Detrás de las cuantiosas ventas de autos del primer trimestre del año se esconde la sombra cada vez más preocupante de las importaciones, que ya rozan el 70% de las ventas totales de las concesionarias argentinas. 

El problema capta la atención incluso de los operadores locales que, más allá del beneficio inmediato, avisoran el avance de la producción extranjera en el país como un factor difícil de sostener en el largo plazo. 

El secretario General de la Asociación de Concesionarios (ACARA), Rubén Beato, agitó el avispero cuando informó en una entrevista radiofónica que el 68% de las 230.861 unidades que se vendieron en los primeros tres meses fueron importadas, en su mayoría desde Brasil, principal socio comercial de la Argentina. 

Consultado por Tiempo, Beato remarcó que además, la mayor parte de los importados fueron los autos más accesibles y por lo tanto los más demandados del mercado, lo que pone sobre el tapete el notable proceso de extranjerización del mercado vernáculo. 

¿El problema? Beato no dudó: “No se está cumpliendo con el flex”. El flex es la relación que expresa el acuerdo de intercambio comercial que firmaron Argentina y Brasil. En virtud de ese entendimiento, Brasil tiene derecho a venderle argentina U$S1,5 por cada dólar que recibe en importaciones argentinas. El garante de ese acuerdo debería ser el gobierno nacional, específicamente el Ministerio de Producción, a cargo de Francisco Cabrera, pero en esa dependencia “no están controlando”, indicó Beato. 

El empresario, como todos sus pares concesionarios, está aprovechando el momento de ventas inéditas pero asegura que siente preocupación de cara al futuro: “queremos un mercado nacional con trabajo nacional, vemos que la industria está cada vez más delicada y sabemos que nuestros clientes son los que cuentan con poder adquisitivo y capacidad de ahorro”, señaló. 

Las concesionarias no tienen relación con la órbita de Cabrera, a diferencia de las fábricas de las que dependen en forma directa. “Hay que ver el acuerdo con las multinacionales, que tienen mucho poder de presión y siempre ejercen esa posición frente a las administraciones. En el primer trimestre el problema se les escapó de las manos”, reflexionó el hombre de ACARA. 

En parte, el problema de que no se cumpla el flex se explica por el propio estatismo de Brasil, que en condiciones normales sería receptor del 60% de las exportaciones de autos argentinos. De cualquier modo la visión general es que “el 68% de importación es demasiado”, señaló la fuente. “El 60% históricamente fue importado y el 60 de lo producido acá es para exportación. Pedimos mayor interacción nacional”, concluyó. 

El presidente de ACARA, Dante Alvarez, tomó distancia de la polémica. En diálogo con este medio advirtió que “nosotros (los concesionarios) nos tenemos que ocupar de las ventas internas y dejar la cuestión del flex a las terminales”. 

Sin embargo reconoció que no son pocas las fábricas que están con problemas de “desequilibrios” en su comercio internacional: “quiere decir que hay empresas que están importando más de lo que deberían”, señaló Alvarez, que insistió en limitar la responsabilidad de las empresas vendedoras en relación con el tema. 

El empresario expresó que el flex “se va a controlar recién en el 2019” y apuntó que “algunas de las terminales están equilibradas como Volkswagen y Toyota” pero hay otras que no están equilibradas, es decir que el flex no les da exactamente como les tendría que dar en este momento pero lo pueden compensar, revertir”. 

En cualquier caso, Alvarez remarcó que “el que decide sobre la cuestión es el Estado, la facultad de control es del Estado, la autoridad es esa. Nosotros nos tenemos que ocupar de las ventas internas, después lo otro lo manejan las fábricas bajo control del Ministerio de la Producción. No somos quienes para decir si está bien o está mal”. 

Aunque las empresas coinciden en hablar de falta de controles y «desequilibrios», en el Estado aseguran que el problema es coyuntural y que incluso se mantiene dentro de los márgenes acordados con Brasil el año pasado. La posición oficial indica que el flex de U$S1,5 de importaciones brasileñas por cada dólar argentino «se estableció para un período acumulado 2015-2019» y agregó que «si bien hoy está levemente por encima permanece dentro del marco del acuerdo. La Secretaría (de Industria) realiza un monitoreo permanente del tema», que fluctúa «mes a mes», aseguró la fuente. «Algunos meses queda por encima pero otros por debajo», diferenció. En ese sentido, desde la dependencia gubernamental explicaron que la normativa previa al acuerdo del año pasado «era un drama para la industria, que tenía mucha incertidumbre y frenaba las inversiones». 

Las fuentes comerciales oscilaron entre la alerta y la moderación. Lo mismo ocurrió con los analistas. Desde la consultora ABECEB, de estrecha relación con el sector privado, consideraron que no existe irregularidad en el control del flex con Brasil. Según la fuente, las terminales “están en condiciones de importar la cantidad que quieran pero si superan el límite establecido en el acuerdo tienen que pagar aranceles sobre dichas compras con Brasil”. En ese sentido, “se verá si existe o no la falla de control del estado una vez que venza el acuerdo” con el país vecino el 20 de junio.

Otro especialista del mercado que eligió la reserva definió el aumento de las importaciones como “una locura que al gobierno se le escapó de las manos”. Este contacto diferenció que “la única empresa que cumple la relación hoy es Toyota”. En la vereda de enfrente destacó a Renault y FIAT entre las terminales más comprometidas y advirtió además que el caudal de compra está ocasionando fuerte impacto en la reserva de divisas del país.