Los vecinos del casco histórico de la Ciudad se comenzaron a movilizar por las redes sociales ante el hallazgo de restos arqueológicos de la Ciudad en una obra de Bolívar y Avenida Independencia. En las fotos que circulan por las redes se observan dos arcos que podrían pertenecer a la red de túneles construidos por los jesuitas en el siglo XVI y que nacen en la Manzana de las Luces.

A partir de este aviso público la ONG Basta de demoler, se comunicaron con la Dirección General de Patrimonio de la Ciudad e informaron a la titular, arquitecta Graciela Aguilar, de esta situación. Según la ONG, Aguilar tomó nota de quién está a cargo de la obra e irían a inspeccionar el lugar para verificar de qué tipo de construcción se trata. Por lo que se puede observar tanto podrían ser túneles como antiguos canales de desagües.

El arquitecto Carlos Blanco de la misma ONG contó a Tiempo Argentino que “hay antecedentes de que bajo tierra, en todo el casco histórico, hay restos arqueológicos. Por ejemplo, a fines del año pasado apareció una cisterna de la época de Juan Manuel de Rosas justo enfrente del Colegio Nacional Buenos Aires.” El problema que expresa Blanco es que no existe un mecanismo que obligue a que haya una inspección de manera paralela a la construcción de las obras en esta parte de la Ciudad. “El descubrimiento de restos arqueológicos hoy se delega a la voluntad de quien está excavando, que por lo general lo oculta” explica el arquitecto. Además agrega que el mismo proyecto de construcción del edificio “es cuestionado por los vecinos, por la altura de la torre y porque está pegada a una casa catalogada como patrimonio histórico”.

La historia de los túneles

El arquitecto y urbanista Gustavo Cañaveral da el contexto histórico de los túneles, tema que conoce profundamente ya que trabajó en la Manzana de las Luces desde muy chico. Es también testigo de la destrucción patrimonial de “estos túneles que iban al puerto viejo de la Boca donde, si excavás, aún encontrás restos y registros de aquellas obras”.

Los túneles de Buenos Aires nacieron en la Manzana de las Luces, donde hay un plano con la red de galerías realizadas por los jesuitas para conectar distintos lugares, cuenta Cañaveral. “La red era muy amplia, llegaba hasta el puerto y en otra dirección se dirige hacia el Congreso, hacia el colegio Otto Krause. Son túneles hechos a mano, con pico y pala. El objetivo era la conectividad y defensa y contrabando para evadir la aduana. Es una historia muy rica que se puede chequear en la misma Manzana de las Luces”.

“Es el secreto mejor guardado de los jesuitas –define Cañaveral, apasionado investigador del tema–. En 1776, luego de la expulsión de los jesuitas, el virrey de Buenos Aires expropió estas construcciones. En 1806, durante las Invasiones Inglesas fueron parte de la estrategia de la defensa de Buenos Aires. Como el virrey tenía esa información por ahí entraron tropas y en los patios de la Manzana de las Luces se congregaron los vecinos y por eso en los túneles hubo peleas y quedaron restos de los invasores”, precisa el arquitecto que conoce la memorias secreta de estas construcciones y da cuenta del valor patrimonial que poseen para la historia de la Argentina.

Alrededor de 1914, en la misma Manzana de las Luces, donde nacía la red de túneles, se comenzó su demolición al construirse la Facultad de Ingeniería. Previamente, en 1906, se hizo el relevamiento a través del cual se realizó el mapa exhibido en la Manzana. “Sin embargo, no hay un registro exacto de planos que previamente les diga a los constructores que van a hallar esos túneles, sino que al excavar se encuentran sorpresivamente con ellos”, explica Cañaveral al relacionar el tema con lo que pasa en la actualidad y la falta de un plan genuino que resguarde ese patrimonio.

Cañaveral lamenta reiteradamente la ausencia de una cultura de protección, ya que por esto desaparecieron varios túneles. Sin embargo, rescata que “en el actual contexto, la opinión pública es cada vez más favorable y los mismos vecinos llaman la atención sobre estos hallazgos. La normativa no los contempla. Somos una sociedad fagocitadora de nuestro patrimonio, en otros lugares del mundo, apenas se hallan este tipo de cosas se para la obra inmediatamente.”