La Cámara de Diputados funcionó el martes de una forma inédita en el contexto extraordinario que atraviesa el país debido a la pandemia, con la puesta en marcha en un momento de dos sesiones que parecían paralelas donde primó la ambigüedad en el discurso político, la doble interpretación del reglamento parlamentario y un fuerte trasfondo político donde un llamado telefónico del ex presidente Mauricio Macri habría dinamitado la negociación.

Por un lado, el oficialismo logró el consenso de la mayoría de los bloques parlamentarios y consiguió renovar por segunda vez el Protocolo de Trabajo Remoto en la Cámara Baja para sesionar de manera mixta, como lo viene haciendo desde que se decretó el Aislamiento Obligatorio en el país por coronavirus. Mientras se daba la discusión, antes de que comience la sesión, el interbloque de Juntos por el Cambio ocupó por varias horas el recinto bajo el reclamo de sesionar de manera presencial que terminó con el anunció de recurrir a la justicia para impugnar la validez de la sesión que se desarrolló horas después.  

La jornada llena de “rosca política” con picos de tensión, comenzó a las 11.40 de la mañana en la reunión de Labor Parlamentaria en la que el presidente de la Cámara, Sergio Massa, después de 8 horas de negociación, logró extender por 30 días más el reglamento del protocolo de trabajo para el funcionamiento remoto con el apoyo de jefes de los bloques e interbloques: Federal, Unidad Federal para el Desarrollo, el Frente de Izquierda y el Movimiento Popular Neuquino. 

Juntos por el Cambio no firmó el acta y los 94 diputados que asistieron desde distintos puntos del país al Congreso ocuparon el recinto y los lugares preparados en los palcos para sesionar de manera presencial argumentado la invalidez de la sesión: “El protocolo está caído desde el 6 de agosto y para renovarlo hace falta consenso mayoritario”, señaló Mario Negri, el jefe del interbloque opositor en conferencia de prensa.  A continuación, comentó: “Nosotros vamos a ingresar al recinto, ocuparemos las bancas, nuestros legisladores harán uso de la palabra, y deben registrarse sus presencias porque así lo indica el reglamento”, anunciando que “irán a la justicia a impugnar la convocatoria”. 

Tras las declaraciones de los opositores, Massa salió a explicar la situación y a marcar la firme postura del oficialismo parlamentario: “La incomprensión de un sector no va a detener el funcionamiento de la democracia”, disparó y explicó a la prensa, luego de la reunión de labor, que “la mayoría de los diputados de esta Cámara, porque ya hay quórum, están dispuestos a seguir trabajando de manera mixta. Pero, además, a lo largo de la tarde se le ha ofrecido a los bloques que quieren sesionar de manera presencial que lo hagan sin obligar al resto. Y aparecía la idea de condicionar de que algunos temas tienen que estar todos los diputados, sabiendo que en esta Cámara no hay espacio físico y tampoco se había dispuesto la mudanza del parlamento a otros lugares”. 

“Desgraciadamente, a lo largo de estas ocho horas, a pesar de que por momentos parecía que había consenso unánime de todos los bloques, uno de los bloques de esta Cámara no ha arribado al consenso para participar de la sesión de manera mixta, aduciendo que quieren sesiones presenciales y condicionar la agenda parlamentaria”, puntualizó el presidente de la Cámara baja, quien además deslizó: “Transcurría todo con absoluta normalidad, pidieron un cuarto intermedio, se fueron y volvieron con que no acordaban nada. Pareciera que de golpe, de algún lugar lejano, vino la orden de que no sesionaran».

Luego de los tironeos políticos, la sesión que estaba pautada para las 13 terminó  comenzó pasadas las 19  – luego de dos prórrogas de horario- cuando Massa bajó al recinto con algunos diputados del oficialismo mientras el resto de los presenciales se distribuyó en los palcos y despachos. El resto de los legisladores – muchos conectados a la plataforma remota desde el mediodía- aguardaba con cierta ansiedad en las pantallas led ubicadas en el hemiciclo bajo la modalidad “virtual”.  

La sesión de alto voltaje comenzó con 133 diputados del Frente de Todos y  el resto de los bloques que refrendó el protocolo y, por más de seis horas, legisladores de todos los bloques continuaron con el tema en el recito dilatando el tratamiento de los proyectos que estaban en el temario de la sesión: modificación a la ley federal de pesca para aumentar multas a los buques que ejercen la actividad de manera ilegal en el espacio marítimo del país y  la asistencia a la recuperación económica del sector turístico nacional.  

La fotografía por esas horas del recinto mostraba una gran cantidad de representantes en sus bancas que aparentaba que se estaba llevando adelante una sesión presencial, pero lo cierto es que los legisladores de Cambiemos no figuraban entre los conectados al VPN de la Cámara por lo que en términos reglamentarios sus expresiones no tenían validez.  Pero tampoco estuvieron conectados los tres diputados nacionales de Consenso Federal y los dos monobloques de socialistas santafesinos que aclararon que no dieron quórum en repudio de la grieta generada entre el oficialismo y Cambiemos. 

«No nos van a arrastrar ni Massa ni los extremistas de ‘Cambiemos’, que no son capaces de acordar reglas mínimas de funcionamiento», enfatizó el titular del bloque Consenso Federal, Alejandro ‘Topo’ Rodríguez.  

A las 1.21 de la mañana se retiraron del lugar recordando que todo lo tratado en la sesión sería impugnado en la justicia. Para ese momento la imagen del recinto era casi la de una totalidad “virtual” y se comenzó a tratar la iniciativa apuntada al sector turístico que venía con sanción del Senado. Tras otras largas horas de debate, las 4.03 de la mañana con 127 votos positivos y 2 abstenciones, la Cámara Baja la convirtió en ley y avanzó con la sanción de la modificación de la ley de pesca, aprobada por unanimidad a las 5.05 de la mañana. Con los votos del Frente de Todos y partidos minoritarios de la oposición que giró al Senado para su revisión.