Cajas habitadas por mujeres pero que parecen tener vida propia, valijas, una sombrera y poco después, máscaras y cuerpos sobre el espacio escénico atraen la atención del espectador sobre una propuesta en la que predominan lo visual y el movimiento y que convoca a entrar y recorrer un mundo de clima onírico con leyes propias.

Se trata de dos obras breves, Concierto para equipaje (Homenaje a Tadeusz Kantor) y África. Sueño de un viaje olvidado de la compañía Cuerpo equipaje, con dramaturgia y dirección de Tatiana Sandoval que pueden verse en el Espacio Teatral El Kafka. Un grupo de artistas de distintas disciplinas combinan teatro de objetos, teatro físico, movimiento y nuevas tecnologías. 

Tiempo Argentino dialogó Sandoval acerca de este espectáculo renuente a definiciones y encasillamientos.

-¿Cómo se define el teatro físico?
– En principio es el modo más sintético que encontramos de definir el tipo de interpretación que tiene actualmente la compañía. Es un grupo de actrices, performers y gente de otras disciplinas formadas en la Universidad Nacional de la Artes (UNA). Tienen experiencia en trabajo con máscaras pero este proyecto en particular nace de un posgrado mío en Teatro de Objetos, Interactividad y Nuevos Medios. El tipo de investigación que venimos desarrollando pone en un mismo plano el trabajo con las máscaras y entonces el trabajo del cuerpo está ensamblado a una búsqueda visual para el escenario que implica una gran concentración física porque la mitad del tiempo las actrices que están sobre el escenario no se ven entre sí. Nombramos al proyecto como teatro físico para dar cuenta de ese tipo de trabajo, no como danza porque no es el área específica del que venimos, aunque hay mucho trabajo y es muy delicado en términos de movimiento. 

-Apenas comenzó el espectáculo pensé que iba a ver algo emparentado con lo que hace Philippe Genty.
-Bueno, justamente él habla de la dificultad de nombrar su obra. Además de que es un artista muy admirado por mí, está buena la referencia porque no es fácil definir este tipo de teatro que tiene una fuerte apuesta a lo visual, a lo físico pero en el que hay un trabajo escénico en que uno ve teatro. Son trabajos de orden experimental con la materia. Ensambla una serie de áreas que a veces se estudian separadamente. Aquí en cambio, hay mucha integración escénica de distintos proyectos.

Intervienen elementos diversos, desde objetos como cajas o valijas, máscaras, videos…, es decir que abarca diferentes disciplinas.
-Exactamente.

-¿Cómo surge un espectáculo de este tipo? ¿De una improvisación, de un argumento previo…?
-Nombraría el origen como investigación artística.

-¿Y esa investigación en qué consiste?
– En principio en una investigación muy fuerte en relación con los materiales y con el origen de esos materiales. En el caso de Concierto para Equipaje los materiales eran cajas encontradas, valijas encontradas y un vestuario. En principio yo estaba trabajando dentro de la obra y luego decidí salir y convocar nuevas actrices. Estaba con Bárbara García Villorio actuando y dirigiendo hasta que me resultó prácticamente imposible estar dentro de la caja  afuera. A lo que me refiero es que la investigación fue concreta, con los materiales, con filmaciones para ver de qué daba cuenta ese trabajo. Así tuvimos distintas secuencias, algunas de las cuales no están a la vista en esta obra. Era una investigación que no tenía un fin preciso, pero cuando me convocan a un homenaje a Tadeusz Kantor elijo entre los materiales que ya tengo en proceso, en estado de taller, de investigación. Si bien este material no se hizo especialmente para el homenaje, me pareció que dialogaba muy bien con Kantor. Cuando pongo el material en este diálogo, revisito a obra de Kantor y me encuentro con una serie de conceptos que comienzan a imprimir sobre los objetos nuevos sentidos.

  -Justamente, como se aclara que es un homenaje a Tadeusz Kantor iba a preguntarte cuál es la relación entre él y la Compañía cuerpoequipaje.
– Por un lado, la obra fue estrenada en un contexto de homenaje a su obra en La casa de la Lectura. El material presentado tiene citas a su trabajo. El título de Concierto de equipaje alude a un trabajo de Kantor que es Concierto Marino  que él escribe y que concibe dentro de su Teatro de la Muerte. Él trabaja con lo que llama “objeto encontrado” u “objeto pobre” y me da la impresión de que hay algo como muerto en el escenario, algo que se revisita maquinalmente pero que ya no está. Lo muerto es su pueblo de infancia, Wielepole. Nosotros vamos tomando huellas, yo trabajé con las actrices armando secuencias que me interesaban, que ellas podían repetir poniéndoles nombres y al ponerles nombres aparecían sentidos. Por eso digo que es un trabajo de mucha investigación artística porque no preexiste aunque hay conceptos. 

-No sólo está el lenguaje de los objetos, sino también hay un lenguaje creado que no tiene ningún referente externo, sino que tiene una coherencia en el marco de la escena. ¿Cómo surge?
– Del trabajo de las actrices, pero ellas sí saben lo que están comunicando aunque no se trata de un idioma reconocible. Nosotros les damos un sentido a esas palabras aunque sea un idioma inventado. La palabra es tratada como un objeto más. Hay poesía en eso, es un juego con lo sonoro, es un sonido poético que te remite a una palabra pero no la cierra, sino que la sigue abriendo. 

-¿Qué tienen en común un actor o actriz y un performer?
-Ambos son trabajos artísticos de gran compromiso en lo que el cuerpo y la mente están puestos en la escena. La diferencia está en el tipo de trabajo con el público y con el material original que tiene cada uno. Las chicas comenzaron a hacer un trabajo performático ligado a otros aspectos que no son los específicos del escenario como el texto y la situación, es decir, algo que no tiene que ver con el trabajo más clásico, aunque no sé si clásico es la palabra. Ubicadas en una zona más performática, ellas tuvieron que poner en juego otros materiales personales. En este momento el trabajo está en un borde, es un teatro performático en el sentido de que tiene que ver con lo visual, con eventos únicos e irrepetibles y  el límite entre el actor y el performer está más lábil. 

-¿La performance tiene que ver con la improvisación o no necesariamente?
-No necesariamente, pero desde lo académico este borde es complejo. Hay mucha discusión sobre el límite y quizá la expresión teatro performático puede abarcar los distintos sentidos.

-También la música está cercana al tipo de palabra que se utiliza más que a la creación de climas o al acompañamiento.
-Sí, en eso el trabajo es de Cecilia Candia. En los dos casos es música original compuesta para las dos obras. Ella ha compuesto, entre otros grupos para el Periférico de Objetos. Ha trabajado con García Wehbi, con Tantanian. Especialmente en el caso de África trabajó con las actrices el aspecto sonoro. 

-En el espectáculo que hay un denominador común: sobre el escenario todas son mujeres y además, son muy jóvenes. ¿Es una casualidad o una búsqueda?
-No es casualidad. El trabajo tiene un rasgo de expansión de una mirada subjetiva del mundo y es una mirada femenina. Hay como una misma mujer multiplicada. El 90 por ciento de quienes participan del proyecto desde diferentes lugares son mujeres. La iluminadora, Yessica Tortul, se está por recibir en la Universidad Nacional de las Artes de Licenciada en Iluminación, creo que son de los primeros licenciados en este rubro en Latinoamérica. Es muy jovencita y este año ganó un premio por otro espectáculo. Pheonía Veloz es la diseñadora de vestuario y máscaras. Ella diseñó las máscaras y yo decidí avanzar en ese riesgo porque no habíamos trabajado nunca en eso. Sus dibujos me convocaron y confié en su propuesta, investigamos y así llegamos a las máscaras. No comenzó primero la técnica, sino ciertas imágenes y luego hubo mucha investigación. Son trabajos que, aunque no tienen texto, tienen por detrás un trabajo muy grande de investigación. Hay detrás sí textos teóricos, pero el objetivo de la escena es algo de orden sensible. 

Concierto para equipaje y África pueden verse en El Kafka. Espacio Teatral, Lambaré 866, CABA. Estará los domingos 19 y 26 de noviembre a las 18 y se agregó una función más el sábado 2 de diciembre a las 23.