Después de una tarde de intensas negociaciones que atravesaron todos los bloques, se aprobó por unanimidad la importación y producción medicinal de aceite de cannabis y la creación de un registro de usuarios, cuya redacción fue el núcleo del debate en los pasillos del Congreso. Es que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se oponía al autocultivo, las familias que producen este aceite como parte del tratamiento de distintas enfermedades, explicaban insistentemente a los diputados la necesidad de seguir contando con este producto. Es que hasta que el Estado y los laboratorios puedan producir de manera legal el aceite se estima que pasarán cinco años.

El proyecto que se debatió hoy nació de la comisión de Seguridad que preside Luis Petri, de UCR Cambiemos, y no de la de Salud, que encabeza Carolina Gaillard del FpV. Es por eso que tiene una impronta punitiva en vez que de expresar las necesidades de las familias que impulsaron esta ley desde un principio.

Si bien no se consiguió incluir la posibilidad de autocultivo para producción propia, tal como esperaban las familias y las ONGs presentes en el Salón de Pasos Perdidos, la redacción de la ley al respecto del registro de pacientes se espera que pueda funcionar como un freno a las fuerzas de seguridad y las instancias judiciales para que si bien no quedó legalizado el cultivo, tampoco se penalice.

Es que el artículo ocho, eje del debate, estableció un registro nacional voluntario de pacientes que dependerá del Ministerio de Salud familiares usuarios del aceite para poder acceder a él de manera gratuita, siempre que acrediten alguna de las enfermedades contempladas.

Las artífices de esta ventana de escape fueron Gaillard, Victoria Donda del FAP y Araceli Ferreyra de Peronismo para la Victoria. Las tres, pero en particular Gaillard, fueron las que estuvieron mano a mano trabajando sobre la modificación de los artículos para evitar la penalización de las familias dependientes del aceite. Por el contrario, los diputados de Cambiemos estuvieron al teléfono con el ministerio de Seguridad para tranquilizar a Bullrich que temía que la palabra “cultivo” quedara escrita en una ley nacida del oficialismo.

Los representantes de las organizaciones a favor de la producción propia del aceite explicaban que si se establece un registro de usuarios y no de cultivadores, se fomenta la compra venta de canabis. “Si no se regula el cultivo, se extiende la venta, aparecen los vivos que venden aceite rebajado y se promociona el mercado negro”, señalaron a Tiempo.

El proyecto aprobado este miércoles también autoriza a investigar las propiedades terapéuticas de esta sustancia para atacar patologías como, por ejemplo, la epilepsia refractaria.

Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva explicó a Tiempo que: “el proyecto original nos dejaba completamente afuera porque cultivamos para tener extractos elaborados por nosotras mismas para nuestros hijos”. “Queremos poder cultivar, que armen un registro madres que cultivan, que pidan historia clínica, que venga a mi casa, lo que quieran, pero que nos dejen cultivar, porque hoy por hoy, hasta que la medicina o la comunicad científica logre un extracto o fitomedicameto para que podamos acceder a él, va a pasar mucho tiempo, no podemos esperar, no estamos en condiciones. Nosotras hemos resuelto el problema con nuestro cultivo, y ahora nuestro problema pasó a ser el Estado”, argumentó.

“El gobierno nos deja en un estado de indefensión al arrojarnos a la clandestinidad. Queremos que nos blanqueen, que nos legalicen para que no nos requise la policía. Somos madres que cultivamos marihuana. Nos proponían que importemos aceite, desde una perspectiva mercantilista. Además, hay un solo aceite que sirve para un grupo minúsculo y la cannabis tiene propiedades para todas las enfermedades, tales como epilepsia o parkinson, es paliativa para el cáncer; alivia dolor mejora el sueño, reduce espasmos musculares, es protector neuronal, mejora para todas las neuropatologías y las patologías degenerativas como la desnutrición que provoca el hiv. Es una fitoterapia complementaria, no queremos patear la industria farmacéutica, pero junto con eso hay patologías que se pueden tratar con esta alternativa natural, eficaz y segura porque no tiene dosis tóxica ni los efectos adversos de los anticonvulsionantes que les veníamos dando a nuestros hijos. Y además es porque lo tengo en el patio de mi casa. Permitir que la gente cultive es democratizar el acceso medicina realmente eficaz”, sostuvo Salech.

Ahora deberá ser girado para su tratamiento en el Senado.