Después de años de lesiones, operaciones y sufrimiento, Juan Martín Del Potro se dio cuenta de que podía volver a ser el que fue en el tenis en el momento en que se tiró al suelo, a lágrima tendida, y Novak Djokovic se acercó a saludarlo del otro lado de la red. En el medio de una ovación interminable, el tandilense se levantó como pudo después de ganar por un doble 7-6, saludó al número 1 del mundo y se tocó la cabeza con las dos palmas bien abiertas, sin terminar de entender lo acababa de conseguir. Ese 7 de agosto de este año, en esa primera ronda de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Del Potro, que había recibido una invitación para participar porque estaba 141 en el ranking, comenzó un camino exitoso que incluyó, además, una victoria ante Rafael Nadal que significó su segunda medalla de bronce en un JJOO, un triunfo ante Stanislas Wawrinka en la segunda ronda de Wimbledon, un gran batacazo en Escocia ante Andy Murray en la semifinal de la Copa Davis y el título que consiguió este domingo en Estocolmo, su primer grito de campeón en casi tres años.

Con este triunfo por 7-5,6-1 ante el estadounidense Jack Sock, el liderazgo de Del Potro en el equipo argentino de Copa Davis ya no será simplemente simbólico: a partir de este lunes será el mejor tenista argentino ubicado en el ranking (42), superando a Federico Delbonis (47). Hasta el título conseguido este domingo en el torneo en el que pudo participar por una invitación de los organizadores del certamen, las mayores alegrías de este año del tandilense de 28 años habían llegado en torneos de representatividad (Juegos Olímpicos, Copa Davis) más que de su propia carrera personal. Por eso para él ganar un torneo ATP también fue tachar otro ítem en la larga lista de cosas que soñó hacer después de su tercera operación en la muñeca. «Ganar este torneo significa mucho para mí porque es el primero después de mucho tiempo. Estoy muy feliz de poder volver a ganar un título y quiero agradecerle a toda la gente que me dio apoyo en los momentos difíciles, a quienes no dejaron que bajara los brazos. A ellos, gracias, de corazón”, contó, emocionado, en la premiación el tenista que es el mayor candidato a ganar el premio que entrega la ATP al “regreso del año”, distinción que ya ganó en 2011.

En su vitrina ya tiene 19 títulos, pero de acá a fin de año su objetivo principal será cerrar el año con 20 y que Argentina, por primera vez en su historia, se quede con la Copa Davis. El capitán del equipo, Daniel Orsanic, lo acompañó en su estadía en Estocolmo, todo un signo de la importancia que tiene el tandilense para el equipo argentino, todo un mensaje subliminal para que el propio Del Potro no pierda de vista el sueño de quedarse con la Ensaladera.

En la temporada 2014 jugó cuatro torneos. En 2015, dos. En Sidney, el 11 de enero de 2014, había ganado su último título. Pasaron 1.017 días, superó múltiples lesiones y dolencias y Del Potro pudo volver a festejar. Dentro de poco más de un mes, entre el 25 y el 27 de noviembre en Zagreb, Del Potro será el abanderado de la ilusión argentina que busca revancha después de cuatro finales perdidas. El tandilense ya tiene su foco puesto en preparar todo para el dueño con Croacia, para cerrar su año inolvidable en el que comenzó como 590 del mundo, llegó a ser 1045 y que ahora está entre los mejores del mundo. Otra vez.