La amenaza declarada era la lluvia. El pronóstico había anunciado fuertes precipitaciones para la noche del sábado y el cielo encapotado subrayaba los peores augurios. Minutos antes de comenzar el show la garúa comenzó a engordar a pasos acelerados y todos imaginaron una noche pasada por agua. Pero no. Depeche Mode salió al escenario segundos antes de las 21, el grifo celestial cerró de golpe y no volvería a abrirse hasta las primeras horas del domingo. La conspiración de los cúmulus nimbus había naufragado y se abría el paso a una noche inolvidable. En ese momento nadie imaginó que lo que pondría en jaque al show no iba a ser el clima.

Cinco factores que marcaron la presentación de Depeche Mode en el Estadio Único de La Plata, el sábado 24 de marzo:

1) A favor: Dave Gahan. Dominó el escenario y cantó con solidez y oficio. Nunca fue un virtuoso, pero administra muy bien sus recursos y el color de su voz le da una profundidad extra a las canciones. Entiende muy bien de qué se trata esto de hacer música en vivo para las masas. Desplegó un personaje entre zumbón y lascivo –lo de refregarse el pie del micrófono en las partes es viejo, pero parece que sigue convocando– y acaparó todas las miradas. Alterno baile, trompos sobre su eje a alta velocidad y más de una vez recorrió la pasarela que lo acercaba al corazón del estadio. No propuso una relación de ida y vuelta con el público, pero le alcanzó con su voz y carisma. El detalle del bigote extra fino le dio carnadura pilosa a su personaje y ensanchó su tono herético.

2) A favor: Martin Gore no tiene el carisma ni el despliegue de Gahan. Pero es el corazón y la creatividad de Depeche Mode. El público lo sabe, lo siente y se lo transmite. Desde la guitarra o desde los teclados, Gore dirige a la banda y siempre la llevó a buen puerto. Asumió la voz principal en «Insight» –versión de piano y voz–, «Home» –con el público cantando a pleno– y en la versión descarnada de «Strangelove». Cada vez que ganó protagonismo llegó la ovación de todo el estadio.

3) A favor: la banda. Depeche Mode son Gahan (voz), Gore (guitarra, teclados y voz) y Andy Fletcher (teclados, no muy emotivo, pero fundamental en la arquitectura sónica del grupo). Pero a ellos se suman Peter Gordeno (teclados y bajo) y Christian Eigner (batería). Juntos forman una unidad dinámica que puede ejecutar con efectividad las diferentes facetas del grupo: la más bailable y ligera –»Everything Counts «–, el gospel blues electrificado –»I Feel You», «Personal Jesus»–, las joyas etéreas –»Precious»– y la electrónica espesa y ominosa –»It’s no Good»–, entre otras.

4) Según cómo se mire: la lista de temas. La primer mitad del show –calculada a groso modo– no tuvo el pulso y la adrenalina de un típico show de estadios. Pongámoslo en estos términos: Depeche Mode tiene un ropero de grandes canciones y una puerta de hits globales. El grupo de Basildon eludió el camino más fácil y le dio más protagonismo del imaginado a temas de «Spirit» (2017) –último disco y excusa de la gira–, de «Ultra» (1997) y de «Playing the Angel» (2005). Nada mal desde lo musical, pero es verdad que bajó un poco la tensión de aquella primera parte del show. Los hits y la adrenalina eran sólo una cuestión de tiempo y aparecieron de la mano de «Stripped», «Enjoy The Silence» y «Never Let Me Down Again», entre otros. Y los bises no dieron respiro y dispararon todavía más el fervor general de la mano de «Strangelove», «Walking In My Shoes», «A Question Of Time» y «Personal Jesus».

5) Se complica todo: las pantallas y el sonido. Cuando promediaba el tercer tema –»Barrel of A Gun»– las pantallas pasaron a mejor vida y –más allá de un efímero intento– nunca volvieron a funcionar. Tanto las laterales como la del fondo del escenario. El público se vio obligado a transitar casi toda la noche sin herramientas fundamentales en la mecánica de cualquier show moderno de estadios. No fue feliz que el grupo no diera explicaciones de lo que pasaba y siguiera el show como si nada. Alguna palabra oportuna y/o gesto de empatía le habría dado otro tono y atmósfera a una circunstancia muy negativa. El sonido también despertó quejas, pero menos contundentes. En algunos sectores del estadio no llegó con la potencia y claridad necesarias. Una lástima. Fueron dos horas de un show condicionado por los problemas técnicos que 45 mil personas no pudieron disfrutar en toda la dimensión que merecían.

Lista de temas: «Going Backwards», «It´s No Good», «Barrel of a Gun», «A Pain That I´m Used To», «Useless», «Precious», «World In my Eyes», «Cover me», «Insight», «Home», «In Your Room», «Where´s the Revolution», «Everything Counts», «Stripped», «Enjoy the Silence», «Never let me Down Again». Bises: «Strangelove», «Walking in my Shoes», «A Question of Time», «Personal Jesus».