“La sesión la tuvieron que levantar porque el quórum era trucho”, aseguró la legisladora porteña del FIT Myriam Bregman, minutos después de que Emilio Monzó suspendiera el tratamiento de la reforma previsional que el gobierno pretendía votar a toda costa esta tarde. “Cambiemos tiene que mostrar la lista con los diputados que supuestamente dieron quórum, porque podemos estar nuevamente ante la presencia de un diputrucho o dos. Queremos que muestren nombre por nombre lo que sostuvieron ahí adentro”, añadió.

La estrategia de Cambiemos era conseguir el número y arrancar la sesión especulando que, una vez iniciada, los diputados opositores bajaran al recinto para discutir la medida. Entonces los «diputruchos» se licuarían.

Agustín Rossi, diputado por el Frente para la Victoria, avaló las palabras de Bregman. “En el momento en que el presidente da por iniciada la sesión no había quórum, finalmente se impuso la cordura. Ni política, ni reglamentariamente se podía llevar adelante la sesión del día de hoy”, aseguró el legislador santafesino.

Mirta Tundis, diputada del Frente Renovador y presidenta de la Comisión de Previsión y Seguridad Social de la cámara, agregó que “dos diputados no habían jurado y se sentaron en las bancas”. Se refería a dos de los siete diputados que no habían asistido a la jura el 6 de diciembre y por tanto aún no se encontraban en condiciones de dar quórum. Las personas que esperaban ser oficializadas para poder acompañar la reforma que buscaba el macrismo eran Jorge Enriquez por CABA y Astrid Carolina Hummel por Rosario. En ambos casos, electos por Cambiemos.

Bregman retomó ese hilo: “Tanto hablamos del diputrucho y lo volvemos a repetir. Esta es la república que pretendía Cambiemos. Nos gasearon, nos balearon, nos pegó la gendarmería, mandaron a diputados a enfermería. Hicieron todo lo que pudieron pero se terminó cayendo”.

Los oficialistas que dieron la cara

Cerca de las 16:00, un grupo de legisladores del interbloque Cambiemos habló con la prensa para dar su versión de los hechos y ratificaron la posición de Monzó dentro del recinto. “La ciudadanía vio como había quórum legal en dos oportunidades. El quórum parlamentario se consiguió. La sesión se frustró por las amenazas y aprietes de los violentos”, subrayó Eduardo Amadeo. “Teníamos un acuerdo político y fueron a apretar a miembros de los bloques disidentes”, puntualizó.

Por su parte, el diputado Daniel Lipovetsky acusó al kirchnerismo de frustrar el debate parlamentario “a través de sus peores prácticas”. Sin embargo, evitó adelantar si el oficialismo intentará convocar a una nueva sesión especial. “Lo decidirán las autoridades”, explicó.

El escándalo de los diputruchos estalló en marzo de 1992 cuando el gobierno de Carlos Menem buscaba por todos los medios conseguir el quórum necesario para aprobar el marco regulatorio de la privatización de Gas del Estado. La sesión ya había pasado con un cuarto intermedio cuando el PJ logró que el tablero marcara los 130 presentes (hoy se necesitan 129).

Una vez que el quórum estuvo garantizado la votación se llevó adelante a mano alzada, sin debate. El presidente de la Cámara, Alberto Pierri, habilitó la votación en general y la ley se aprobó. Pero los periodistas detectaron gente desconocida y fueron a buscar a la persona que ocupaba una banca que no le correspondía. En un pasillo, apresurando el paso, se encontraron con Juan Abraham Kenan, asesor del legislador del PJ Julio Manuel Samid.

Cuando se acuñó el término «Diputrucho»

El escándalo de los diputruchos estalló en marzo de 1992 cuando el gobierno de Carlos Menem buscaba por todos los medios conseguir el quórum necesario para aprobar el marco regulatorio de la privatización de Gas del Estado. La sesión ya había pasado por un cuarto intermedio cuando el PJ logró que el tablero marcara los 130 presentes (hoy se necesitan 129).

Una vez que el quórum estuvo garantizado la votación se llevó adelante a mano alzada, sin debate. El presidente de la Cámara, Alberto Pierri, habilitó la votación en general y la ley se aprobó. Pero los periodistas detectaron gente desconocida y fueron a buscar a la persona que ocupaba una banca que no le correspondía. En un pasillo, apresurando el paso, se encontraron con Juan Abraham Kenan, asesor del legislador del PJ Julio Manuel Samid.

Cuando los periodistas lo consultaron, explicó que se había sentado porque se sentía descompuesto. A fines de 1994, la Justicia condenó a Samid y a Kenan con algunos meses de prisión en suspenso.

Aquel 26 de marzo de 1992, Kenan no había sido el único “diputrucho”. Revisando las imágenes de la sesión se detectaron otros cinco “intrusos” más.