La protesta pacífica por el despido arbitrario de cinco trabajadores dio lugar a que el gobierno porteño, a través del director del Canal de la Ciudad, despidiera a otras 19 personas, sin más explicación que la de haber participado de una acción gremial. Lo hicieron a través de un mail, cuyo asunto era “Lunes 8: consecuencias”, en referencia a la permanencia pacífica que por unas horas habían realizado los trabajadores.

El despido por haber sido parte de una acción gremial fue acompañado por el cierre, hasta ahora temporario, del canal. Excepto los directivos, ningún trabajador –despedido o no– puede entrar. Hace nueve días que el único canal público de la ciudad de Buenos Aires repite contenidos, no tiene programas en vivo, no graba ni produce.

El jueves cerca del mediodía, los veinticuatro despedidos se paran frente a la persiana baja del canal de la Ciudad para mostrar que no bajan los brazos y aún están confiados en que “prime la racionalidad” que hasta ahora ha faltado. Miembros del Consejo Directivo de ATE, del Sipreba (el sindicato de prensa), del Satsaid (el de Televisión) y de la Defensoría de la Ciudad los acompañan en Guardia Vieja y Agüero.

Para poner un contexto, es necesario explicitar que el 90% de los que desempeñan tareas en el canal se encuentra empleado con contratos basura que tienen que renovar cada tres, seis o doce meses. Esta situación de precarización es la regla en todo el tiempo que el Pro lleva gobernando la ciudad.

El gobierno de Rodríguez Larreta, frente a los reclamos para terminar con la precarización laboral, responde con despidos lisos y llanos, y por mail. Sin indemnizaciones ni reconocimiento por el trabajo realizado. No esconde el motivo, a pesar de su patente ilegalidad, la explicación que encuentran los despedidos es que “buscan aleccionar”.

Mariana, por ejemplo, es productora desde hace más de siete años en el canal, se desempeñó en diferentes programas, muchos de ellos premiados, y en el último año era la responsable de La Agenda de Buenos Aires en su versión televisiva. También fue electa delegada de ATE capital por sus compañeros en la asamblea. Nada de esto impidió que fuera incluida en la lista de despedidos.

Mariana cuenta que “el director suspendió el diálogo hace unos tres meses. Decidió que no iba a hablar más con nosotros de todos los conflictos gremiales, y esa resolución fue tremenda, porque nos dejó sin interlocutores. Queríamos, y queremos, dialogar pero no tenemos con quien.”

A partir de la decisión de Eduardo Cura, director del canal, los trabajadores exigieron a través de diferentes actividades que él como funcionario se hiciera cargo de atender a los empleados del lugar que él dirige. “Es una responsabilidad que viene con el cargo. Sin embargo, nunca nos volvió a atender y, además, decidió que sus gerentes despidieran arbitrariamente a cinco personas. La mayoría de las veces adujeron que lo hacían porque la orden venía de arriba, que el despido no tenía que ver con su trabajo, es decir: sin causa. En otros casos con causas vagas, como que no daban con el perfil”.

La respuesta de la asamblea del canal frente a los despidos fue una permanencia pacífica el lunes 8. Como quedó registrado, continúa Mariana, “durante esa acción no hubo ningún tipo de incidentes. Era para pedir la reincorporación de los despedidos o, al menos, que se reviera en un ámbito oficial cada caso. Pero a los dos días llegó un mail con el asunto ‘Lunes 8: consecuencias’. Ahí se explicaba que a causa de los incidentes –que no existieron, que inventaron en ese mismo mail– se desvinculaba a 19 personas más. Este mail fue enviado a todo el canal y a otras dependencias del gobierno. O sea que el mensaje es muy claro, no sólo nos estigmatizan como violentos, sino que es un modo de disciplinar. Es irracional”.

Lo curioso del caso es que el conflicto lo desata la decisión de Eduardo Cura de suspender el diálogo con los delegados. La gran mayoría de los despedidos participaban activamente de las asambleas y estuvieron en la permanencia, “aunque algunos la ligaron de rebote”. Sin embargo todos coinciden en que el mail era muy claro, no se trata de hacer interpretaciones, además, en una mesa posterior de negociaciones Eduardo Cura reconoció abiertamente que el motivo de los despidos era exclusivamente gremial.

Los delegados Ezequiel Díaz y Mariana Giordano relacionan lo que pasa en el canal con lo que sucede en la villa 31, en la que despidieron a diez trabajadoras sociales por organizarse: “Están tratando de desarmar a las juntas internas que están más movilizadas. Es una decisión muy clara. Es parte de un plan mayor, porque está sucediendo en otras reparticiones del gobierno de la ciudad”.