A dos semanas del comienzo de los Juegos Olímpicos, la seguridad de los mismos sigue en el ojo de la tormenta. Hoy, las autoridades brasileñas detuvieron a diez personas en una operación antiterrorista realizada entre San Pablo y Paraná, según informó el Ministro de Justicia, Alexandre de Moraes.

«Algunos tuvieron al menos un contacto con el Estado Islámico para una especie de bautismo, para un juramento de lealtad», indicó el ministro. Si bien no se pudo corroborar la amenaza directamente a los Juegos Olímpicos, su pertenencia a este grupo terrorista y la cercanía del evento deportivo levantaron las alertas de los organismos de seguridad tanto de Brasil, como de todos los países involucrados en los Juegos. Por eso, la OTAN, Argentina y otros países prestarán fuerzas de seguridad en suelo brasileño durante todo agosto.

«Se trata de una supuesta célula terrorista, una primera célula, que pasó de mensajes sospechosos por internet a actos preparatorios de un supuesto atentado. Los detenidos tuvieron al menos un contacto con el Estado Islámico (EI)», dijo el ministro en una rueda de prensa.

Las autoridades venían vigilando a los miembros de ese grupo desde hace algunas semanas, debido a que intercambiaban mensajes y videos en los que exaltaban al EI, y aumentaron los controles tras descubrir contactos directos con esa organización terrorista.

Además, este grupo había establecido negociaciones vía internet con vendedores de armas clandestinos que operan en Paraguay, con la intención de obtener al menos un fusil AK 47, aunque no se constató ninguna compra.

La detención fue ordenada una vez que, en sus mensajes, los miembros del grupo acordaron comenzar «entrenamientos en artes marciales y tiro», lo cual fue interpretado por las autoridades como una amenaza real y el inicio de «preparativos» de un posible acto terrorista durante los Juegos Olímpicos.