Fue el fotógrafo presidencial Víctor Bugge quien lo invitó a salir al balcón de la Casa Rosada con una réplica de la Copa del Mundo. Buscaba reeditar una histórica foto de 1986, cuando Raúl Alfonsín recibió al plantel campeón del Mundial en México. Esta vez no había una multitud en la Plaza de Mayo, apenas un puñado de curiosos que miraban desde abajo. Y a la copa la había comprado el propio Bugge por Mercado Libre. Eso no le importó a Diego Maradona, que disfrutó cada segundo de su estadía en el histórico balcón y hasta se animó a hablarle a la Plaza, pese a que no le acercaron un micrófono: «Volvimos. Macri nunca más, que se vaya a vivir a Tailandia». Testigos del momento contaron a Tiempo que costó sacar a Diego del balcón.

«Fue muy hermoso volver a asomarme al balcón de la Casa Rosada, como lo hicimos con los muchachos de la selección en 1986 y en 1990. En 1979 no nos dejaron ni asomarnos», puso unas horas después de la visita Maradona en su cuenta de Instagram. Los guiños entre el Diez y el presidente Alberto Fernández ya habían arrancado hacía una semana, en una conversación telefónica. El presidente, vale recordarlo, es hincha de Argentinos Juniors, club en el que el mejor jugador de todos los tiempos se formó y en el que debutó en Primera. También fue un 26 de diciembre, en ese entonces como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, que Alberto estuvo presente en la reinauguración del estadio de Argentinos, que lleva por nombre Diego Armando Maradona. Casualidades del calendario y de la vida.

Durante la visita a la Casa Rosada Diego firmó camisetas y pelotas para distintos miembros del gobierno, entre ellos el ministro de Economía, Martín Guzmán, hincha de Gimnasia La Plata y visiblemente emocionado por conocer en persona al actual técnico del Lobo. Durante la charla, Diego y el presidente contaron anécdotas sobre Roberto Perfumo, ex defensor de la selección y secretario de Deportes durante la gestión de Kirchner. Ambos guardan un gran recuerdo de Perfumo y se rieron de una anécdota común entre el Mariscal y Diego, que a los 16 años sufrió una dura patada del zaguero pero en lugar de reclamar por la infracción terminó pidiéndole disculpas. Ese, suele recordar Maradona, era el respeto que generaba Perfumo. En el anecdotario también apareció Fidel Castro, quien estaba enloquecido con cómo hacía el Diez para pegarle con esa precisión a la pelota. El ex capitán argentino contó que durante su estadía en Cuba, Fidel era capaz de visitarlo en la madrugada para intentar descubrir los secretos de su pegada. «¡Hasta hacía poner a su guardia personal de barrera! ¡Los pobres soldados no agarraban una, si alguna vez habían visto una pelota era de béisbol, no de fútbol!», rememoró Diego según relató a Tiempo un testigo de la charla.

Durante la reunión, Maradona volvió a expresar su apoyo y disposición para colaborar con este gobierno que asumió el pasado 10 de diciembre. Y tiró sobre la mesa una vieja idea para recuperar los potreros en la Argentina, en un contexto en que 6 de 10 niños en el país son pobres. Si bien no fue con un proyecto por escrito y ya armado, las intenciones de Diego pueden ingresar dentro del plan Argentina contra el Hambre, en el que distintas personalidades fueron invitadas a participar por Alberto Fernández. Maradona se mostró dispuesto a ser la cara visible de alguna actividad o incluso a subastar algún objeto de su colección personal para recaudar fondos.