“La transformación del Zoológico de Buenos Aires es un Ecofraude que pronto podría convertirse en un Ecoshopping”. De ese modo alertó la organización SinZoo, que desde 2012 viene denunciando el brutal anacronismo cultural de mantener, todavía hoy, animales en cautiverio.

Desde SinZoo recordaron que la mitad de los edificios que se pretende concesionar están ocupados hoy por animales, en un proceso de derivación de especies en cautiverio que está estancado desde su anuncio en 2016. “Todo lo hace al revés. Las obras han comenzado con 1300 animales adentro: con topadoras, obreros, muertes de peces, de tortugas, de monos… Y los despidos de los mejores cuidadores del lugar pero también los más opuestos a esta falsa transformación, que han puesto en peligro más que nunca la vida de los animales aún presos en el Ecofraude”.

SinZoo enumera las escasas derivaciones hechas hasta ahora de la “colección faunística” de la Ciudad: cuatro osos andinos, dos osos pardos, dos aligators y un mono carayá negro, además de los 130 ciervos y antílopes trasladados a la Estación de Cría de Animales Silvestres (ECAS) de Villa Elisa, “con resultados desastrosos, decenas de muertes en la previa, en el traslado y a las horas de llegar”.

“Sabemos que la sombra oscura de las derivaciones a otros zoológicos son la amenaza que pende como una espada de Damocles sobre los animales del Zoo porteño –agregan–. Sabemos que no hay santuarios para todos, sabemos por el caso de Pelusa (la elefanta muerta en La Plata) que las derivaciones no se hacen de un día para el otro, que hay burocracia entre países, barreras sanitarias, que todo esto de mandar animales a santuarios en el mundo es algo nuevo y como camino nuevo hay que tener un machete en mano y abrirse paso en la maleza”.

Más allá del interés del Sao Paulo Aquarium en recibir dos lobos marinos, y del Buin Zoo, de Chile, que desea llevarse al hipopótamo pigmeo, la lentitud en el proceso de derivaciones choca con la intención del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta de avanzar en las concesiones de los edificios en tres etapas: 2018, 2020 y 2022.

“Como necesita tener el Ecofraude terminado o mínimamente encaminado para las elecciones de 2019, o manda a los animales a cualquier lado llamado zoológico, o comprime más aún el espacio que habitan hoy, ya que el señor Larreta necesita su parque con peloteros y restaurantes y su mini zoológico en el centro del predio, arancelado, hacinado y maltratado. Claramente –termina el comunicado de SinZoo–, necesitan que salga ya porque necesitan dinero, porque se han dado cuenta que reconvertir un zoo no es una pavada y que el asunto les queda, no grande, les queda enorme”.