Las colocaciones de letras por parte del gobierno en las últimas dos semanas fueron una señal de alto valor simbólico. Los $ 38 mil millones obtenidos en las licitaciones del viernes 20 y el viernes 27 de este mes significaron los primeros contactos exitosos con el mercado desde fines de julio. Además, las tasas pedidas por los inversores (44% y 43%, respectivamente) fueron entre 15 y 20 puntos porcentuales menores que las de aquella ocasión.

El dinero conseguido sirvió para saldar buena parte de los vencimientos en pesos programados para este fin de año. Entre ellos se destacan el pago de intereses del Botapo, por $ 24.300 millones, devengados el lunes 23; y las Lecap y Letes de este lunes 30, por $ 35.500 millones.

La salida al mercado no fue espontánea ni a la descubierta, sino el fruto de cuidadosas negociaciones con fondos de inversión que tienen en su cartera buena parte de los títulos de la deuda pública. En el mundillo financiero se da por cierto que Pimco, el fondo estadounidense que forma parte del grupo Allianz, suscribió una suma millonaria en Letes para facilitar el pago de intereses del Botapo, del que es su principal tenedor; en otras palabras, aceptó diferir su cobro hasta junio de 2020.

Así y todo, el regreso a los mercados y la consecuente posibilidad de hacer rollover (tomar préstamos para pagar los que van venciendo) es una buena noticia para un gobierno que en el primer semestre del año que está por comenzar debe afrontar pagos de deuda por U$S 24.300 millones, según la estimación de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Si se computaran también las deudas intraestatales (que seguramente serán refinanciadas), los compromisos totales entre enero y junio superarían los
U$S 45 mil millones. «Hay un consenso entre los analistas de que el statu quo en términos de vencimientos de deuda no es sostenible más allá de 2020 si Argentina continúa excluida de los mercados de deuda», señala un documento del Instituto del Trabajo y la Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala, explicando la necesidad de este tipo de emisiones.

Variedad de tácticas

La vuelta al mercado ha sido sólo una de las herramientas de un gobierno que en menos de tres semanas de gestión ha dado muestras de una variedad de tácticas para enfrentar el tema de la deuda, que el presidente Alberto Fernández consideró un «condicionante» para el desarrollo del país.

En última instancia, la cuestión se definirá con una renegociación integral a largo plazo. Con ese tema como eje central de la discusión, para después de las Fiestas se espera una visita del Fondo Monetario Internacional. La delegación será encabezada por Luis Cubeddu, el venezolano que reemplaza a Roberto Cardarelli, anterior jefe de las misiones a la Argentina. Con nuevos negociadores, lo que estará sobre la mesa es cómo implementar la receta de «crecer para pagar», que el presidente proclamó en su campaña electoral, y cuál será el rol del FMI en esa nueva etapa.

Mientras tanto, el gobierno dio señales de que usará otras herramientas. Por ejemplo, la financiación intraestatal. La Ley de Solidaridad Social lo habilitó a echar mano a U$S 4571 millones de las reservas del Banco Central, para aplicar únicamente al pago de obligaciones en deuda extranjera. En el mismo sentido, se emitió una letra intransferible con vencimiento en junio próximo a nombre del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses por $ 76.323 millones, para pagar una suma similar que vencía esta semana.

A ello se suma el reperfilamiento de las letras en dólares que vencían en los próximos meses y cuyo pago fue postergado hasta el 31 de agosto venidero. La medida, que sólo abarca a los inversores institucionales (excluye a las personas físicas), permitirá posponer vencimientos por U$S 9000 millones.

«No estamos dando un tratamiento diferenciado a la deuda en dólares», dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán, en un breve encuentro de fin de año con el periodismo. Como señal para los inversores, ya se disparó el procedimiento administrativo para abonar en los dos últimos días del año los intereses de los bonos Discount y Centenario, además de varias series de Bonar, por algo más de U$S 1300 millones. «