A menos de cinco días de la finalización del plazo para presentar listas y candidaturas con vista a la renovación de autoridades, se aceleran las negociaciones contrarreloj para alcanzar una propuesta de unidad que pueda sintetizar a los sectores que, al cierre de esta edición, se expresan en las siguientes alternativas: tres candidatos que ya reservaron nómina, un presidente a punto de definir si va por la reelección o no, y parte del interior bonaerense justicialista a punto de determinar si presenta un postulante que lo represente. Más allá de los cinco postulantes que puede llegar a haber por el momento, lo que está en juego es la dirección programática que tomará la reorganización del peronismo bonaerense, el grado de renovación, apertura e inclusión concretos que tendrá el partido, así como la correlación de fuerzas interna y el poder que detentarán varios jefes comunales y referentes peronistas a partir de la etapa de transición que se avecina. En paralelo al reordenamiento interno, la próxima conducción deberá definir, en la espera de que se perfilen liderazgos nacionales y provinciales, la agenda con la cual ejercerá su relación con el oficialismo provincial y nacional, cuándo ejercer el rol opositor y en qué momento ser negociadores.

Hasta este domingo, se perfilan hasta cinco posibles candidaturas, con tres que se confirmaron durante la semana que transcurrió: el intendente de Merlo Gustavo Menéndez confirmó las versiones que lo mencionaban como representante de sus pares renovadores, sobre todo en la Primera Sección Electoral y parte de la Tercera, y fue el primero en reservar lista. De todos los candidatos, Menéndez claramente es quien más acercamientos de unidad propició con sectores peronistas alejados del partido, como el massismo y parte del randazzismo, así como con representantes de la CGT. El jefe comunal de Moreno, Walter Festa, reservó lista con el apoyo de la agrupación La Cámpora. Mientras que Mario Ishii, alcalde de José C. Paz, reclamó participar y su reserva de lista fue aceptada.

El actual presidente del partido, el diputado nacional electo Fernando Espinoza, aún no dio ese paso, pero según supo este medio, tiene intenciones de ser reelecto. Detrás de Espinoza está el peso político y territorial del distrito más populoso de la Provincia, La Matanza. A su vez, desde el interior bonaerense, algunos intendentes y dirigentes están cansados de la «conurbanización» del PJ Bonaerense. Es por eso que está previsto que mañana dirigentes y militantes de la Segunda Sección, encabezados por el intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, y el exsecretario de Seguridad Sergio Berni, concreten un plenario, con la idea de que surja de allí la decisión de reservar lista.

Reunión clave

De todas maneras, las posiciones parecen polarizarse en dos: los renovadores y la conducción actual, con el apoyo de una parte del kirchnerismo. Este viernes se produjo una cena en la Ciudad de Buenos Aires entre Espinoza y varios intendentes del Conurbano, entre ellos Menéndez, Alberto Descalzo (Ituzaingó), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Julio Pereyra (Florencio Varela) y Mariano Cascallares (Almirante Brown).

Según supo Tiempo, en un contexto de mucho hermetismo y cautela de los protagonistas, los intendentes le ofrecieron a Espinoza ser parte de la conducción, pero sin que vaya nuevamente por la presidencia. El matancero no accedió por el momento. Esto por ahora traba una posible lista de unidad. Si hay unidad entre estos dos sectores, algo por ahora frenado, la interna se encamina a una lista única, con la posibilidad de que Ishii siga con su postulación y el resto se sume en diferentes lugares. En el conteo, de un lado está el poder territorial de La Matanza, de parte de los alcaldes del interior y de un sector considerable del kirchnerismo. Del otro, la mayoría de los intendentes de la Primera y Tercera Sección –las más populosas de la Provincia – el massismo, parte del randazzismo, varios alcaldes y dirigentes del interior, y según dicen desde esta corriente, «el 50% del kirchnerismo».

Todos coinciden que entre mañana y el martes, reuniones mediante, la interna tiene que estar definida. No sólo los corre el reloj: si la interna se desordena, también coinciden en que el duhaldismo volverá a intentar intervenir el partido. «