«No es la primera vez que ocurre un incidente en la misma obra». Tampoco es la primera vez que se escucha esa frase dramática y angustiante en la esquina de Santa Fe y Sacalabrini Ortiz, corazón del barrio de Palermo, zona superpoblada a cualquier hora del día, donde se levantan por sobre muchos edificios los 35 pisos de la torre Vista Buenos Aires. «Las personas trasladadas están bien, están compensadas en los hospitales Fernández, Rivadavia y el pediátrico Gutiérrez, mientras el bebé rescatado fue llevado a la clínica Los Arcos», dice el doctor Alberto Crescenti, titular del SAME. Crescenti habla de 30 de los 50 afectados por el incendio desatado en la torre, mientras los bomberos siguen trabajando en el lugar para apagar el fuego y evacuar a los vecinos, en medio de una densa humareda. El bebé en pañales fue rescatado del piso 15 por un bombero. Lo bajó por el exterior del edificio atado a una cuerda, utilizando la técnica de rappel para llegar hasta el duodécimo nivel, donde lo espera la grúa. Minutos antes una joven de 20 años ya había sido rescatada también con una grúa, ante la imposibilidad de descender por sus propios medios del piso 13.

Pudo ser una tragedia. No lo fue de milagro. El incendio se desató al mediodía por un cortocircuito en la sala de máquinas del edificio inaugurado hace sólo un año y que, justamente por ser nuevo, tiene aun deshabitadas algunas de sus unidades. Trabajaron 50 ambulancias del SAME y un helicóptero. Más rápido que lo aconsejable por el sentido común, el Gobierno de la Ciudad confirmó que la torre cumple con todos los requisitos de seguridad, aunque las pericias continuarán durante varias horas.

«No es la primera vez que ocurre un incidente en la misma obra». La frase ya se había escuchado el 23 de abril del año pasado. Aquella mañana, tres obreros resultaron heridos de gravedad luego de que un tablero de durlock cayera por el viento sobre el montecarga en el que trabajaban. Desde la UOCRA afirmaron entonces que la construcción había sido ya denunciada dos veces ante la Dirección de Protección del Trabajo del gobierno porteño por incumplir con las medidas de seguridad correspondientes.

La empresa responsable es Riva S.A., ganadora de decenas de licitaciones en Buenos Aires desde la época en que De La Rúa era el intendente. La lista de obras que aparece en su página web incluye también el Metrobus de la 9 de julio y el de la avenida Juan B Justo, y entre los clientes aparecen YPF, Aerolíneas Argentinas y la Asociación Civil Club Boca Juniors, además de las provincias de Salta, Córdoba, Santa Fe, Neuquén y San Luis. Paradójicamente, Riva S.A. fue la encargada de construir el actual edificio del SAME, en Parque Patricios, que fue inaugurado por Mauricio Macri a mediados del 2009. Nunca se investigó por qué la obra que fue adjudicada por un valor de 6 millones de pesos terminó costándole el triple a la Ciudad.

Algunos aseguran que la falta de precisiones sobre determinadas irregularidades que presentaría Riva S.A. tiene que ver con la amistad entre Mauricio Macri y el titular de la empresa, el ingeniero Santiago Riva. Se conocían de antes pero se hicieron muy amigos en 1996, cuando el actual presidente de la Nación les confió la construcción de la nueva tribuna oficial de Boca Juniors, adecuación de obras laterales y otras importantes obras anexas como el foso perimetral de la cancha y la nueva sala de prensa, entre otras. Según consta en la página oficial de la empresa, “se realizó en un plazo de tiempo récord, de menos de 120 días corridos”.

La buena relación entre Macri y Riva siguió de la mano de las obras: el Teatro Colón, el Centro Cultural San Martín y las ya mencionadas del Metrobus. Un jefe comunal del PRO bromea sin muchas ganas: “Esas últimas provocaron denuncias por sobreprecios por 200 millones de pesos. Pero todos saben que la constructora tiene más experiencia en litigios judiciales que en obras y más abogados que ingenieros”.