En las primeras horas del sábado, los vecinos, trabajadores de la fábrica y sus familias que permanecían en el acampe a las puertas de la fábrica SIAM fueron violentamente reprimidos por la policía. En el lugar también había referentes políticos y sociales que se habían acercado para acompañar a los trabajadores. 

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La orden de desalojo había llegado a las 20 horas bajo la firma del juez Luis Carzoglio. El mismo viernes, al mediodía, se había realizado una reunión extra oficial con el letrado, la empresa, integrantes del sindicato, los delegados de los trabajadores de la fábrica y cuatro de los despedidos con sus abogados. Les pedían que levanten el acampe, como los trabajadores se negaron, les dieron unas horas «para pensar». 

«Ellos nos pedían buena voluntad, algo que siempre tuvimos. Nosotros levantamos el primer acampe del lunes 12 porque supuestamente estábamos en conciliación obligatoria y tenían que llamar de nuevo a los despedidos. No cumplieron y volvimos con la medida, pero nosotros siempre tuvimos buena voluntad y los que incumplen siempre son ellos», expresó a Tiempo Argentino, la delegada Elais Vega minutos antes de comenzar una nueva reunión con sus compañeros a puertas de la fábrica metalúrgica. «A la empresa no le exigen nada, a nosotros sí», agregó. 

«Nosotros decidimos no levantar, es lo único que tenemos para luchar por los puestos de nuestros compañeros y ser parte de la audiencia. Lo que pasó es un escándalo porque sucede en plena conciliación obligatoria», continúa Vegas. 

Cuando llegó la orden de desalojo, diputados, dirigentes sociales y referentes de Derechos Humanos se acercaron al lugar para evitar cualquier hecho de violencia. No pudieron. 

«A las 12 más o menos llevaron adelante la orden. La policía avanzó, hay compañeros con balazos de goma, fisuras en los brazos, nos costó recuperarnos del gas que nos tiraron. Eran menos que nosotros pero estaban armados y con gases», cuenta Vegas. «Ahora al mediodía discutiremos cómo seguir, los compañeros que se recuperaron están llegando para esta reunión, pero nosotros sabemos que vamos a seguir peleando», finalizó. «Vamos a acudir a metalúrgicas de la zona para pedir a la UOM que nos acompañe en esta lucha», finalizó la dirigenta. 

La empresa que fabrica heladeras reabrió en 2014 y hoy quedan alrededor de 60 empleados. 

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