La salida de Alfonso Prat Gay al frente del Ministerio de Hacienda fue anunciada este lunes por la mañana en conferencia de prensa por el jefe de Gabinete Marcos Peña. En un contexto de estancamiento económico e industrial su despido implica un reconocimiento por parte del ejecutivo sobre el empantanamiento del plan económico.

Al mismo tiempo se trata de un avance del ala monetarista que ocupa el BCRA en la larga pulseada que caracterizó al último año en el seno del equipo económico. Federico Sturzenegger insistió semanas atrás acerca de la imposibilidad de controlar la inflación sólo con políticas monetarias y sin acompañamiento de la política fiscal en clara alusión a la gestión de Prat Gay. Este, por su parte, venía criticando al presidente del BCRA por las altas tasas de interés que, según sostenía, operaban de ancla para una reactivación de la economía.

Los últimos datos del estimador mensual de actividad económica (EMAE) mostraron una caída del 3,7% interanual, la variación del PBI del tercer trimestre fue del 3,8%; la desocupación llega a un 8,5% con picos de dos dígitos en los principales centros urbanos e industriales. El Estimador Mensual de la industria (EMI) en octubre mantuvo su fase descendente con un derrumbe del 8%. La inflación anual supera el 40% y se consolidó una caída del salario superior al 10% con fuerte impacto en el consumo que caerá por encima del 4% en general y con fuerte impacto en supermercados y shoppings en particular con cifras de entre el 10 y el 15%.

La quita de las retenciones a los productos agrícolas y la devaluación el sector externo no sirvieron para estimular las exportaciones en un contexto de retracción del comercio internacional pero recalentaron la inflación y afectaron gravemente la recaudación fiscal.

Así, el déficit fiscal que habían prometido reducir con relación al 2015, por el contrario, podría llegar al 5,6% si no se tomara en cuenta, como pretende el ejecutivo, el ingreso de dólares por el blanqueo de capitales.

Se trata de un fracaso del ajuste incluso desde el punto de vista de los que pregonan esa política toda vez que no fue capaz de lograr un ordenamiento la economía en esos términos de austeridad.

El ministro saliente, vale decirlo, apeló a un fuerte endeudamiento externo. Entre Nación y Provincias, durante 2016, se tomaron créditos externos por un valor superior a los 40 mil millones de dólares.

Con todo, el nombramiento del nuevo ministro de Hacienda Nicolás Dujovne, implica un reforzamiento del sector más proclive a profundizar la austeridad toda vez que el propio economista remarcó una y otra vez, en su rol de columnista en el diario La Nación y el canal TN, su posición de imponer un mayor ajuste fiscal y abandonar el “gradualismo”.

Por caso, recientemente aseguró que todavía falta reducir un millón de puestos en el sector público para lograr los objetivos de déficit fiscal y, ante el nuevo escenario creado por el triunfo de Donald Trump, recomendó recurrir nuevamente a un empréstito con el Fondo Monetario Internacional de 25 mil millones de dólares.

Así las cosas, junto con el despido de Isela Costantini al frente de Aerolíneas Argentinas la semana pasada, el gobierno busca enfrentar 2017 con un equipo renovado que, lejos de abandonar la política de ajuste que lo caracterizó durante 2016, apriete el acelerador dejando atrás todo rasgo de lo que llaman “gradualismo”.