Podría haber sido una película (o la vida) de Woody Allen, pero la realidad, como se sabe, suele superar a la ficción. Resulta que en Rosario, una mujer de 33 años, que estaba casada con un señor bastante mayor que ella, quedó viuda. Tiempo después, la mujer, cuya identidad no trascendió, volvió a enamorarse. La sorpresa ocurrió cuando se supo que su pareja era la hija de su ex marido ya fallecido, de 32. Y que querían casarse: en las últimas horas, un juez de familia autorizó la formalización del matrimonio, luego de que desde el Registro Civil se lo impidieran.

El juez Ricardo Dutto avaló la decisión de la pareja tomando como punto central la Constitución argentina, que “garantiza a todo ciudadano el derecho de procurar su propia felicidad”.

Ante la postura del Registro Civil, desde donde se negaron basándose en un artículo del Código Civil que impide el casamiento cuando haya “parentesco en línea recta en todos los grados”, Dutto detalló por qué no era correcto impedir el matrimonio: «La hija y la esposa jamás mantuvieron un vínculo de madrastra e hijastra, pero a poco del fallecimiento del hombre se acercaron, se conocieron y nació un gran afecto. Luego, se pusieron de novias y desearon casarse. De hecho, actualmente conviven”.