó en la Fiscalía 22 de Estupefacientes de Azul, pero sin Lunghi. «